"En algunos casos no me sentía aludido por algunas decisiones políticas que se tomaban en el Parlament". Así ha empezado Santi Vila su declaración ante el Tribunal Supremo, que ha destacado que ni él ni ninguno de sus compañeros incumplieron ningún requerimiento una vez el TC envió las advertencias.
"Creo que actué en consecuencia", ha dicho varias veces a lo largo de la declaración.
Y Vila ha lanzado:
Algunos prometían la independencia y se podían quedar sin autonomía
Santi Vila ha hecho una declaración reveladora sobre los días posteriores al 1-O y los previos al 27-O. Y se ha mostrado como el conseguidor con el estado español.
"Yo dimito frustrado porque a partir de la noche del 1-O hay una discrepancia de interpretaciones. Algunos reconocen el referéndum; otros estamos convencidos de que lo que ha pasado es una movilización muy importante a favor de la independencia pero que ha habido más de 2 millones y medio catalanes que se han quedado en casa y que no se sienten interpelados. Algunos considerábamos que el Govern era de todos. Este sentimiento era mayoritario en el Govern", ha explicado Vila sobre la noche del referéndum.
"Durante el mes de octubre, por orden del president Puigdemont, formo parte de los políticos que interlocutaron con altos dirigentes del partido socialista y del gobierno de España que también tenían un alto interés en la conciliación y evitar el choque institucional", ha detallado Vila, que después ha ido exponiendo como todo cambia en menos de 24 horas.
"Iniciamos negociaciones con interlocutores, políticos, religiosos, del mundo de la empresa y cargos institucionales. Sin ningún interés espurio querían evitar el despropósito que eso acabaría mal", ha explicado, y entonces ha empezado el relato de las horas previas al 27-O y de su dimisión: "El miércoles 25 de octubre lo habíamos conseguido. Fuimos a dormir con la paz interior. No tomaremos ninguna decisión unilateral; no se hará ningún tipo de declaración, aunque sea formal, política o pueda resultar ofensiava; no tomaremos ninguna decisión de este tipo y convocaremos elecciones autonómicas. A partir del 25 creemos que lo hemos conseguido. No sólo yo. Miembros del Govern y de partidos. También creo que se respiró por parte del gobierno de España. Pero lo que habíamos acordado discretamente, el clima de desconfianza el día siguiente se torció. Yo que he dado la mano a responsables políticos del PP y el PSOE, si ahora no podemos, si no somos capaces de gestionar emocionalmente eso, yo sintiéndolo mucho me voy, me voy y dimito".
"Si pudiéramos volver al origen tomaríamos las decisiones de otra forma. Lo que ha pasado en Catalunya es impropio de una sociedad moderna y avanzada", ha concluido.
Santi Vila ha abierto la última sesión de la semana, que se espera larga y que pone el punto final a las declaraciones de los acusados.
Dimitió del cargo de conseller el 26 de octubre y el fiscal Fidel Cadena ha destacado que "se anticipó y dimitió", a lo cual Vila ha respondido "sí".
Vila ha explicado que Puigdemont prefería que estuviera dentro que fuera, y por eso no lo cesó en la remodelación del Govern del mes de julio: "Reiteraba que prefería que me quedara a su lado. Yo en aquellos momentos mantenía buenas relaciones amistosas, personales y políticas con cuadros importantes del PP y el PSOE, y mi interlocución con Madrid para él era valiosa".
Tensar la cuerda
Como el resto de acusados ha explicado que firmó el decreto del referéndum porque "se desprendía de la ley que tenía que dar cobertura". Vila ha explicado que no representaba incumplir los mandatos del TC. "En aquellas circunstancias la legislatura se inicia con una presión muy fuerte para que el Govern tomara iniciativas de carácter unilateral y hubo una crisis de gobierno muy relevante el verano del 2016 en que el presidente Carles Puigdemont tomó una decisión para desescalar la presión para que se tomaran decisiones unilaterales. Anunció que el Govern trabajaría para celebrar un referéndum. El eslogan anunciado fue 'referéndum o referéndum'. ¿Qué pretendía? Que desde aquel momento se intentaría acordar algún tipo de consulta que permitiera a los más de 2 millones de catalanes que consideran que el consenso constitucional se ha roto se podía actualizar o legitimando defender su derecho a la independencia."
Intentábamos tensar la cuerda pero que no se rompiera
Eso es lo que ha dicho Santi Vila para ejemplarizar la voluntad de diálogo y explicar la pretensión de Carles Puigdemont con el llamamiento "referéndum o referéndum".
También ha expuesto lo que se pretendía hacer con la ayuda de "un movimiento ciudadano cívico y pacífico". Y en este punto el fiscal ha intentado mostrar el activismo de Jordi Sànchez y Jordi Cuixart como provocador, por lo cual Santi Vila ha matizado: "Son unos activistas y han hecho activismo cívico y político".
La malversación
También ha explicado que la partida presupuestaria que llevaba asignada la ley de transitoriedad jurídica cayó en el momento en el que el TC la anuló, y justifica así que no hubo delito de malversación.
"Sabía que nadie de mi departamento tomaría ninguna decisión que comportara un gasto del presupuesto público. Y si había gasto pasaría por el Govern, y el conjunto de los consellers coincidiríamos en su inconveniencia", ha insistido.
Vila se ha permitido especular y ha puesto la pelota sobre la mesa de "mecenas" y empresarios que habrían pagado el referéndum: "Intuitivamente puedo decir que tengo la impresión que el referéndum se financió con mecenas". El conseller dimitido ha dicho que tenía el compromiso de Puigdemont: "Tranquilo que no gastaremos ni un euro".
Sobre la campaña de las vías, Santi Vila ha ratificado lo mismo que explicó Jordi Turull en su declaración: "Hay un contrato entre la Generalitat y la televisión y radio pública que permite ciertas cuotas publicitarias gratuitas".
El diálogo
"Aunque siempre mantuvimos vías de diálogo abiertas, nosotros no supimos propiciar las condiciones para que hubiera una negociación", ha expuesto Vila siguiendo el argumentario también del referéndum pactado que han declarado el resto de consellers acusados.
Sobre el desenlace del 1-O Vila ha responsabilidad tanto el Gobierno como la Generalitat: "Lo que había pasado ya había pasado. Algunos tuvimos hasta el último segundo la convicción de que no se haría el 1-O. Es una herida que nos acompañará toda la vida. Todos habríamos podido ser más responsables".
Era nuestra obligación ser el Gobierno de los más de 2 millones de ciudadanos temiendo lo que podía pasar las próximas semanas. Estaba convencido de que teníamos que atender al conjunto de la ciudadanía
"Había gente que 'cuanto peor, mejor', y había gente que intentaba desescalar la tensión", ha expuesto Vila.