Es el único presidente de la historia de España declaradamente culé. José Luis Rodríguez Zapatero ha hecho gala de su barcelonismo este mediodía, desde Barcelona, durante su discurso como pregonero de Santa Eulàlia, en un acto organizado por el Gremi de Restauració. Él, artífice del acuerdo por el Estatut del año 2006, ha querido enviar un mensaje a "la sociedad catalana", a quien ha pedido que "haga suya" la apuesta por el diálogo entre gobiernos y "dé apoyo" a la mesa de negociación. "Es lo que nos merecemos todos, es una oportunidad para el reencuentro", ha afirmado.

Recuperando una de las expresiones que más lo caracterizaron durante su etapa como presidente del gobierno de España ―entre 2004 y 2011―, ha subrayado que "el tiempo del talante se ha reiniciado". Según el expresidente, la nueva etapa que empiezan Catalunya y España, después de la constitución del gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos, es motivo para "recuperar la sonrisa". Insiste en la necesidad de que los catalanes lo aprovechen, porque "no servirá de nada si la sociedad no se lo hace suyo". Asimismo ha invitado a ambas partes a ser "generosas", a "superar los prejuicios" y les ha recordado que "diálogo no es renunciar, es el método de la inteligencia y no es debilidad, es confianza en las ideas".

Haciendo un repaso de la última década, Zapatero ha situado en la sentencia del TC contra el Estatut, que él mismo rubricó con Artur Mas, el inicio del desencuentro. Desde entonces, ha dicho, "ha sido tiempo de crisis y no de salidas".

Sonrojado por algunas críticas a Catalunya

Si bien ha arrancado el discurso en tono de broma, declarando su amor incondicional hacia Leo Messi, a quien ha definido como "Dios", Zapatero tenía muy claro qué mensaje quería trasladar hoy desde Barcelona. Venía con la misión de mostrar la cara más amable de las instituciones españolas, intentando poner de manifiesto las diferencias entre la etapa de Rajoy, cuando "han dominado palabras como conflicto, 155, traición o procés" y el socialismo.

Para ello, se ha mostrado empático con los catalanes. "Me produce dolor y malestar cuando en algún lugar de España escucho las cosas que escucho a veces sobre los catalanes. Me sonrojo", ha confesado. Al mismo tiempo ha reconocido que le genera la misma sensación según qué declaraciones que se hacen desde Catalunya.

 

Finalmente ha destacado que hay que dejar los tribunales al margen de la política y que "es posible una Catalunya con más poder, identidad y reconocimiento". Eso sí, todo, siempre, "juntos" y "respetando las reglas".