Al día siguiente del asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Donald Trump, a las ocho de la mañana, el locutor arrancaba el programa con fuerza. Se desmarcaba del resto dejando la insurrección como un juego de niños: "Aunque nos quieran convencer de que lo más importante en el mundo es lo que pasa en Estados Unidos, no. Eso es para los de los Estados Unidos. Lo más importante es lo que pasa en España". ¿Y qué pasa en España, se podría preguntar un oyente no habitual? "Lo que pasa en España es que tenemos en marcha un golpe de Estado dirigido por el propio gobierno. Eso sí que es un ataque a las instituciones", dejaba claro el comunicador. En medio, compartía la preocupación de los militares retirados por la "deriva" de La Moncloa y se refería a los Estados Unidos para culpar a Barack Obama de "dividir a la sociedad en blancos y negros". En el mismo editorial decía que en la guerra civil española había "culpables de los dos lados" (many sides, en inglés trumpista). No era un youtuber ultraclandestino desde su garaje en la América profunda, sino Federico Jiménez Losantos desde los estudios de EsRadio, con 628.000 oyentes según el último EGM.
Los paralelismos entre dos realidades políticas siempre son complejos, pero en España sí que hay al menos similitudes, como en otros países europeos. Y no es el "golpe de estado" que denuncia al locutor radiofónico en su editorial. La extrema derecha, como en Estados Unidos, está en auge en España y en todo el continente. No sólo están conectadas en su origen: Steve Bannon, Marine Le Pen o Matteo Salvini apadrinaron la subida de la formación de Santiago Abascal. También hay un mimetismo en las estrategias políticas, de agitación en las redes, fake news y discurso del odio, y un mimetismo en el relato y en los compañeros de viaje. Y no sólo porque Abascal haya pronunciado discursos directamente copiados, a rajatabla, de Donald Trump.
El relato del trumpismo: que Joe Biden no es un presidente legítimo porque ha habido un supuesto fraude electoral con la manipulación de millones de votos. Lo que lleva Vox practicando desde hace un año no se aleja mucho de estos parámetros: el Gobierno de coalición no es legítimo y nació del "fraude electoral", después de decir en campaña que no pactaría con Pablo Iglesias. La moción de censura fue el punto álgido, calificando al ejecutivo como el peor en 80 años, incluyendo los gobiernos de la dictadura franquista. Un discurso de deslegitimación que también ha hecho fortuna en la derecha tradicional, arrastrando al PP e incluso a Ciudadanos. Se ha infiltrado en ella, como Trump ha hecho en el Partido Republicano durante los últimos cuatro años.
Es difícil predecir que pudiera pasar en España lo mismo que pasó este miércoles en el Capitolio de los Estados Unidos. Más bien, que pueda volver a pasar. Porque hay un precedente: el golpe de Estado del 23-F, que este año celebra su 40 aniversario. Con el teniente coronel Antonio Tejero al frente, un numeroso grupo de guardias civiles tomaron el Congreso de los Diputados por la fuerza para impedir la elección de Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD) como presidente del Gobierno. Han pasado cuatro décadas, pero, igual que el presidente saliente de los Estados Unidos, Vox también cuenta con importantes compañeros de viaje. Algunos de ellos desde las mismas profundidades del Estado e idénticos a los de Tejero. Ya no sólo se trata de un puñado de seguidores de partidos residuales y extraparlamentarios. Son sus proud boys.
Cantera militar
En este contexto es donde hay que situar, por ejemplo, la carta de los militares al rey Felipe VI, cargando contra el "gobierno socialcomunista" que el monarca tiene supuestamente el deber de parar para que no destruya España. Curiosamente, en el polémico chat, donde hablaban de "fusilar a 26 millones" de españoles, había un audio de Santiago Abascal saludándoles y enviándoles un fuerte abrazo. Lo envió un miembro del grupo. No se sabe cómo acabó allí, pero parece una grabación estándar para grupos de apoyo a Vox. Más allá de la casual anécdota, la de los militares retirados es una gran cantera de Vox. Allí ha hecho grandes fichajes, como los generales Agustín Rosety y Alberto Asarta, o el teniente del Ejército de Tierra en la reserva, Rubén Manso. Los tres son hoy diputados por la formación ultra en el Congreso. Tenían otro general, Carlos Hugo Fernández-Roca, que dimitió sin aclarar el motivo. Ya se sabe que está siendo investigado por un delito contra la libertad sexual.
