Xavier Godàs (Vilassar de Dalt, 1969) fue anunciado como candidato a la presidencia de ERC por Nova Esquerra Nacional a finales de septiembre. El nombre de este sociólogo, exalcalde de su municipio del Maresme durante dos mandatos y ex alto cargo en el Govern de Pere Aragonès desde la salida de Junts era desconocido para el gran público y resultó una sorpresa para muchos. En la carrera para la presidencia de ERC, que culminará en las primarias del 30 de noviembre, se enfrenta a Oriol Junqueras, que ha presidido la formación republicana desde 2011 y es uno de los líderes políticos más conocidos en el país, y también a las candidaturas Foc Nou y Recuperem ERC. Godàs es para muchos el candidato de los roviristas, es decir, los afines a la todavía secretaria general, Marta Rovira, que ha dado apoyo a la candidatura, asistiendo a su presentación, y que ahora está enfrentada a Junqueras. También lo secundan buena parte de los consellers del Govern Aragonès, incluido el president, y dirigentes de la época del tripartito. Nova Esquerra Nacional ha abrazado este legado de Rovira y lo ha reivindicado, mientras que hace bandera de la renovación y la necesidad de tener nuevos liderazgos para afrontar esta nueva etapa en que el independentismo está en minoría.

En esta entrevista a ElNacional.cat, Godàs explica las bases de su propuesta para dirigir el partido que en el último año y medio ha sufrido cuatro derrotas electorales y que actualmente está inmerso en una guerra interna agravada por el asunto de la estructura B y los carteles contra los hermanos Maragall. El candidato a la presidencia apuesta por rehacer puentes con el independentismo, más allá de "la unidad por la unidad", hacer que el partido tenga posicionamientos más claros, aumentar el papel de la militancia y también para dejar de mirar hacia los hechos del 2017 con melancolía para poder encarar el futuro.

Xavier Godàs, en el plató de ElNacional.cat ERC / Foto: Carlos Baglietto

Hace poco más de un mes que se sabe que será al candidato de Nova Esquerra Nacional a la presidencia de ERC. Entonces era un desconocido para el gran público. ¿Ya lo conocen cuando se va a encontrar con la militancia?
Sí. Ahora ya me conocen más y se trata de eso, de ir de militante a militante.

¿Cómo la ve, a la militancia?
Tiene muchas ganas de hablar de proyecto, de propuestas. Piensan que el día 30 se dirime un proyecto de partido y un proyecto digiriera también, como derivada.

Antes había sido alcalde de Vilassar de Dalt y después pasó a formar parte de la estructura del Govern del president Aragonès. ¿Qué lo empujó a aceptar el reto de optar a la presidencia? ¿Fue una propuesta suya o de alguien más?
No paso de la alcaldía de Vilassar de Dalt a ser alto cargo del Govern. Hubo un espacio de tres años en los que trabajo como autónomo en el ámbito de la consultoría, que es mi profesión. Y, por tanto, entro y salgo de la actividad política. Creo que es muy importante airearse. Y yo no digo que quiero ser candidato a la presidencia de Esquerra. Es un proceso que se va haciendo a través de una conversación dilatada en el tiempo que acaba con una propuesta de carácter colectivo. ¿Por qué? Porque me muevo por criterios de utilidad. Es muy importante rehacer el partido. Que Esquerra Republicana de Catalunya vuelva a serlo. En este sentido, vale la pena dedicar tiempo a ganar el congreso del 30 de noviembre porque nos va el país.

