Tània Verge i Mestre (Reus, 1978) desde hace nueve meses que ha dejado su tarea como docente e investigadora a la Universidad Pompeu Fabra para unirse en las filas del nuevo Govern de la Generalitat, Estrenando el cargo de consellera de Igualtat y Feminismes ha asumido el reto de crear una conselleria desde cero. Nuevo cargo, nuevo equipo y, ahora, nuevos presupuestos para trabajar en uno de los ejes que este Govern quiere priorizar: la transformación feminista. "La existencia de la conselleria ha permitido que doblemos los recursos que históricamente se han destinado a este ámbito", celebra a la consellera, quien en menos de un año ya ha presentado nuevos proyectos que van desde la salud sexoafectiva a la lucha contra el racismo.

Foto: Sergi Alcàzar

El Govern ha mantenido desde el principio de la legislatura la transformación feminista entre sus prioridades. ¿Por qué nace este compromiso?

Las prioridades siempre son políticas. Este Govern se ha comprometido que uno de sus ejes de trabajo, junto con la transformación democrática, la social y la verde, sea feminista. Eso quiere decir impregnar de feminismo el conjunto de actividades del Govern. Nuestra máxima es: "No hay libertad sin igualdad". Cuando tenemos garantizada esta igualdad es cuando tenemos la libertad de ser, de poder hacer, de poder expresarnos libremente. Esta es la máxima desde donde construimos y que creemos que es indispensable para el país.

La transversalidad es un eje que desde su creación la conselleria ha reivindicado. ¿Cómo se está gestionando el trabajo transversal con otras conselleries?

Las políticas feministas, para nosotras incorporan todo el enfoque interseccional; son antirracistas, son transinclusivas, son por definición transversales, todas. Por lo tanto este trabajo transversal para que el Govern haga políticas feministas afecta al conjunto de los departamentos. Tenemos establecidos diferentes mecanismos, como comisiones interdepartamentales; en algunos casos están todos los departamentos, en otros solo los que les afecta una política concreta. Por ejemplo, en la estrategia nacional de derechos sexuales y reproductivos, tenemos una comisión interdepartamental donde hay nueve departamentos. Si cogemos el ámbito de las violencias machistas, en este caso hay una específica con el Departament de Interior porque es un ambito en el que tenemos que ir de manera muy coordinada. Cuando hay una denuncia o una situación de emergencia se activan todos los servicios, desde Emergències, que depende de Salut, la respuesta de Mossos d'Esquadra y todos los servicios de la red especializas de Igualtat y Feminismes, de atención y recuperación para las mujeres.

¿Se prioriza algún departamento en concreto?

No es que haya un departamento prioritario. Nosotros, como todas las políticas tienen que ser feministas o han de tener esta transversalidad de género bien incorporada, tenemos que trabajar con todos los departamentos y todos los departamentos lo entienden así también.

Un ejemplo de colaboración entre conselleries que ponía era en el ámbito de los derechos sexuales y reproductivos y hace poco adoptasteis la medida de distribuir copas menstruales a los institutos. ¿Qué busca esta medida?

Esta medida, que se incluye dentro de la estrategia nacional de derechos sexuales y reproductivos, va mucho más allá de repartir una copa. Se trata de enmarcarla en la coeducación, especialmente en lo que es la educación en sexualidades, la cual implica el conocimiento del propio cuerpo. Las relaciones afectivas y sexuales también, pero empezamos por nuestro cuerpo. Que no hayamos de aprender de la menstruación —como hemos sufrido muchas de nosotras— cuando nos ha llegado o hablando con las amigas o leyendo por aquí y por allí, pero no sabíamos exactamente qué era. Todavía nos cuesta identificar qué es normal y qué no, si hay dolor o por qué. Por lo tanto, el hecho de distribuir o no unos determinados productos está ubicado en el marco de proporcionar una información, que no va solo dirigida a las chicas, también a los chicos. Rompamos los tabús y todos los estigmas. Por lo tanto, información y acceso a unos productos de higiene menstrual que sean sostenibles; las copas lo son, pero hay otros.

 

¿Cómo se pretende interpelar a los hombres a través de las políticas feministas?

