Los plastificantes son aditivos que sirven para incrementar la flexibilidad de los materiales y están presentes en muchos de los objetos cotidianos de nuestra vida. Dos ejemplos son el Bisfenol A y el Bisfenol S. En un artículo publicado en la revista Communications Biology llevado a cabo por biólogos de la Universidad de Bayreuth, se concluye que pueden afectar a importantes funciones cerebrales en los seres humanos.
El estudio muestra que incluso pequeñas cantidades de estos plastificantes interrumpen la transmisión de señales entre las células nerviosas del cerebro de los peces con los que se ha llevado a cabo la investigación. Los científicos consideran que es muy probable que también se produzcan interferencias similares en los cerebros de los seres humanos adultos. Por lo tanto, piden el rápido desarrollo de plastificantes alternativos que no supongan un riesgo para el sistema nervioso central.
Los bisfenoles los podemos encontrar en envases de alimentos, vajillas de plástico, botellas para beber, juguetes, empastes dentales y hasta chupetes para bebés. En los últimos años, ya se han asociado con ellos numerosos riesgos para la salud, especialmente con el bisfenol A (BPA). El equipo de investigación de Bayreuth ha investigado por primera vez los efectos de los plastificantes en la transmisión de señales entre las células nerviosas en el cerebro adulto.
El estudio cubre no solo el BPA, sino también el bisfenol S (BPS), que a menudo se considera menos dañino para la salud, pero según concluyen, ambos plastificantes alteran la comunicación entre las células nerviosas del cerebro.
Los efectos nocivos sobre el cerebro afectan principalmente al delicado equilibrio entre las diferentes funciones neuronales. Mientras que algunas células cerebrales transmiten señales que desencadenan un estado de excitación en las células posteriores, otras células cerebrales tienen la función de inhibir las células posteriores. Sin embargo, la coordinación de la excitación y la inhibición es esencial para un sistema nervioso central intacto.
“Es bien sabido que numerosos trastornos en el sistema nervioso se desencadenan por el hecho de que las señales excitatorias y las señales inhibidoras no están coordinadas o están de manera inadecuada. Por lo tanto, es aún más alarmante que los plastificantes BPA y BPS perjudiquen significativamente precisamente esta coordinación”, explican los expertos.
“Nos sorprendió la cantidad de funciones cerebrales vitales de los peces que se ven afectadas por los plastificantes utilizados en numerosas industrias. Este daño, como pudimos demostrar, no ocurre de inmediato. Sin embargo, cuando las células cerebrales se exponen a pequeñas cantidades de BPA o BPS durante un mes, el daño es inconfundible”, aseguran.
Resulta que los plastificantes influyen en el potencial de acción de las células cerebrales. Alteran la transmisión química y eléctrica de señales a través de las sinapsis. Además, interrumpen los circuitos que son importantes para la percepción y el procesamiento de los estímulos acústicos y visuales.