Junqueras tendrá la capacidad de poder influir en la posición que haga falta. No hay que trabajar siempre en la primera línea para ser útil

Usted se presenta para ocupar un cargo que en los últimos años ha sido de Oriol Junqueras, que se presenta para repetir. ¿Por qué cree que no tendría que volver a ser presidente de Esquerra?
Oriol Junqueras tiene todo el derecho a presentarse. En este sentido, la valoración que haga él es su decisión. Yo creo que vale la pena, dicho en positivo, sacar adelante una nueva etapa en la que, partiendo de lo que se ha hecho hasta ahora, se encare un nuevo ciclo ganador. Recuperar la confianza del electorado, enfocar un partido centrado en su militancia, con capacidad propositiva en política y que sea de nuevo rótula del conjunto del movimiento independentista. Y eso, para hacerlo, conviene que lo haga un nuevo equipo. ¿Porque el equipo anterior no lo hizo bien? No, porque una nueva etapa reclama nuevos liderazgos, perspectivas diferentes. Eso no quiere decir una ruptura absoluta respecto de lo que se ha hecho hasta ahora, pero sí que el partido necesita evolucionar. Y tiene que hacerlo pensando que de cara al futuro es importante rehacer el movimiento independentista y las alianzas, ser útiles en el día a día de la ciudadanía, ser un partido de gobierno y que sea capaz de rearticular un espacio dañado, pero muy potente al mismo tiempo, que es el de la izquierda nacional de este país. 

Xavier Godàs, candidato a la presidencia de ERC por Nova Esquerra Nacional / Foto: Carlos Baglietto

¿Si su candidatura, Nova Esquerra Nacional, acabara siendo la ganadora de este congreso, qué papel tendría Junqueras a partir del 1 de diciembre en Esquerra?
Nosotros no predeterminamos, por una cuestión de ética política básica, qué se hará y qué no se hará con el conjunto de activos del partido. Lo que decimos es que preservaremos la unidad del partido hasta el 30 noviembre y que la garantizaremos a partir de entonces. Los activos del partido, incluido Oriol Junqueras, tendrán la capacidad de poder influir en la posición que sea necesaria. No hay que trabajar a la primera línea para ser útil. La utilidad se puede distribuir en el tiempo y en el marco del partido en funciones diversas. Veremos cuál podrá ser y dependerá también de la voluntad de Junqueras de continuar en el partido, de ser un activo.

¿Y si ganara la candidatura de Militància Decidim, qué papel querríais tener dentro de Esquerra?
Yo estaré a disposición del partido para aquello que convenga. Pero lo que haría es dedicarme a la actividad profesional en primera instancia y después contribuir al partido, ni que sea haciendo artículos, que es lo que hago habitualmente. Si se llegara a esta situación, mi previsión no es ser miembro de la ejecutiva.

¿Descarta algún pacto entonces antes o después del congreso?
Nosotros lo que decimos claramente es que preservaremos la unidad del partido, todo el mundo tiene cabida. Tenemos que volver a hacer política, no solo declaraciones ni tener un discurso sentimental, esta es la cuestión relevante.

En su presentación dijo que, si ganaban, querrían redactar la ponencia política con el resto de candidaturas. ¿Si perdieran, también querrían participar?
Claro que sí, ya lo he hecho. Me pidieron contribuir a la redacción de la ponencia política de 2018, que marcaba un cambio de estrategia en el partido y lo hice muy alegremente. Mi contribución será sincera siempre. En caso de que el 30 de noviembre no ganáramos, aunque nosotros trabajamos para ganar, yo seré útil en otras funciones que podría interpretarse como secundarias, porque para mí son muy importantes. No necesito ser el número uno para ser útil.

Hay cuatro precandidaturas en este proceso congresual. ¿El día 30 de noviembre habrá alguna que superará el 50%?
Nosotros trabajamos para que el 1 de diciembre haya una nueva dirección. Nuestra estrategia es ganar el 30 de noviembre y vamos incrementando apoyos e incidencia. La tendencia en este sentido es positiva. Lo hacemos en un marco de incertidumbre y a veces, por qué no decirlo también, de un cierto miedo al cambio. Pero lo vamos superando y vamos avanzando. 

