La aspirina puede convertirse en un aliado a la hora de prevenir el desarrollo de varios tipos de cáncer del tracto digestivo, incluidos algunos tan complicados como el de páncreas o hígado. Así queda de manifiesto en el análisis más grande y completo hasta la fecha que se ha hecho al respecto, publicado en la revista Annals of Oncology.
En total, se examinaron 113 estudios realizados sobre la población general, de los cuales 45 trataban sobre cáncer de colon e incluyeron 156.000 casos. También se analizaron otros tipos, como el de esófago, estómago, cardias gástrico, hígado, vesícula biliar y conductos biliares y páncreas.
Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Milán encontraron la evidencia de que el uso regular de la aspirina está asociado con una reducción significativa en el riesgo de desarrollar todos estos tipos de cáncer, aparte del cáncer de cabeza y cuello. Específicamente, el uso de este fármaco produjo un 27% menos de riesgo de cáncer sufrir cáncer colorrectal, un 33% menos riesgo de cáncer de esófago, un 39% menos riesgo de cardias gástrico, un 36% menos riesgo de cáncer de estómago, un 38% menos en los conductos biliares y un 22% menos de cáncer de páncreas.
Según los expertos, para este año 2020 hay previstas 175.000 muertes por cáncer colorrectal en la UE, de las cuales alrededor de 100.000 serán en personas de entre 50 y 74 años. Si asumimos que el uso regular de la aspirina aumenta del 25% al 50% en este grupo de edad, esto significaría que entre 5.000 y 7. 000 muertes por este tipo de cáncer y entre 12.000 y 18.000 casos nuevos podrían ser evitados mediante el uso regular de aspirina.
Los investigadores también analizaron el efecto de la dosis de aspirina en el cáncer colorrectal. En concreto, de la dosis baja (100 mg), la dosis regular (325 mg) y la dosis alta (500 mg), combinadas con diferentes frecuencias a largo del tiempo. Encontraron que el riesgo de cáncer se redujo con el aumento de la dosis; una dosis de aspirina entre 75 y 100 mg por día se asoció con una reducción del 10% en el riesgo de desarrollar cáncer de una persona en comparación con las personas que no toman aspirina; una dosis de 325 mg al día se asoció con una reducción del 35%, y una dosis de 500 mg al día se asoció con una reducción del riesgo del 50%.
Estos últimos datos requieren de una mayor profundización, pero apuntan a que el efecto de la aspirina es ciertamente importante. Eso sí, hay que saber que la elección de la dosis también debe tener en cuenta el riesgo potencial de sufrir hemorragias estomacales.
Los hallazgos para el cáncer de páncreas y otros tipos de cáncer del tracto digestivo pueden tener implicaciones para la prevención de estas enfermedades altamente letales. Para el cáncer de páncreas, el riesgo de la enfermedad disminuyó en un 25% después de cinco años entre las personas que tomaron aspirina regularmente en comparación con las que no.
Por último, los expertos recuerdan que tomar aspirina para la prevención del cáncer de intestino, o cualquier otro tipo de cáncer, solo debe hacerse en consulta con un médico, porque hay que tener en cuenta factores como el sexo, la edad o los antecedentes familiares.