Sea por casualidad o por pura justicia poética, en el momento que Quim Forn ha salido del Ayuntamiento de Barcelona, donde ha ido a recoger el acta de regidor, una paloma ―símbolo de la paz y la libertad― se ha cruzado en su camino. Pasaban pocos minutos de las cinco de la tarde y varios compañeros de partido lo esperaban en las puertas del ayuntamiento para saludarlo, aunque ha tenido que ser desde la lejanía, por el fuerte cordón policial que habían establecido los Mossos, encargados de su custodia y seguridad.

Forn había llegado al consistorio cuando pasaban veinte minutos de las cuatro de la tarde en un turismo policial sin logotipo. El ya concejal ha entrado en el ayuntamiento por la plaza de Sant Miquel, en medio de un fuerte operativo policial y mucha expectación de los medios de comunicación, procedente de la prisión de Brians 2, donde ha pasado la noche después de haber sido trasladado desde Soto del Real este jueves. Los Mossos han cortado los accesos a la plaza, situada en la parte posterior del Ayuntamiento, y han acordonado la zona.

Fuera del edificio, mientras hacía los trámites, lo esperaban compañeros de partido con carteles de 'bienvenido' y fotografías con su cara, algunos de los cuales no podían contener la emoción.

El concejal ha estado unos 50 minutos dentro del ayuntamiento y, cuando ha acabado, ha vuelto a ser trasladado a Brians 2. Una vez acreditado, Forn podrá participar este sábado en la constitución del nuevo Ayuntamiento, en la cual se tiene que escoger el alcalde o la alcaldesa. JxCat y la ANC han hecho un llamamiento a manifestarse en la plaza de Sant Jaume a las cuatro de la tarde, delante del ayuntamiento, para apoyarle.

Cuando acabe el pleno, sin embargo, Forn tendrá que volver a la prisión y será trasladado de nuevo a la prisión madrileña de Soto del Real, tal como ha ordenado el Tribunal Supremo.