No sé si Marta Rovira nos ha avalado, no leo todos los avales porque no jugamos la carta de la fuerza sino la del convencimiento

Entre los apoyos que ha recibido está el de Dolors Bassa, que ha terminado avalando a otra candidatura. ¿Sabe si Marta Rovira os ha avalado?
Sinceramente, la verdad es que no lo sé. No me dedico a ir leyendo todos los avales porque no jugamos la carta de la fuerza, sino la del convencimiento. No nos ponemos nerviosos por si en un acto somos 800 y los otros han jumtado 1.200 o por si tenemos más o menos avales. En un marco de incertidumbre, de interrogante general entre la militancia, tenemos que provocar la sensación de claridad y, además, demostrar que se puede hacer política con posicionamientos claros y que tenemos proyecto. El aval no determina el voto. El voto es libre y es el 30 de noviembre. Y nosotros lo que reclamamos es que la militancia vote libremente en función de proyecto.

Ha utilizado la palabra claridad. ¿En la última dirección ha faltado en algunos aspectos y lo ha penalizado electoralmente?
Eso siempre requiere una respuesta más amplia. ¿Qué le conviene a ERC? Ser un partido responsable, orientado a la utilidad, a la influencia, a gobernar. Pero lo que decimos nosotros es que tiene que ser de posicionamientos claros. ¿Eso quiere decir ser esquemáticos o inflexibles? No. Y lo tenemos que hacer a partir de la identidad política de la izquierda nacional. No podemos ser una cosa y la otra a la vez, no podemos gustar a todo el mundo. ERC no puede gustar a Foment y al mismo tiempo a los sindicatos mayoritarios de este país. No podemos ser un poco Convergència a veces y otro poco del PSC en otras ocasiones. Tenemos que ser Esquerra Republicana de Catalunya de toda la vida, que está mucho más interesada en Rodalies que en la ampliación del aeropuerto.

¿Uno de estos posicionamientos claros sería contra la ampliación entonces?
Un posicionamiento claro, pensando en políticas de cara a las mayorías, en la gente que se tiene que levantar cada día para ir a trabajar, es que Rodalies funcione como un reloj. No es para nosotros una prioridad la ampliación del aeropuerto.

¿Y la Copa América que contó con el apoyo del Govern de ERC?
Tampoco. Los posicionamientos políticos tienen que ser claros y tienen que ser congruentes con lo que ha sido y es ERC. Y por eso decimos que nos centraremos en el partido, en fortalecerlo, en una mayor capacidad de participación del conjunto de la militancia con conocimiento, haremos doctrina política. Y por eso yo no seré candidato a la presidencia de la Generalitat y orgánicamente definiremos las reglas del juego de manera que la presidencia y la dirección máxima de este partido esté desvinculada de cualquier carrera electoral.

Xavier Godàs en el plató de ElNacional / Foto: Carlos Baglietto

Todas las candidaturas utilizan la palabra renovación. Las candidatas a las vicepresidencias y secretaría general han tenido papeles muy importantes en las instituciones y dentro del partido. ¿Qué quiere decir renovación para vosotros?
Renovación es nueva etapa. Es evolución del partido y nosotros conjugamos experiencia con renovación. Yo no nací ayer, tengo una actividad militante en la izquierda independentista desde los 14 años y alrededor de Esquerra Republicana a partir de 1987, entrando y saliendo de la actividad política. Lo que no tengo es trayectoria orgánica en el partido. Entonces, ¿qué quiere decir renovación? Significa hacer política y abrir una nueva etapa ganadora a partir de centrar el partido en todo aquello que es necesario en términos de gobierno, de influencia política para que la gente mejore sus condiciones de vida y marcar el norte del movimiento independentista en torno al ejercicio de la autodeterminación. Hay gente que lo ha hecho hasta ahora y que apreciamos mucho y que es muy importante que esté con nosotros, pero también gente que no lo ha hecho hasta ahora que son talentos nuevos que forman parte de la candidatura. O lo hacemos o Esquerra se empequeñecerá. Y en la fragilidad de Esquerra, el país retrocederá.

