Las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) son un grupo de compuestos creados por el hombre que tienen una elevada estabilidad química y térmica, por lo que se han utilizado ampliamente en aplicaciones industriales y de consumo. Están presentes en revestimientos antimanchas de tejidos y moquetas, pinturas y barnices, muebles, zapatos, abrillantadores de suelos, insecticidas, etcétera.
Por lo tanto, estamos muy expuestos diariamente a ellos. Sin embargo, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la dieta es la principal fuente de exposición humana a estas sustancias, en particular el pescado y los productos de la pesca, la carne y productos cárnicos (hígado principalmente) y los productos envasados. Por ejemplo, un alimento paradigmático con una gran presencia de estos compuestos son las palomitas de maíz industriales.
Ahora un nuevo estudio ha hecho una recomendación para procurar cocinar y comer más comidas caseras con el objetivo de reducir la exposición a estas sustancias. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos publicó una investigación en la que se encontraron vínculos entre los PFAS y los problemas reproductivos y del desarrollo, el colesterol alto, la enfermedad hepática y renal, efectos adversos sobre el sistema inmunitario y efectos cancerígenos hasta ahora demostrados en roedores.
El estudio
La investigación ha sido publicada en la revista Environmental Health Perspectives y se suma a otros estudios difundidos hasta la fecha. Los investigadores reunieron información acerca de 10.106 personas que habían proporcionado información detallada sobre sus dietas y patrones de alimentación. Concretamente, se registró su consumo total de alimentos durante 12 meses. Además, se tomaron muestras de sangre de estas personas y las analizaron para detectar rastros de PFAS.
Los participantes que comieron más veces en casa presentaron niveles significativamente más bajos que los que comieron fuera, especialmente aquellos que consumieron más cantidad de comida rápida. Además, el estudio también encontró que las personas que comían regularmente palomitas de microondas también tenían niveles más altos de PFAS.
Los resultados de este estudio sugieren que la migración de productos químicos PFAS de los envases de alimentos a los alimentos puede ser una fuente importante de exposición a los tóxicos. También se recoge que, a pesar de que se han fabricado nuevas versiones de PFAS que supuestamente no son tan nocivas, lo cierto es que según los expertos las nuevas variedades son tan dañinas como las antiguas. Además, si a la presencia de estas sustancias se añade la del BPA y los ftalatos, también muy presentes en los envases de alimentos y relacionados con la alteración de la función hormonal y endocrina, el daño puede ser peor. Por eso los científicos destacan que cuanto menos contacto tenga la comida con este tipo de sustancias presentes en los envases, mejor será para la salud