Interpelar para responsabilizarlos; no podemos combatir una desigualdad sin que el conjunto de la sociedad se responsabilice. ¿Responsabilizarse de qué? De identificar las situaciones cotidianas de discriminación y diferentes formas de violencia. Así hemos centrado las diversas campañas que hemos realizado hasta ahora desde la conselleria. Estamos haciendo este llamamiento no solo a quien está sufriendo esta situación de desigualdad, estas violencias, sino también a quien las puede ejercer. Las nombramos, las identificamos y, por lo tanto, responsabilizamos en nuestros entornos más próximos de levantar la voz por detenerlas. Estamos diciendo a los hombres que estas violencias machistas no se reproducen por osmosis, se reproducen por actitudes y comportamientos cotidianos. Quizás tú no lo haces, pero ¿Cuándo ves que un compañero tuyo lo hace, en una discoteca o en el trabajo, tú qué estás haciendo para detenerlo? ¿Qué estás haciendo por deslegitimar que se reproduzcan estas violencias? Estamos haciendo una estrategia nacional de prevención en materia de violencias machistas y LGTB-fobia donde habrá un plan específico dirigido a los hombres, por una masculinidad positiva. Hay muchos elementos que los hombres tienen que trabajar y que las mujeres han estado trabajando desde hace muchos años.

Estamos diciendo a los hombres que estas violencias machistas no se reproducen por osmosis, se reproducen por actitudes y comportamientos cotidianos

En un reciente estudio se mostraba que el 20% de los hombres jóvenes de entre 15 y 29 años cree que la violencia machista no existe. ¿Cómo se enfrenta esta realidad desde la conselleria?

Haciendo campañas de sensibilización, pero en formato de estrategia, no de acciones puntuales. Una estrategia de país, elaborada desde diferentes departamentos. Se enfrenta también combatiendo estas noticias falsas, pero no haciendo de altavoz, sino proporcionando los datos reales a través de estudios e informes que iremos produciendo. Tengo que decir, sin embargo, que aunque sea preocupante que pueda crecer el negacionismo entre la gente joven, que no es ajeno a la llegada a las instituciones de discursos de extrema derecha, también hay que decir que la gente joven tiene un nivel de conciencia como no había tenido hasta ahora. Lo que sorprende a veces es que el mero cambio generacional no comporte automáticamente una situación de igualdad llena, por eso hablamos de desigualdades estructurales o sistémicas; no cambian por sí solas si no hay una acción pública sostenida desde todos los niveles.

 

En el ámbito todavía de las violencias, en los últimos años han aumentado las denuncias por ataques al colectivo LGTBI. ¿Hay más denuncias porque hay más concienciación o ha aumentado las agresiones como reacción de la entrada del discurso de extrema derecha en el espacio público?

Las dos cosas. Es muy difícil cuantificar cuántas son un aumento de las agresiones y cuántas son por un aumento en la concienciación y también una mejora de las instancias de acompañamiento de las administraciones. En nuestro caso sería la red de atención integral, más de 100 puntos por todo el territorio que hacen este asesoramiento y acompañamiento. Tenemos la legitimación del discurso de extrema derecha, que puede acabar desembocando en agresiones, y tenemos una mayor concienciación. En cualquier caso, lo que hacemos desde la consejería es poder erradicar estas violencias por eso dotamos de más recursos a la red de atención integral, la ley trans para blindar los derechos de las personas trans para que no vean cuestionadas su existencia y trabajaremos de manera incansable para erradicar todos estos discursos.

En el poco tiempo que la conselleria lleva en marcha ya se han iniciado varios proyectos. Uno es el de la ley trans catalana. Aunque Catalunya ya tiene legislación que protege al colectivo, apostáis por una normativa propia, ¿por qué?

La ley de derechos LGTBI ya tiene un marco transinclusivo, ya operaba con la lógica de garantizar la libre determinación de género y a través de varios protocolos hemos ido garantizando los derechos de las personas trans en varios ámbitos. Pero ahora lo que queremos hacer con la ley trans es elevar el rango normativo de todas estas medidas para que tengan la máxima garantía legal. Queremos avanzar también en el reconocimiento de los derechos de niños y adolescentes trans, queremos actuar contra las terapias de conversión, queremos hacer política de reparación y memoria histórica de las personas trans, las cuales han sufrido mucha represión históricamente y siguen sufriendo mucha exclusión social fruto de los estigmas.

Queremos avanzar en el reconocimiento de los derechos de niños y adolescentes trans, actuar contra las terapias de conversión, hacer política de reparación y memoria histórica de las personas trans

Foto: Sergi Alcàzar

La tramitación de la ley trans española acabó desembocando en una guerra cultural dentro y fuera del movimiento feminista. ¿Os preocupa que con la ley catalana se produzca una situación similar?