En su gran acto de presentación, con Marta Rovira entre el público, agradecieron y reivindicaron su legado. ¿Cuál es? ¿Es el mismo que el de Junqueras?
Es evidente que Oriol Junqueras y Marta Rovira han sido un tándem de más de una década. ¿Qué es lo que los diferencia? Marta Rovira, en momentos de alta complejidad política en que se tenían que tomar decisiones, se queda hasta el final. Y en mi casa siempre me han enseñado que el liderazgo es estar al frente, haciendo equipo, cuando las cosas van bien, cuando no van tan bien y cuando van mal. El reconocimiento a la secretaria general es haber ejercido como tal durante todos estos años hasta el final. Ha tomado una decisión, que es desvincularse de la actividad política activa en primera línea en función de un criterio político que es que se agota una etapa y que  se tiene que iniciar otra. Es una decisión política y personal al mismo tiempo. La diferencia fundamental es que mientras Rovira tiene que afrontar la complejidad del momento y la coyuntura tan complicada que teníamos, tanto en términos de partido como en términos más generales; el presidente no lo hace y se marcha para hacer campaña.

¿Cree que eso le puede pasar factura a Junqueras?
Es importante en estas cuestiones abrir una reflexión política. A mí las cuestiones personales me interesan mucho, pero creo que se tienen que desvincular de la evolución de los hechos políticos. Creo que es evidente que Junqueras se marcha de su lugar de responsabilidad en un momento en que era clave comandar, tomar posiciones y llevar la nave hasta el final en esta etapa que se cierra ahora.

Usted no ha tenido ningún cargo orgánico y quiere encarnar el concepto de renovación. ¿Puede ser contraproducente entonces que exdirigentes o exconsellers le den apoyo?
No. Nunca he entendido por qué tendría que ser malo. Como personas tenemos que aspirar a ser consecuentes, tener capacidad crítica, tomar decisiones... no ser seres de luz con una bondad intrínseca que es intocable. Que haya consellers o miembros de la dirección que den apoyo personal a Nova Esquerra Nacional, que asistan a los actos o que nos digan que nos votarán para nosotros es acumular capital político. Los consellers del Govern han tenido que oír de nosotros elementos de crítica con respecto a posicionamientos. Y asumiendo eso, que nos den apoyo, denota inteligencia política y voluntad de colaborar. Nosotros abrazamos, reconocemos y agradecemos todos los apoyos que recibimos, todos. Y estamos muy contentos con que nos apoye la gente que ha dado un paso para servir el país o para dirigir el partido hasta el final. 

Yo voté sí a Illa y he explicado mi decisión. Me falta saber qué ha votado Oriol Junqueras, que me parece muy relevante

Usted votó sí a investir a Salvador Illa. ¿Se arrepiente?
Medito lo suficiente las cosas para no tener que arrepentirme. Yo voté sí por un criterio político que era que el movimiento independentista en general y Esquerra en particular no podían debilitarse más. La coyuntura que, nos guste o no, tenemos en el conjunto del movimiento independentista es de retroceso. Unas nuevas elecciones, en mi hipótesis, implicaban más retroceso, porque tenemos que saber interpretar el marco de fondo de este país y el clima no es el del 2017, 2018 o 2019. Lo que correspondía era encontrar las mejores condiciones para hacer avanzar el país a partir de una negociación política que implica un acuerdo de investidura. Ahora tenemos que abrir un nuevo ciclo ganador. La responsabilidad máxima que tenemos es fortalecernos, haciendo política, no declaraciones, ni frases grandilocuentes o instalarnos en la retórica de la intransigencia que no nos ha conducido en ningún sitio más que a bajar la capacidad de incidencia social y de movilización. Mi biografía política está siempre enfrente de la derecha catalana y la izquierda sucursalista española. Siempre. He podido enfrentarme al Estado cuando he tenido la ocasión, siendo insumiso. Y he velado por intereses generales cuando he gobernado. A mí me mueve el servicio al país, y la política es solo una herramienta. En cada momento se tienen que tomar decisiones. Yo tomé esta y la he explicado. A mí me falta saber qué han votado otros, concretamente Oriol Junqueras. Me parece muy relevante. 

