Ya ha pasado casi un año desde que el Real Madrid ganó su último título. El mismo tiempo que hace que nadie se acuerda de la Cibeles. Hasta hoy. El independentismo ha vuelto a despertar a la emblemática fuente y la ha cambiado de color. Desde este sábado, el icono madridista sostiene con la mano una estelada. Veremos cuánto dura.
Aunque la acabarán descolgando, la imagen es la metáfora de la jornada y se conservará en la memoria de los millares de smartphones que la han fotografiado. A lo largo de cuatro horas, el soberanismo ha invadido el centro de la capital de España. Sin incidentes destacables, sin conflictos, pero con toda la contundencia.
Camino de Madrid, en la caravana de voluntarios ya lo tenían claro. "Nos hemos profesionalizado y sabemos lo que hay que hacer": Han sudado, pero en todo momento la movilización ha estado bajo control, incluso a pesar de la agitación de los medios locales, poco acostumbrados a danzar en medio de estas coreografías. En menos de media hora desde que los convocantes han anunciado que se acababa el acto, los manifestantes han desalojado el espacio y la actividad en el Paseo del Prado ha vuelto a ser la de cualquier sábado por la noche.
La organización habla de 120.000 asistentes. La Delegación de Gobierno se queda a años luz y suma 18.000. Vale la pena decir que contando que se han desplazado hasta 500 autocares y que en cada uno por lo menos viajaban una cincuentena, salen fácil 30.000 personas.
En cualquier caso, el clásico baile de cifras da lo mismo. L'est(r)aca final en Cibeles habla por si misma. "En épica no nos gana nadie", comentaba uno de los voluntarios mientras revivía el momento viendo el siguiente vídeo.