Los videojuegos son unos de los entretenimientos más extendidos en la actualidad. Desde una consola en un móvil, desde los juegos más complejos como Elden Ring, en los más asequibles como Candy Crush. De los más pequeños de la casa en los mayores, quién más, quién menos, ha jugado o juega regularmente a videojuegos. Sin embargo, como pasa a menudo, un uso abusivo puede acabar siendo un problema. "La adicción en los videojuegos es una realidad clínica", remarcar el Hospital de Bellvitge en un comunicado, donde alerta que el año 2022 se cuadruplicaron las consultas por un uso excesivo de videojuegos.
Los últimos estudios apuntan que aproximadamente el 3% de la población está sujeta a poder sufrir algún tipo de adicción en este ámbito. "El riesgo problemático del uso de videojuegos existe en ambos géneros. Aunque se ha asociado tradicionalmente al género masculino, recibimos cada vez más consultas de chicas", según ha explicado la psicóloga clínica Susana Jiménez, jefa de la Unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) e investigadora del IDIBELL.
Según el HUB, en la última década se ha experimentado un crecimiento de este tipo de consultas, sin Embargo, desde el año 2021 se han disparado las consultas. Este aumento registrado a la Unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales podría ser una de las consecuencias del confinamiento en la salud mental a medio y largo plazo, según apunta el mismo centro.
¿Cómo reconocer este tipo de adicción?
La Unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales señala algunos aspectos que pueden ayudar a reconocer cuando una afición va más allá del entretenimiento. Las señales de alerta suelen ser:
- Relevancia en la vida de la persona
- Pérdida del autocontrol sobre esta actividad
- Un tiempo excesivo dedicado a los videojuegos de forma diaria (por ejemplo, 4-5 horas)
- Aumento de la irritabilidad, ansiedad y tristeza al dejar de jugar.
- Abandono de otras actividades sociales, escolares/laborales y lúdicas, así como consecuencias negativas en otros aspectos vitales.
- Persistencia en el uso de videojuegos, a pesar de todas las consecuencias negativas.
"Hasta que pacientes y familias no reconocen que la pasión por los videojuegos es en realidad una adicción, no acuden a las consultas en los dispositivos asistenciales y asociaciones de autoayuda, y pueden pasar meses", remarca a la doctora Jiménez.
"En el contexto adecuado y con un patrón de uso saludable, los videojuegos pueden ser educativos, aumentar determinadas capacidades y habilidades, mejorar la autoestima y las relaciones sociales e incluso practicar idiomas", subraya la experta, pero añade: "Tenemos que reconocer y prevenir el impacto negativo contra que pueden tener a raíz de un uso abusivo, y como sociedad tenemos que asumir de forma compartida la responsabilidad de promover el uso saludable de las nuevas tecnologías".