Mirando el calendario, no se entiende mucho. Hace once años del último atentado de la banda terrorista ETA. Hace diez de su cese definitivo de la actividad armada. Pero hoy Pedro Sánchez ha querido participar en una escenificación de la derrota del terrorismo en España. Ha sido en una instalación de la Guardia Civil, el Colegio de Guardias Jóvenes Duque de Ahumada, de Valdemoro, en las afueras de Madrid. En terreno de Vox. Y se han destruido casi 1.400 armas incautadas a bandas terroristas entre los años 1977 y 2005. Han sido demolidas con una apisonadora para ser llevadas a una fundición, y allí ser destruidas por completo ya sin cámaras. La puesta en escena ha contado, incluso, con un relator. Pero el contexto ha cambiado tanto que ahora la izquierda independentista vasca está ayudando a la gobernabilidad del Estado, a tirar adelante las políticas de Sánchez y Iglesias.

A modo anecdótico o no, el lugar representa perfectamente la presencia ultra en los cuerpos armados. Basta con mirar los datos del distrito electoral del Colegio de Guardias Jóvenes Duque de Ahumada. En las últimas elecciones generales, la extrema derecha de Vox arrasó con el 44% de los votos. A esto hay que sumar el PP, con el 17%, y Ciudadanos, con el 10%. La triple derecha sumó 71%. Los socios de La Moncloa, el 23%.

El acto simbólico ha sido impulsado por el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo del Gobierno, y han acudido algunos representantes de asociaciones y fundaciones. Pero la presencia ha sido mayoritariamente de los principales poderes del Estado. Salvo de la derecha política, no ha faltado nadie. Han ido el presidente Pedro Sánchez, el ministro Fernando Grande-Marlaska, la ministra Margarita Robles, el ministro Miquel Iceta, nadie de Podemos, miembros del poder judicial y de la Fiscalía (Dolores Delgado), autoridades autonómicas y locales... Y también miembros de todos los cuerpos armados: el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, pero también la Ertzaintza, los Mossos (Josep Lluís Trapero y Ferran López), la Policía Foral de Navarra, cuerpos de Policía Local, funcionarios de Instituciones Penitenciarias y, también, las Fuerzas Armadas

Minuto de silencio de rigor y la apisonadora en marcha. Este ha sido su inventario. Se han destruido 697 pistolas, 172 revólveres y 274 subfusiles. El resto eran fusiles de asalto, rifles de precisión y escopetas de ánima lisa. El 90% de las armas fueron interceptadas por la Policía Nacional y la Guardia Civil a ETA, los comandos de Navarra, Barcelona, ​​Donostia, Vizcaya y Madrid. El 10% del armamento restante corresponde al Grapo. El Ministerio del Interior destaca las pistolas STAR 9mm o los revólveres ASTRA, incautados en Madrid, Barcelona y Santiago.

La palabra más repetida por Pedro Sánchez en su discurso probablemente ha sido "derrota". El presidente del Gobierno ha asegurado que con la escenificación de hoy "se ha levantado acta de la derrota de ETA, de la derrota de ETA ante la democracia española". Esta "derrota", ha subrayado, fue posible gracias a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, a los jueces, a la colaboración con las autoridades francesas y, también, gracias a "la resistencia de la ciudadanía". A pesar de la "derrota" de ETA, ha avisado de que todavía queda una tarea de verdad y esclarecimiento del terrorismo. Y ha concluido: "Quiero proclamar bien alto que seguiremos rindiendo homenaje a quienes fueron asesinados por las diferentes organizaciones terroristas".

En nombre del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, que cuelga del gobierno español, su director Florencio Domínguez ha apelado al "dolor colectivo que se han construido con armas como éstas durante décadas", y ha celebrado como el Estado derrotó a la banda terrorista "a través de medios legítimos".

Mientras el gobierno español celebra la derrota de ETA, la paradoja es que la izquierda abertzale ya ha pasado página del terrorismo. El independentismo vasco está centrado en la vía política y democrática. Ahora incluso facilita las investiduras de presidentes españoles y también la aprobación de presupuestos del Estado. Por mucho que siga la cantinela de la derecha sobre los herederos de ETA, que ya no pueden dejar fuera de la representación política a través de los tribunales.