El sí a Illa ganó por muy poca diferencia. ¿Si fuera presidente del partido cree que se tendría que volver a consultar a la militancia si se tiene que mantener el acuerdo, como proponen otras candidaturas?
Respeto mucho las propuestas de los otros y estoy de acuerdo en el hecho de que la militancia tiene que participar en cualquier decisión política que sea relevante, porque si no estaríamos bloqueando sistemáticamente el partido. La dirección tiene que poder dirigir, tiene que mandar obedeciendo. ¿Qué es lo que nos ha pedido la militancia del sí y del no? Máxima exigencia en términos de calendario y de contenido. ERC hace años que asume la responsabilidad que otros no han puesto de manifiesto. Por lo tanto, nos toca ahora, por una cuestión de reciprocidad básica, cobrar las facturas. Y si no, nuestra dirección hará caer gobiernos, no facilitará la gobernabilidad, empezando por los presupuestos.

El PSC tiene que saber que ERC somos sus adversarios y que los queremos superar desde la izquierda nacional, no siendo como ellos

¿Qué incumplimientos de los socialistas pueden hacer caer gobiernos?
Todo lo que tiene que ver con el acuerdo de investidura. En este, evidentemente, hay elementos más estratégicamente importantes en términos de país. La cuestión de la financiación es un elemento clave. Tenemos más de 8 millones de personas, muchas de las cuales se han incorporado hace muy poco. Y tenemos un país en proceso de envejecimiento. Desde el punto de vista de los servicios públicos, garantizar la atención a este conjunto es un reto monumental y Catalunya no está en condiciones de asumirlo. Por lo tanto, necesita control de caja para hacerlo, no solo la competencia. No es una cuestión de política autonomista, estratégicamente hablando, es muy importante para el país. Y todo lo que tenga que ver con acuñar la nación, lo es también. Aquí y allí seremos muy exigentes. Y hace falta que todo el mundo sepa en Catalunya, y el PSC en particular, que nosotros somos sus adversarios, que queremos superarlos desde la izquierda nacional, no siendo como ellos. Y lo mismo con Junts, un partido que cometió un acto claramente antipatriótico en el 2022, saliendo del Govern. A nosotros nos dicen sistemáticamente qué es lo que hacemos mal cuando una formación tan importante como Junts deja un Govern independentista sin asumir la más mínima responsabilidad y cuando los problemas de entendimiento se podían superar. De ahora en adelante nosotros reharemos puentes. Yo tengo buena relación personal con "todo Dios", pero situamos las cosas allí donde están, porque la autocrítica para ir mejor pasa por asumir que ha habido momentos en que merecemos, desgraciadamente, estar donde estamos.

Antes ha comentado que si es presidente de Esquerra no quiere ser candidato a la presidencia de la Generalitat. ¿Las personas que lo acompañan en la propuesta de la dirección, las vicepresidentas y la secretaria general, tampoco?
A mí me parece muy importante que la presidencia y la dirección en lo alto del partido escojan esta opción. Eso es muy diferente a decir "yo no tengo expectativas", que es lo que contesta según quien cuando se le pregunta. Las expectativas van y vienen. Puedes no tener la expectativa ahora y, en cambio, tenerla de aquí un par de años. Yo lo que garantizo es que como presidente de ERC no participaré en ningún curso electoral del partido. Y me parece que el modelo vasco en este sentido es bueno: la dirección se tiene que centrar en el partido, fortalecerlo, marcar posicionamientos políticos y con eso influir en el conjunto del movimiento independentista, rearticular e el conjunto de la izquierda nacional y condicionar los gobiernos cuando los tengamos, a fin de que no nos pase como hasta ahora. Con el fin de gobernar hemos intentado gustar a todo el mundo, cosa que ha sido letal para Esquerra Republicana de Catalunya.