Los mejores resultados de Vox se encuentran en los distritos electorales de cuarteles militares
Pero como en los elementos golpistas y franquistas, no sólo se limita a los militares retirados, sino también a aquellos que siguen en activo en las Fuerzas Armadas. Los vídeos grabados en instalaciones militares, con soldados bailando canciones nazis de la División Azul mientras hacen el saludo fascista, pueden llegar a ser calificados de anecdóticos. No lo es, en cambio, el peso de Vox en el Ejército español. Los mejores resultados de Vox se encuentran en los distritos electorales de cuarteles militares. En Catalunya, la sección correspondiente al Cuartel del Bruc obtuvo un 14% de votos por Vox frente a un 3% de la media provincial. En Sant Climent Sescebes, el voto a Vox llegó al 17%, mientras que en los municipios de los alrededores a duras penas alcanzaba el 3%. En Talarn, el voto a Vox llegó al 13%, mientras alrededor no representaba ni el 2%. Fuera de Catalunya, ha llegado a porcentajes de hasta el 42%, como en la base militar de El Goloso (Madrid). La suma de votos de PP, Cs y Vox en una sección militar de Sevilla alcanzó el 91%. Lo mismo pasa con los distritos electorales de cuarteles de la Guardia Civil. Los datos se extraen del análisis que hizo el exteniente Luis Gonzalo Segura en su libro El Ejército de Vox.
Y también policial
No sólo de militares se nutre la extrema derecha española. Justamente el de los cuerpos policiales del Estado es el otro gran feudo de Vox. Dentro del mismo mundo de las fuerzas de seguridad se conoce al sindicato JUSAPOL como el "Vox policial". No es extraño ver a los principales dirigentes de Vox en actos y manifestaciones de esta organización, que les reciben entre 'selfies' y aplausos. También es la formación ultra quien se encarga de llevar sus iniciativas legislativas al Congreso. Es la organización más politizada de la policía española y también la mayoritaria: en las últimas elecciones en el Consejo de la Policía, en junio del 2019, JUSAPOL recibió el 58,4% de los votos.
El procés ha dado muestras de la creciente ideologización de la policía española
El procés ha dado muestras de la creciente ideologización de la policía española, como el caso de Tácito. JUSAPOL también ha organizado manifestaciones anti-independentistas en Barcelona bajo el supuesto pretexto de la equiparación salarial. Miembros del sindicato han sido también expedientados por protestar el 8-M delante de la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero. Otro miembro, Alejandro León, fue sancionado por un vídeo en redes después de que le regalaran una navaja. "La cantidad de gente que asesinaré con esto, que se preparen los MENA," decía en la grabación publicada en su canal de YouTube, dónde tiene 50.000 suscriptores. En Twitter ha dado apoyo público a Vox.
El rol de los medios
No sólo es Federico Jiménez Losantos, con su oratoria, dejando el asalto violento al Capitolio como un juego de niños. También es, por ejemplo, Carlos Herrera desde el matinal de la COPE, con 2,4 millones de oyentes diarios, que ha aprovechado la ocasión para crear un marco mental que carga contra el gobierno español: si está mal lo que hacen los trumpistas, no se aleja mucho de lo que hace Podemos en el Congreso o los partidos independentistas en Cataluña. A pesar de las enormes diferencias, multitud de grandes medios se dedicaron a dar bola a esta visión del asunto. En El Mundo: "Podemos, que alentó el 'Rodea el Congreso', tilda el asalto al Capitolio de EEUU de 'modus operandi de la ultraderecha'". En OKDiario: "Podemos alentó dos ‘Rodea el Congreso’ al perder las elecciones y ahora ataca a Trump por hacer lo mismo". En Antena 3: "Comparan el asalto al Capitolio en Estados Unidos con el movimiento 'Rodea el Congreso' en España". En El Confidencial: "El independentismo más populista se muestra incómodo con el asalto al Capitolio". En Crónica Global: "Las contradicciones de Puigdemont, Torrent y Asens respecto al discurso de Trump".
Hay una diferencia sustancial con el trumpismo en Estados Unidos: el papel de los medios de comunicación. En Estados Unidos el magnate y presidente se ha servido sobre todo de medios alternativos, como el Breitbart News de Steve Bannon, y en algún caso la cadena conservadora Fox News. Pero la gran mayoría de cabeceras y grandes cadenas norteamericanos han optado por ejercer, con más éxito o menos, su papel de cuarto poder. El fenómeno de Vox es cierto que se sirve de medios más o menos alternativos, como el programa Estado de alarma del polémico Javier Negre o de digitales de fake news como Caso aislado o Periodista Digital. Pero también de grandes diarios y sobre todo cadenas, que ya sea por motivos políticos o comerciales, han hecho el juego a los ultras hasta elevarlos donde están ahora. No sólo es cosa del EsRadio de Federico Jiménez Losantos o el OKDiario de Eduardo Inda.