Faltan muy pocos días para las elecciones. En poco tiempo sabremos los resultados de unos comicios fijados por el gobierno central ante una situación que Madrid consideraba insostenible. Los datos proporcionados por la tercera oleada del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) anticipan un país totalmente diferente de lo que tenemos. Es curioso ver cómo cambia el electorado catalán y ver cuáles son los horizontes que marca este cambio.

Una de las cuestiones que a menudo se tratan en discusiones teóricas es si el voto es un derecho o un deber. Cuando se cruzan los datos de las encuestas del CEO se observa que la gran mayoría de los votantes de las diferentes formaciones políticas cree que votar es un derecho y no un deber. No obstante, entre las formaciones más claramente unionistas (PSC, Ciudadanos y el PP) la cifra de aquellos que considera que es un deber aumenta un poco respecto a los partidos independentistas y federalistas.

 

CUP y Cs: los más euroescépticos

A lo largo del procés, a menudo se ha puesto en cuestión cuál es el papel del conjunto de formaciones políticas respecto a la Unión Europea. El tratamiento del 1 de octubre puso sobre la mesa los límites el europeísmo banal de muchos catalanes, que han considerado el espacio europeo como una zona de libertades.

 

Si nos fijamos en la posición de los partidos respecto a la entrada de una Catalunya independiente en la UE, encontramos dos patrones muy claros: en todas las formaciones políticas son mayoritarios los partidarios de entrar en el espacio común europeo, y que las posiciones contrarias no van ligadas a la secesión.

Los dos partidos que aglutinan más euroescépticos son la CUP (42,25% de contrarios entre sus votantes) y Ciudadanos (34,61%). Los menos euroescépticos son el PDeCAT (12,03%) y CeC (8,69%). El conjunto de datos demuestra que estar a favor o en contra de la secesión no implica ser más o menos eurofóbico, y pone en el centro una cuestión muy interesante para quien quiera investigar: en qué se diferencia el euroescepticismo de la CUP del de Ciudadanos.

Los datos a favor de entrar en la UE segmentados por edad también evidencian algunos patrones de conducta y las limitaciones de los partidos políticos a la hora de moverse entre los votantes. Por una parte observamos la incapacidad de aglutinar votantes jóvenes por parte del PP y, por otra, las franjas de edad más jóvenes (de los 18 a los 24 años) son un poco menos europeístas que el resto. También hay que destacar que, entre las formaciones independentistas (CUP, ERC y PDeCAT) y federalistas (CeC) destacan por tener las cuotas más altas de partidarios en la entrada a la UE entre los mayores de 65 años y, en menor término, en la franja de edad que va de los 50 a los 64 años. No obstante, en el caso de los partidos claramente unionistas, se observa que el apoyo a la UE es muy bajo entre los mayores de 65 años. Por tanto, a falta de estudios que permitan profundizar mejor, el apoyo a la UE entre independentistas y unionistas seguramente se dé por motivos muy diferentes a su independentismo o unionismo.

 

CeC y PDeCAT: los más atlantistas

El 12 de marzo de 1986, los mayores de 18 años pudieron votar en referéndum sobre la permanencia en la OTAN. en el conjunto de España ganó el sí, pero en Euskadi, Navarra y Catalunya se impuso la opción del no. Si observamos el posicionamiento de los diferentes partidos respecto de una futura entrada en la OTAN de una Catalunya independiente, observamos que las cosas han cambiado un poco. De entrada, ningún partido consigue entre sus votantes el 50% de apoyo, pero los más atlantistas son los votantes de CeC (48,14%) y el PDeCAT (48,12%). Los más contrarios son la CUP (70,42%), ERC (50%), CeC (42,22%, la coalición más polarizada) y Ciudadanos (39,42%).

 

El relevo generacional vuelve a ser el eje que lo estructura todo. Los datos lo muestran claramente: los menos atlantistas son los mayores de 50 años, curiosamente los que entonces votaron en aquel referéndum. No obstante, al margen de las limitaciones del PP para conseguir una muestra mayor, se observa un comportamiento atípico entre la franja de los votantes de ERC que tienen entre 35 y 49 años, donde la adhesión a la alianza atlántica aglutina menos apoyos.

Los datos también muestran la gran debilidad de la CUP y ERC para agrandar su espacio: entre las dos franjas de edad más jóvenes (de los 18 a los 24 años y de los 25 a los 34), el apoyo a la OTAN es más potente y muy similar. Por lo tanto, sea la CUP o ERC, el primero que dinamite su espacio verá cómo el otro será el principal beneficiado.

 

La realidad del 21-D

Este jueves 21 de diciembre los colegios electorales abrirán de las nueve de la mañana a las ocho de la noche. Los comicios que afronta Catalunya servirán para ver la correlación de fuerzas entre los dos bloques en un escenario donde parte del Govern está en la prisión o en el exilio y no se puede concurrir en igualdad de condiciones. Antes de medianoche veremos si la política catalana de los últimos años sufre enmiendas o se deshace del todo. Sea como sea, el resultado no tendrá nada que ver ni con el escenario del 2015 ni con el de futuras elecciones. En definitiva, como hemos podido ver anteriores entregas, tendremos enfrente un sistema de partidos que no acaba de nacer ni morir del todo.

Sergi Cristóbal Jané es politólogo especializado en estrategia política y electoral.