Con el fin de gobernar ERC ha intentado gustar a todo el mundo, cosa que ha sido letal para nosotros

Este modelo vasco se ha aplicado desde 2021 en Esquerra y no ha funcionado demasiado bien. Se han ido perdiendo elecciones y el presidente del partido ha acabado enfrentado a la secretaria general y al president del Govern.
Eso no ha sido así. Yo hablo de modelo orgánico, que es una cosa muy diferente. Ha pasado porque no había la posibilidad de que encajaran las piezas, no podía haber una candidatura a la presidencia de la Generalitat por la represión. En materia represiva se ha hecho todo lo que tenía que hacer y ha abierto el camino que otros después han asumido. Hemos dado pasos mucho importante como la ley de amnistía. Pero ERC ya no puede salir adelante, no puede evolucionar como partido si fija siempre la mirada en el episodio de represión. Siempre máxima protección al millar de personas represaliadas, a quien ha estado en prisión y en el exilio. Pero no podemos estar más condicionados, una herramienta de liberación nacional como ERC tiene que mirar hacia adelante, no hacia atrás.

Su candidatura ha dejado abierta la puerta a la posibilidad de que el candidato a la presidencia de la Generalitat pueda ser Junqueras, cuando se le aplique la amnistía. ¿Es contradictorio no quererlo al partido pero sí en el Govern?
Somos un partido republicano. ¿Y en qué se diferencia de un partido que no lo es? En el que el debate político tiene que ser una virtud, en que la capacidad de poder tener espacios de influencia política y de representatividad en un partido republicano siguen un procedimiento democrático estricto. No podemos ser nepotistas ni establecer relaciones de dominación arbitrarias entre la militancia. Por lo tanto, en un proceso que lleva a la candidatura a la presidencia de la Generalitat se sigue un proceso de primarias y aquí todo el mundo se puede presentar y nosotros podemos evaluar quién lo podría hacer de manera más idónea, pero es un proceso abierto.

Xavier Godàs durante la entrevista / Foto: Carlos Baglietto

Este proceso congresual se ha visto muy afectado por la estructura B y el escándalo de los carteles. Usted no ha formado parte de la Ejecutiva. ¿Cómo cree que se tiene que afrontar eso? ¿Comparte la idea de "limpiar" que utilizó Junqueras?
El partido ha estado muy tensado. Uno de los errores ha sido mantener la dirección política en estas condiciones. Ya se dijo en su momento que podía ser un error y nos aconsejaban que no lo hiciéramos. La dirección política no tendría que haber estado vinculada a la represión, como no lo está a efectos prácticos en general nunca en ningún sitio. Y aquí consideramos que éramos un caso singular y que podíamos hacerlo. Error. El partido tenía que poder funcionar con libertad, en las condiciones que eran, y asumiendo que la represión es un elemento que afecta a los partidos. Dicho esto, ¿qué es lo que nosotros queremos que pase? Que de una vez por todas se complete la investigación y que, si hay otras responsabilidades, estas se depuren. Pero no nos gusta la idea de limpiar. ¿Qué quiere decir limpiar, exactamente? ¿Purgar? Nosotros no somos de esta gente que tiene una lista donde hay crucecitas al lado de nombres, ni me miro en las fotos quién sale y quién no sale en un acto. El mensaje que queremos dar es muy claro: luz y todo el mundo dentro. Asumimos las responsabilidades políticas y concretas de aquello que no funciona. Pero todo el mundo dentro. No nos gusta el miedo y no queremos, en esta campaña, darle alas.

