La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la demencia como “un síndrome, generalmente de naturaleza crónica o progresiva, caracterizado por el deterioro de la función cognitiva (la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal”.
Afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. Suele ir precedida por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación. Cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos en el mundo y es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en el mundo entero. La forma más común de demencia es la enfermedad de Alzheimer.
Debido al importante impacto físico, psicológico, social y económico no solo en las personas que la padecen, sino también en sus cuidadores, sus familias y la sociedad en general, la demencia se ha convertido en un problema de primer orden. La OMS ha publicado una serie de pautas de prevención en las que exponen los 12 factores de riesgo de padecer esta patología, con consejos para hacerles frente, puesto que algunos de los factores están relacionados con el estilo de vida y son modificables. Estos factores son los que se detallan a continuación.
Los factores
> Bajos niveles de actividad física
> Tabaquismo
> Mala alimentación
> Abuso de alcohol
> Reserva cognitiva insuficiente o deficiente (la capacidad del cerebro para compensar los problemas neuronales)
> Falta de actividad social
> Aumento de peso
> Hipertensión
> Diabetes
> Dislipemia (niveles de colesterol poco saludables)
> Depresión
> Pérdida de audición
Los síntomas
En cuanto a los síntomas, es importante saber que algunos aparecen a una edad temprana y, a menudo, pasan desapercibidos, ya que el inicio es paulatino. Por ejemplo, la tendencia al olvido, la pérdida de la noción del tiempo y la desubicación espacial, incluso en lugares conocidos.
En una etapa intermedia, a medida que la demencia evoluciona, las personas empiezan a olvidar acontecimientos recientes, los nombres de las personas, se desubican hasta en su propia casa, tienen cada vez más dificultades para comunicarse y empiezan a necesitar ayuda con el aseo y cuidado personal. Además, sufren cambios de comportamiento.
En la última etapa de la enfermedad, la dependencia y la inactividad son absolutas. La desubicación es casi total y apenas reconocen a familiares y amigos.
En 2017, la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS respaldó el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025, en la que se establecen las medidas a tomar en diferentes ámbitos en todos los países para hacer frente al avance de esta enfermedad.