La ansiedad es uno de los síntomas psiquiátricos más comunes en nuestra sociedad. Puede aparecer como un trastorno de ansiedad independiente o como parte de otro trastorno mental, como la depresión.

La ansiedad puede ser tratada médicamente con fármacos inhibidores de la recaptación de serotonina, pero hay personas con trastornos de ansiedad que no son demasiado partidarias de tomar medicación debido a los efectos secundarios que acarrea y la dependencia que provoca.

Se calcula que alrededor de un 20% de los adultos norteamericanos desarrollan un trastorno de ansiedad cada año, por lo que encontrar una forma segura y rentable de controlar la ansiedad es uno de los grandes retos de la medicina de hoy en día. En los últimos años, algunos equipos de investigación han probado el potencial del omega 3 como ayuda en el tratamiento de afecciones psiquiátricas, incluidos los trastornos del estado de ánimo y la ansiedad.

Los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 están presentes en los aceites de pescado. A lo largo de los años, la ciencia les ha atribuido una amplia gama de beneficios para la salud, pero conviene remarcar que no todos están respaldados por una evidencia.

Los estudios que investigan los efectos contra la ansiedad de los ácidos poliinsaturados omega 3 en modelos animales han tenido bastante éxito. Así, un trabajo en ratas encontró que una dieta rica en un ácido graso poliinsaturado llamado ácido eicosapentaenoico reduce los comportamientos similares a la ansiedad.

Pero también en los humanos ha habido investigaciones que han demostrado una relación entre los niveles de ácidos grasos poliinsaturados y la ansiedad. Por ejemplo, un estudio encontró que las personas con trastornos de ansiedad tienen niveles más bajos de omega 3 circulantes. Otra investigación, mostró que los suplementos de omega 3 redujeron la inflamación y la ansiedad en los estudiantes de medicina durante los exámenes.

El estudio

 

Sin embargo, estos estudios y otros –aunque se consideran valiosos–, se han visto limitados por el pequeño tamaño de sus muestras. Para superar este inconveniente, un grupo de investigadores realizó recientemente la primera revisión sistemática sobre esta materia.

Para ello examinaron a los participantes con síntomas de ansiedad elevados en los resultados de los ensayos clínicos, para determinar la eficacia general de los omega 3 para los síntomas de ansiedad, independientemente de cada diagnóstico.

Los investigadores tomaron datos de 19 ensayos clínicos que incluían un total de 1.203 participantes. Sus hallazgos fueron publicados en la revista JAMA Network Open. Después del análisis, los resultados respaldaron su teoría inicial.

 

Aunque los estudios variaron significativamente en el tipo de participantes que estuvieron involucrados y las formas en que se midió la ansiedad, vieron una reducción significativa en la ansiedad en los grupos tratados con omega 3 en comparación con los grupos de placebo.

Curiosamente, los efectos positivos de los omega 3 fueron particularmente significativos para las personas que tenían diagnósticos clínicos de afecciones psiquiátricas.

Los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 están presentes en las membranas cerebrales y pueden interferir y posiblemente controlar varios procesos neurobiológicos, como los sistemas de neurotransmisores, la neuroplasticidad y la inflamación. Esto podría ayudar a explicar por qué tienen un impacto en los síntomas psiquiátricos, pero se necesitará mucha más investigación para descubrir los mecanismos exactos involucrados.