Los militantes tienen que poder decidir y consensuar la trayectoria política del partido a un nivel estratégico, mucho más allá de la ponencia política

Todas las candidaturas hablan de reconectar con la militancia. ¿Qué cosas les consultaría?
La militancia tiene que participar en todo aquello que sea fundamental en la evolución del partido. Y eso quiere decir que estas alianzas, desde la perspectiva de la izquierda nacional, se tienen que poder ir explicando de verdad, se tienen que poder comprender y la militancia tiene que poder avalarlas cada vez que sea necesaria. Tienen que poder decidir y consensuar la trayectoria política del partido a un nivel estratégico, mucho más allá de la ponencia política que habrá que hacer de cara a febrero. Lo tiene que hacer de manera constante. Y, evidentemente, tiene que poder participar en todos aquellos sobrevenidos fundamentales en que hay que tomar posición. La militancia es importante, si no seríamos un partido de oficinas, de técnicos, de burócratas y eso no puede ser.

Dicen que quieren hablar más de proyecto que de personas. ¿Qué diferencias hay entre Nova Esquerra Nacional y el resto de candidaturas?
La primera cuestión es que nosotros nos centramos en el partido. La dirección que planteamos no tiene ninguna otra expectativa que centrarse en él. También que nosotros somos una candidatura de izquierdas que pretende representar el conjunto de la gente progresista, plural, soberanista e independentista desde un punto de vista práctico y no retórico. Nuestro espacio, nuestra identidad es la izquierda nacional y no parecernos al PSC en el área metropolitana y a Junts en el resto del país. Hay expectativas de colaboración política con el PSC muy importantes en Militància Decidim, que no explican y que no creo que sean buenas, y también hay quien dice que solo representa a la gente del "no" a Illa, cuando son gente muy diversa. Las candidaturas tienen que comprender el conjunto del partido. Y también somos una candidatura para orientarse al futuro. No miramos por el retrovisor. Reconocemos la historia política de este país y allí donde hemos llegado, pero no volveremos a 2017, ni a 2018, ni a 2019. No se vale, como candidatura, decir "aquello que sí que era bonito", que ojalá, con un ejercicio de melancolía, volviéramos allí. No volveremos. También nos diferencia que nosotros somos independentistas, hay otras candidaturas que son autonomistas, de ir haciendo como hasta ahora, que dicen que están por la autodeterminación, pero mientras tanto vamos haciendo. Nosotros somos independentistas, de izquierdas y con un proyecto de futuro.

¿Es partidario de que ERC entre a gobernar en el Ayuntamiento de Barcelona con el PSC?
En estos momentos toca centrarnos en el partido. En 2027 tenemos que generar las condiciones de competitividad en el conjunto del país para llegar a tener tanta representación como sea posible en el mundo municipal, porque será el espacio contrahegemónico del independentismo de izquierdas y, por lo tanto, ganar Barcelona en 2027. Ahora no veo ningún incentivo al entrar a gobernar en el ayuntamiento de Barcelona.

Hay candidaturas que tienen rehacer la unidad independentista como prioridad. ¿Lo es para Usted?
La unidad por la unidad, como un mantra, me aburre. La unidad tiene que ser muy sincera en la agenda nacional, porque con Junts habrá grandes diferencias en materia de política pública, pero en este aspecto tenemos que tener una relación sincera y ponernos de acuerdo. Y en el conjunto del movimiento independentista hay que volver a tener una relación de confianza y que Esquerra contribuya al conjunto del movimiento independentista en el lugar que le corresponde, que es liderando, con mano tendida y generosidad.

El president Puigdemont vuelve a presidir Junts. ¿Eso complica a facilitar los puntos de encuentro?
El president Puigdemont habrá hecho finalmente un trabajo fundamental que es rearticular Convergència. Nosotros haremos un trabajo fundamental que es rearticular la izquierda nacional. Y será a partir de aquí que nosotros tendremos una relación sincera con Junts. Creo sinceramente que tendría que haber seguido el criterio que planteó en 2022 y no tendría que ser un agente de primera línea en este momento. Nadie cree que Puigdemont y Junqueras sean el futuro en este país. Tengamos en cuenta el país, no cada parroquia. Los partidos políticos al final son burbujas autorreferenciales y eso se tiene que romper. El país tiene un clima completamente diferente.

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