Catalunya ya tiene desde el año 2014 un marco transinclusivo que se ha vivido con absoluta normalidad. Por ejemplo, desde el 2015 hasta ahora se han llegado a tramitar unas 1.400 tarjetas sanitarias con el nombre sentido de las personas trans, la existencia de servicios como el programa Trànsit, los protocolos de reconocimiento de las personas trans en el ámbito educativo, universitario o penitenciario, es decir, ya estamos viviendo en una realidad transinclusiva. En eso se le suma el hecho de que la libre autodeterminación de género está reconocida como un derecho humano. Creemos que la posición es clarísima: venimos a hacer una ampliación de derechos, un reconocimiento al máximo nivel. Queremos que esta ley tenga el máximo consenso social y político, pero es evidente que lo buscaremos y lo esperamos de aquellos espacios políticos y sociales que tienen claro que los derechos se garantizan y no se cuestionan.

Otro anteproyecto de ley que tenéis en marcha es el de la ley contra el racismo, de la que ya habéis abierto la consulta pública. ¿Cómo valoráis la acogida que está teniendo?

Estamos recibiendo diferentes aportaciones, después eso sigue con un proceso participativo que iremos desarrollando en los próximos meses por todo el territorio a través de grupo de trabajo sectorial. El racismo se expresa con antigitanismo, islamofobia, xenofobia y otras formas de discriminación etnorracial, y también con el racismo social más cotidiano, este de "Yo no soy racista, pero", lo sufren las personas racializadas en su día a día. También el racismo institucional, aquel que las instituciones pueden perpetuar y amplificar con su práctica cotidiana. Tiene una complejidad que hay que trabajar. Otras desigualdades estructurales como la violencia de género o la violencia contra el colectivo LGTBI tienen su ley propia; se entiende que no es una cuestión solo de violencias sino estructural, que afecta a todos los ámbitos de la vida.

¿Qué se espera extraer del proceso participativo?

Por una parte, es un posicionamiento político: no haces una ley que busca garantizar los derechos de unos determinados colectivos sin ellos. Su voz es la primera que se tiene que escuchar. A veces implicará oír cosas que quizás no nos gustaría oír porque quizás se ha hecho más trabajo las últimas décadas en torno al machismo, identificar actitudes que se naturalizaban y se invisibilizaban, pero con el racismo pasan todavía más cosas. Nos cuesta mucho más admitir estas prácticas cotidianas que son racistas. Hace falta que sean expuestas por parte de las personas que las sufren en primera persona o por las entidades que están a pie de la calle combatiéndolas cotidianamente. Es una cuestión de reconocimiento: las voces importan. Tienen que poder contribuir en el proyecto las personas que históricamente han sufrido esta discriminación.

El racismo se expresa con antigitanismo, islamofobia, xenofobia y también con el racismo social más cotidiano, este de 'Yo no soy racista, pero'

Foto: Sergi Alcàzar

En el anteproyecto de ley contra el racismo se hace especial mención al racismo institucional. ¿La futura ley revisará las acciones del propio Gobierno?

No solo el Govern, estamos hablando de todos los niveles de gobierno. Estamos hablando de la Generalitat, por una parte, y de la administración en sí, estamos hablando de los entes locales, de los entes supramunicipales. Las leyes son de país. Por lo tanto sí, son pautas de actuación de todas las administraciones públicas para que en su atención, planificación y elaboración de normativa incorporen los principios de igualdad de trato y antidiscriminación.

Con respecto a esta y otras violencias que hemos mencionado anteriormente, os habéis tenido que enfrentar a discursos negacionistas en el Parlamento. ¿Cómo se afrontan este tipo de discursos?

Es una muy mala noticia que este partido tengan altavoz dentro de las instituciones para vomitar sus noticias falsas y sus teorías conspirativas. Están pronunciando un discurso organizado internacionalmente, son meras réplicas, dicen lo mismo aquí que en los Estados Unidos, Polonia o Hungría. Es un radiocasete. Tienen su argumentario que repiten todos y su marco es el de esta guerra cultural de los grupos fundamentalistas religiosos, financiados por grandes fortunas del Estado español, como publicó WikiLeaks. Nuestra posición es desmontar todo este argumentario. Evitar un cuerpo en cuerpo que se pueda viralizar una declaración que les beneficie. Mosotros vamos a desmontar sus teorías conspirativas desde la defensa de los derechos humanos.

 

¿Qué relación se establece desde la conselleria con el movimiento feminista?

La creación de esta conselleria es fruto de un compromiso político, pero sin la fortaleza de la calle del movimiento feminista esta conselleria no existiría. Esta fortaleza nos espolea y el movimiento tienen que seguir haciendo de movimiento y tienen que ser todavía más exigentes, seguramente, cuando hay una conselleria. Tenemos espacios de interlocución donde hay representación de las entidades y nos reunimos habitualmente con colectivos grupos y entidades que defienden los derechos humanos. Consideramos que el movimiento tiene que hacer de movimiento, y el Govern, pero tenemos que coincidir en muchos puntos, porque la agenda es compartida.