Hoy es el Día Mundial de la Lucha contra el Sida y según los datos del Ministerio de Sanidad, casi el 50% de los nuevos casos de VIH se diagnostican tarde y hasta un 13% de los afectados podrían no saber que son portadores. Unas cifras que alejan al Estado español del objetivo 95-95-95 de ONUSIDA, que busca que el 95% de las personas con VIH estén diagnosticadas, el 95% en tratamiento y, al menos, el 95% con carga viral indetectable. Por este motivo, es fundamental potenciar el uso de medidas preventivas como el preservativo, educar a la población más joven para que conozcan los riesgos y concienciar a la población de la necesidad de realizarse la prueba.

“Este 2021 se cumplen 40 años del primer caso de VIH positivo en España. Una pandemia que se ha cobrado ya la vida de más de 40 millones en todo el mundo. Curiosamente, cuatro décadas después, estamos librando una lucha frente a frente contra otra pandemia, el Covid-19, que nos ha enseñado que, si no ponemos todos de nuestra parte, será imposible vencerlo. En el caso del VIH, hoy en día, tenemos muchos mecanismos para prevenir, detectar y minimizar el riesgo en caso de infección y debemos hacer que los grupos de riesgo lo sepan y acudan a sus centros de referencia para realizarse la prueba de detección en caso de que tengan alguna duda o consideren que pueden ser positivos”, señalan desde el Consejo General de Enfermería quién, con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, acaba de alertar de la importancia de la detección de nuevos casos.

La falta de información y educación sanitaria, unidas a una pérdida de la percepción del miedo han hecho que los más jóvenes (la media de edad se sitúa en los 36 años) reduzcan los medios para evitar la infección. Los expertos creen que es necesario educar a la población y lo hacemos desde las edades más tempranas en los colegios, también en los centros de salud e, incluso, en los hospitales. Es imprescindible, además, que las administraciones potencien y sigan financiando las pruebas diagnósticas, garantizando la gratuidad y la confidencialidad de estas.

Es en esta confidencialidad donde se esconde también uno de los mayores problemas que acompañan a la infección por VIH, el estigma. Muchos de los afectados prefieren no enfrentarse a la realidad por el rechazo que, actualmente y con todos los mecanismos que existen para frenar el avance del virus, sigue existiendo entre la sociedad.

Es clave normalizar el VIH en la sociedad, que se entienda que la clave es un buen control y un buen tratamiento, donde el riesgo para los demás es cero. Los expertos creen que no se puede permitir que nadie sufra rechazo debido a una afección sanitaria. En este caso, hablamos de VIH, pero es extensible a cualquier otra enfermedad o infección. De hecho, en los últimos meses, hemos vivido agresiones y acoso en los domicilios a compañeras enfermeras después de trabajar con pacientes Covid-19 por miedo a un posible contagio entre los vecinos. Algo inadmisible. Por lo tanto, del mismo modo debe serlo en la discriminación de personas VIH en ambientes sociales, familiares y laborales.

Es necesario que la población sea consciente de que existen tratamientos muy eficaces que llevan al virus a ser indetectable e intransmisible. Por esto mismo, con el paso de los años, se ha conseguido que el VIH sea tratado como un problema de salud crónico y no como un riesgo mortal para quien lo sufre.