Finalmente, los franquistas han salido adelante con la suya: han podido llegar hasta el cementerio de El Pardo-Mingorrubio, donde ha sido enterrado el dictador. Después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) haya revocado la prohibición de manifestarse, la Policía Nacional no ha tenido más remedio que dejarles pasar desde donde les cerraban el paso durante toda la mañana. Así, unos 200 manifestantes, sacerdotes incluidos, han marchado durante los 300 metros que les separaban del cementerio. Con micrófono y altavoz, y un retrato del tirano, han rezado por su alma. Ha acabado de redondear un funeral que, de facto, ha sido de Estado, repleto de escenas grotescas.
Han empezado a marchar cuando ya había acabado la misa íntima del prior del Valle de los Caídos y del hijo sacerdote del golpista Antonio Tejero. De hecho, por el camino se han encontrado las furgonetas del Estado con que trasladaban los nietos, cónyuges y bisnietos de Franco. Se han apiñado contra los vehículos para trasladarles su calor. El nieto Francis Franco ha salido a pie y también ha recibido un baño de masas. "No estáis solos", les gritaban los manifestantes. Una vez han llegado al cementerio, han continuado las plegarias.
Las manifestaciones franquistas habían sido prohibidas por el Gobierno durante la exhumación del dictador Francisco Franco. Eso no ha sido impedimento para que medio millar de manifestantes hayan intentado acceder a las puertas del cementerio de El Pardo-Mingorrubio, donde eran trasladados sus restos. No obstante, se han quedado toda la mañana a 300 metros de su objetivo, porque agentes del Cuerpo Nacional de Policía les han cerrado el paso. No ha habido tensión con la policía, pero sí con la prensa, que han abucheado por "manchar el nombre" de su héroe.