La batalla por el escaño de Alberto Rodríguez ha acabado siendo sólo la punta del iceberg de lo que pasaba entre bambalinas en La Moncloa. Lo que ha acabado de tensar al máximo las costuras ha sido la pugna por la derogación de la reforma laboral, acordada por los dos socios en el acuerdo de coalición. De sopetón, la vicepresidenta primera Nadia Calviño decidió tomar las riendas de forma unilateral a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que hasta ahora había pilotado toda la negociación. Se ha podido sellar una especie de alto al fuego, no se sabe si definitivo. ¿Pero qué hay detrás de esta crisis? Según a quién preguntes, la respuesta es una u otra. Desde la agenda propia de la vicepresidenta segunda hasta el miedo del PSOE a que les haga daño. Lo único claro es que es un factor de disrupción.
Un importante dirigente de Unidas Podemos atribuye todo lo que ha pasado al temor del PSOE. "Se trata de una lucha por la visibilidad. Yolanda va como un cohete en las encuestas. Es la dirigente política española mejor valorada y el espacio está remontando", señala esta fuente. Por eso considera que hubo un movimiento de última hora para introducir Nadia Calviño en la ecuación: "Estaba ya en la recta final... Es un intento de desdibujar esta victoria. Ya el salario mínimo fue muy identificado como una victoria suya. También la regulación del precio del alquiler". Y remacha: "Al PSOE le preocupa que gane más visibilidad".
No lo ve así un ministro del ala socialista, que quita importancia: "Ha sido una tormenta en un vaso de agua". En este sentido, niega ningún tipo de injerencia por parte de Calviño: "Lo que no entra en la cabeza de nadie es que se pueda tirar adelante si no está todo el gobierno de acuerdo. Una ley como esta pasa por muchas instancias, como la comisión delegada de asuntos económicos. Cuando llegas con una propuesta, la tienes que tener bien acotada". El dirigente socialista lo ha visto todo "un poco exagerado".
Sea como sea, es la primera vez que Yolanda Díaz, que prometió menos ruido que con Pablo Iglesias, ha decidido poner públicamente el grito en el cielo. Desde la dirección de Podemos perciben un cambio de estrategia en el nuevo PSOE de Pedro Sánchez. Antes los socialistas intentaban disputar la razón mediática y colgarse finalmente la medalla. Pero como han visto que no acababa de funcionar, han decidido incluir "árbitros" al lado de Díaz, como es el caso de la negociación de la reforma laboral. Ven justamente en la derogación de la normativa de Rajoy la madre de todas las batallas. Hasta que no lo cierren a finales de año, se mantendrán en vigilancia permanente.
De hecho, Yolanda Díaz asegura que se lo pensó mucho y que finalmente aceptó dejar su escaño para ser ministra de Trabajo justamente porque quería capitanear la derogación de la reforma laboral del PP. Fue una cartera que al PSOE le costó mucho ceder, costando incluso una repetición electoral. Y probablemente haya sido uno de los ministerios más productivos de La Moncloa (Sanidad aparte). Con Díaz en el ministerio ya se han conseguido doce acuerdos en el diálogo social con sindicatos y patronales, desde los ERTE hasta el incremento del salario mínimo. Ha tenido solvencia en el diálogo y también en los resultados: esta misma semana la encuesta de población activa (EPA) ha situado el empleo en España a niveles previos de la crisis del 2008, superados de largo los efectos de la pandemia en la destrucción de puestos de trabajo.
Pero no sólo es ministra; también es futura candidata. Después de que Iglesias la señalara en su retirada, Díaz trabaja en su candidatura para el 2023 a fuego lento. No tiene nadie que le pueda hacer sombra dentro del espacio político, como admiten todos los dirigentes de Podemos. Desde su entorno aseguran que quiere hacerlo bien, creando una plataforma que consiga diluir las diferentes marcas divisivas. Y se fijan en el CIS para diagnosticar el miedo dentro del PSOE. No sólo es que Yolanda Díaz supere a Pedro Sánchez en la valoración que hacen los encuestados. También, según el barómetro del pasado julio, los votantes socialistas dan una mejor nota a la vicepresidenta segunda (6,7) de la que ponen al mismo presidente español y secretario general del PSOE (6,28). El exgurú de La Moncloa, Iván Redondo, ha llegado pronosticar que puede ser la próxima del gobierno de España.
Hay quien ironiza que quizás trataba de ofrecer sus servicios a la futura candidata. En cualquier caso, el ministro socialista consultado rebate las encuestas. "El problema con las encuestas lo tienen ellos", lanza. "Si nosotros sacamos el triple de escaños que ellos. El problema que tenemos es que justamente a Podemos le tiene que ir bien. Porque, si no, no sumaremos", remacha. Por eso cree que ha sido un intento de Podemos y Díaz para "hacerse valer".