En el año 2016 el juez Joaquin Aguirre abrió una investigación sobre un supuesto fraude en subvenciones de la Diputación de Barcelona. De esta investigación se han abierto varías vías que derivan en supuesta corrupción urbanística, la trama rusa del procés, la financiación de Carles Puigdemont en Bélgica y el Tsunami Democratic. Todo en uno.
Hablamos ahora de esta investigación porque es en base a ella, que se han producido una veintena de detenciones esta semana: ex políticos, empresarios, personas de confianza de cargos institucionales y todos ellos investigados por supuesta comisión de delitos de distinta índole.
Una investigación que se lleva mano a mano entre el Juez Joaquin Aguirre y la Guardia Civil, concretamente, el teniente coronel Baena, más conocido como “tácito”.
De Baena hablábamos la semana pasada, pues en la Sentencia de la Audiencia Nacional que absuelve a Trapero y a los demás responsables de los Mossos y de la Consejería de Interior, se afirma que las acusaciones que había hecho Baena carecían de pruebas, y no se correspondían con la realidad.
Esta semana, la Fiscalía ha confirmado que la sentencia es impecable, tal y como explicábamos aquí, y que no hay manera de recurrirla. O sea, que confirma que lo que hicieron los Guardias Civiles: Diego Perez de los Cobos y Daniel Baena carecía de pruebas y fundamentos reales para haber realizado las acusaciones que hicieron.
Está por conocerse de manera más detenida cada una de las acusaciones que se hace contra las personas que han sido detenidas esta semana.
Pero ya sabemos que el juez Aguirre considera, por ejemplo, que el independentismo catalán tenía vínculos con Rusia, y que habían llegado a ofrecerles el envío de nada más y nada menos que 10.000 soldados y pagar la deuda económica de Cataluña. Según esta teoría, que habría surgido de conversaciones supuestamente grabadas por uno de los detenidos en su propio teléfono, los rusos estarían interesados en ayudar a Catalunya a conseguir ser “como Suiza”. Pero que fue Puigdemont el que no quiso aceptar esta “ayuda”.
Una teoría tan delirante como para que desde la propia embajada rusa en Espanya se hayan cachondeado abiertamente a través de las redes sociales, y que podría también haber molestado seriamente al gobierno ruso.
A otro de los detenidos, puesto en libertad posteriormente, Josep Lluis Alay, profesor y experto en Historia, le investigan por supuesta malversación. ¿De qué le acusan? Según él mismo ha explicado en una entrevista, el hecho de haber trabajado como asesor para la organización de un foro internacional en Suiza es el objeto de la investigación.
Por el momento, lo que estamos conociendo suena extraño, suena a… Baena y Aguirre. Un tándem que ha tenido también su propia historia de encuentros y desencuentros.
No siempre han estado en el mismo lado el juez y el teniente Coronel, o al menos eso parece al saber que Aguirre habría llegado a plantearse la detención del Propio Teniente Baena en el marco de la operación Macedonia. Llegó incluso a plantearle a Trapero que éste pidiera al juez la investigación, entrada, registro y detención de los Guardias Civiles entre los que se encontraba nuestro amigo “tácito”.
Trapero respondió entonces a Aguirre: “Señoría, yo procederé si usted me lo ordena, pero no se lo voy a pedir porque, sinceramente, no veo indicios de criminalidad por ningún lado”. Y fue ahí cuando Aguirre sintió “una verdadera obsesión por Trapero”
Una operación de la que no viene mal hablar ahora
Del rigor del trabajo del teniente Baena ya se ha encargado la Audiencia Nacional de hacer una descripción.
Del del Juez Aguirre se encargó en su día el Fiscal Anticorrupción, Sánchez Ulled. En febrero de 2017 el fiscal comprobó que “las sospechas o elucubraciones del juez Aguirre sobre el caso Macedonia tenían poca o nula base y que su proceder procesal dejaba mucho que desear”.
La operación macedonia se originó en 2010 por la denuncia de dos guardias civiles, que hicieron atestados en los que decían haber encontrado dos paquetes con droga. Esos dos guardias civiles fueron investigados (y posteriormente absueltos) por haber falsificado el atestado, pues los paquetes en realidad contenían yeso y azúcar. Aunque resultaron absueltos, la fiscalía les acusó de haber cometido un delito de falsedad en documento público, y se les acusó de haber redactado el atestado de tal manera porque sabían que la detención del presunto narco había sido una trampa.
En aquél caso, que tuvo que ser finalmente archivado tras casi diez años de investigación, el juez Aguirre tomó decisiones unilaterales para investigar en secreto algo que ya estaba investigando otro juez. Concretamente, la desaparición de un narco. Además, Aguirre también ordenó por su cuenta, sin informar a la fiscalía, que se investigase el teléfono del narco, una diligencia que tuvo que ser anulada por no hacerse de manera correcta. Aguirre tuvo que reconocer entonces que lo había hecho mal y anular la diligencia.
Fue sonado entonces el tándem entre el juez Aguirre y el Director Adjunto Operativo de la Policía, jefe de la Operación Cataluña. Algo que carecía de sentido operativo y funcional. A no ser que tuvieran el mismo objetivo. Ya entonces se publicaba, nada más y nada menos que por Crónica Global: “La obsesión de los policías implicados en la llamada operación Cataluña para incriminar y desprestigiar a mandos de los Mossos es más que evidente”.
En 2019 se archivó la pieza principal del caso Macedonia, donde el juez señalaba entre otros, al major Trapero por supuesta connivencia con unos narcotraficantes.
Este juez Aguirre llegó en su día a considerar que había soborno por aceptar una caja de donuts.
En 2012, el entonces magistrado de la Audiencia de Barcelona Santiago Vidal pidió al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que expedientase al juez Aguirre porque llevaba más de un año con un asunto de faltas, que en realidad no debería haberle supuesto más de cinco días.
Una pincelada rápida para que sepamos quiénes son las mentes pensantes que dan a luz teorías como la trama rusa del procés.