Vivir periodos de ansiedad en nuestra vida es algo completamente normal y acarrea síntomas físicos como puede ser una alteración del ritmo cardíaco, una ligera sensación de mareo o de náuseas o incluso una subida de la tensión arterial. Pero cuando se cronifica y afecta de manera radical a nuestra vida, además de los cambios en el estado de ánimo y en la salud mental, también afecta a la salud física con un efecto devastador.
Es el caso del trastorno de ansiedad generalizada, que se caracteriza por una ansiedad excesiva que se diagnostica cuando la preocupación extrema por una variedad de cosas dura seis meses o más. Existen otros trastornos como el desorden de ansiedad social, que implica un miedo paralizante en las situaciones sociales, el trastorno de estrés postraumático, que se desarrolla después de presenciar o experimentar algo traumático y cuyos síntomas pueden demorarse durante años, el trastorno obsesivo compulsivo, que sufren personas que sienten la necesidad de realizar determinados rituales (compulsiones) una y otra vez, o experimentar pensamientos intrusivos y no deseados que pueden ser angustiantes (obsesiones), las fobias, como los miedos a los espacios reducidos (claustrofobia) o a las alturas (acrofobia) o los trastorno de pánico, que provocan sentimientos espontáneos de ansiedad, terror o muerte inminente.
Pero, ¿qué efectos se pueden producir en nuestra salud física cuando se mantienen a largo plazo? Estos son algunos de ellos:
Sobre el sistema nervioso central
Los ataques de pánico y ansiedad a largo plazo provocan que el cerebro libere hormonas del estrés de forma regular (como la adrenalina o el cortisol), lo que puede aumentar la frecuencia de síntomas como dolores de cabeza, mareos y depresión. También, puede contribuir al aumento de peso, como ocurre con los elevados niveles de cortisol.
Sobre el sistema cardiovascular
Los trastornos de ansiedad pueden causar frecuencia cardíaca rápida, palpitaciones y dolor en el pecho. También puede aumentar el riesgo de hipertensión arterial y enfermedades cardíacas.
Sobre el sistema digestivo
La ansiedad también afecta al aparato digestivo, provocando de forma crónica dolores de estómago, náuseas, diarrea y otras molestias. También puede producirse pérdida o un aumento desmesurado del apetito.
Sobre el sistema inmune
La ansiedad desencadena una respuesta de huida en el organismo, liberando una serie de sustancias químicas y hormonas, como la adrenalina, para preparar al cuerpo para escapar. A corto plazo, aumenta su pulso y frecuencia respiratoria. Pero si se cronifica, el organismo nunca recibe la señal para volver al funcionamiento normal, lo que puede debilitar el sistema inmunológico.
Sobre el sistema respiratorio
La ansiedad provoca una respiración rápida y superficial, que si se perpetúa, puede agravar determinadas patologías que la persona ya padezca, como es el caso de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los enfermos tienen un mayor riesgo de hospitalización debido a complicaciones relacionadas.