Luís Villares (Lugo, 1978) es el portavoz de En Marea en el parlamento de Galicia. Jurista de profesión, se presentó como candidato a la Xunta en las elecciones que se celebraron el año pasado. En esta entrevista a El Nacional, el líder de la confluencia gallega de Podemos, también representada al Congreso de Diputados, se posiciona a favor del referéndum unilateral en Catalunya, ante la negativa del Gobierno a uno un acuerdo. En Marea se suma de este modo al corriente anticapitalista de Podemos y a la organización morada en Catalunya, y mete presión a Catalunya En Comú, la formación de Ada Colau y Xavier Domènech, que mantiene su posición ambigua.
¿Cuál es la posición de En Marea respeto el referéndum en Catalunya?
A nuestro modo de ver, el planteamiento del referéndum es una cuestión democrática. Nosotros hablamos de un estado plurinacional, en el que las naciones que lo conforman tienen derecho a decidir su forma de encajarlo. Eso es coherente con dar la palabra a cada una de esas sociedades para que pueda decidirlo. Es una cuestión de radicalismo democrático. Es un compromiso de republicanismo clásico con el hecho de que la gente pueda tomar decisiones sobre las cosas que le afectan. Por eso no entendemos que miedo puede haber a que el pueblo catalán tome la palabra para decidir.
¿Pactado o unilateral?
Nosotros preferiríamos que fuese pactado con el Estado y por toda la institucionalidad. Pero bueno, si eso no es posible debido a la negación del Gobierno de Rajoy, nosotros entendemos que la institucionalidad catalana [la Generalitat] tiene la obligación de asegurar la votación. Además, consideramos que dentro del marco constitucional español cabe preguntarlo. Otra cosa es que pueda quedar condicionada la validez jurídica, pero que se pueda preguntar no es algo que quede fuera de la regulación constitucional de la celebración de los referéndums. Nos parece un ejercicio sano de normalidad democrática. Las instituciones del estado deberían tomar nota y no andar asustando con el Código Penal. En democracia no puede penalizarse preguntar, más bien habría de penalizarse no preguntar.
Preferiríamos que el referéndum fuera pactado, pero si no es posible, la Generalitat tiene la obligación de asegurarlo
Esta posición contradice en parte la de sus compañeros de Catalunya En Comú que —aunque aún están debatiendo— creen que si no es pactado o con garantías no se tendría que celebrar.
Nuestra apuesta es que sea un referéndum pactado. Nosotros preferimos que sea así. Pero también entendemos que, si eso no es posible, negarle la palabra a la gente es injusto. Aun así, las ventajas de un referéndum pactado son evidentes, porque se pueden pactar las consecuencias jurídicas. Por eso entendemos la posición de Colau, que además la compartimos. Queremos que la consulta se produzca en los términos que Colau ha expresado. Si no tiene consecuencias jurídicas, queda evidentemente desnaturalizada, pero hay una esencia que pervive: la prioridad de darle la palabra a la gente.
¿Qué pensaría si finalmente la formación de Ada Colau y Xavier Domènech no participan en él?
En la medida en la que dentro de En Comú aún están reflexionando sobre este tema, nosotros no queremos avanzar eso. Nuestra posición es clara, es favorable a que la gente pueda opinar, pero entiendo la reflexión que tiene En Comú. Vamos a esperar a ver qué deciden los compañeros.
Entendemos la posición de Colau, pero hay una esencia que pervive: la prioridad de darle la palabra a la gente
Pero, aunque no tenga garantías ni sea pactado, ¿ustedes (En Marea) están a favor de votar igualmente?
Nuestra prioridad es que la gente pueda opinar. El 80% de la población de Catalunya, según las encuestas, quiere opinar. Esa línea es prioritaria. Nuestra actitud es favorable a que pueda tener lugar, pero siempre defendiendo que lo deseable sería que fuera pactado y con pleno conocimiento de su alcance.
Si el resultado del referéndum es positivo, con o sin validez legal, habrá que tomar nota, sentarse y hablar
Si hubiera referéndum, con una participación aceptable y ganara el 'sí', ¿qué debería hacer el Govern de Catalunya? ¿Aplicarlo?
Desde luego tomar nota. Todo el Estado debería tomar nota, y también ser consecuente. No se reconoce nada hasta que pasa. Aunque no tuviera valor jurídico tendría valor político, y los políticos deberían sentarse y hablar. En ese caso, estaríamos ante una constatación de una realidad política que requeriría una solución política. Si el resultado del referéndum es positivo, con o sin validez legal, habrá que tomar nota, sentarse y hablar. El resto de procesos constituyente en Europa han sido así.
Si finalmente hay referéndum, ¿ve posible que el Gobierno cierre colegios electorales o suspenda la autonomía?
En la constitución hay esa opción. Pero nosotros creemos que las cuestiones políticas no pueden tener respuestas penales. La política no se puede responder con el Código Penal. No hay cárcel que pueda con la voluntad de todo un pueblo. Se decía estos días en la moción de censura que hay estados que tienen las cláusulas pétreas, estados constitucionales en los que no permiten modificar determinados artículos. A mí siempre me gusta citar un constitucionalista que decía que ninguna cláusula petra puede frenar el curso de la historia. Con Catalunya pasa igual. El Código Penal no soluciona un problema político, únicamente lo amordaza.
No hay cárcel que pueda con la voluntad de todo un pueblo
Si finalmente el Gobierno aplicara el Código Penal, ¿dónde veríamos En Marea?
Estaríamos al lado de la libertad, sin ningún tipo de duda. La vía penal es un delirio.
¿Cómo cree que evolucionará el debate?
La lógica de los acontecimientos irá hacia una racionalización del debate. Aunque ahora parezca un debate irracional, sobre todo por parte del Estado. Creo que este debate lo que ha hecho en los últimos años es mover los propios marcos conceptuales del ámbito de la soberanía a nivel de estado. Hace 10 o 15 años este debate en los términos en los que se está planteando era impensable.
¿Qué ha cambiado?
El Estado de las autonomías del 78 era un estado que quería transitar hacia el siglo XXI. En ese momento fue un acuerdo absolutamente respetuoso con la plurinacionalidad, pero no olvidemos cual es el contexto del 78. En ese momento fue una cuestión avanzada pero que ahora necesita una reformulación. Desde nuestro espacio de confluencia hemos asumido el debate, desde la plurinacionalidad y la radicalidad democrática. La gran aportación de Podemos es el elemento democrático. Llevar el tema no solo desde el punto plurinacional sino también democrático.