La metformina es un medicamento que se suele recetar para controlar los niveles de azúcar en sangre en las personas que sufren diabetes tipo 2. Es uno de los fármacos más eficaces en su ámbito. De hecho, no hay otro fármaco alternativo con la misma eficacia para el tratamiento de la enfermedad.

Algunos estudios han concluido que también ayuda a perder peso, aunque no a corto plazo. Según las investigaciones, puede ocurrir en un plazo de uno o dos años. La cantidad de peso perdido también varía y depende de un factor fundamental como si se siguen o no otros hábitos saludables. Las personas que siguen una dieta saludable y hacen ejercicio mientras toman este medicamento, tienden a perder más peso.

La ciencia ha comprobado que la metformina permite bajar peso, aunque no a corto plazo

Al parecer, la metformina aumenta la cantidad de calorías que se quema durante el ejercicio, pero obviamente solo si se practica alguna actividad física. Por lo tanto, la metformina no es la píldora mágica dietética que algunos esperan, aunque sí hay evidencia de que ayuda a no engordar.

La metformina pertenece a una clase de medicamentos llamados biguanidas, que ordenan al hígado reducir la producción de glucosa. Además, disminuyen la cantidad de glucosa que el cuerpo absorbe, aumentan el efecto de la insulina en el cuerpo y, por lo tanto, reducen los niveles de azúcar en sangre.

Es un medicamento muy seguro, aunque puede tener algunos efectos secundarios, sobre todo al principio, como diarrea, náuseas, dolor de estómago, acidez o gases. La consecuencia más grave es sufrir una acidosis láctica, que ocurre cuando el ácido láctico se acumula en exceso en el torrente sanguíneo. Los síntomas son cansancio, debilidad, dolor muscular inusual, dificultad para respirar, somnolencia inusual, dolores de estómago, náuseas o vómitos, mareos o aturdimiento, frecuencia cardíaca lenta o irregular e hipoglucemia.

Puede interactuar con otros medicamentos, como algunos destinados a tratar la diabetes como la gliburida, que segrega insulina. También con fármacos destinados a tratar la hipertensión arterial, como la nifedipina, un bloqueador de los canales de calcio o los que se utilizan para el colesterol, como el ácido nicotínico, cuya ingesta puede hacer que la metformina sea menos eficaz para reducir el azúcar en sangre.

Las pastillas de metformina pueden ser compatibles con otros medicamentos

La dosis de metformina la receta el especialista y depende de factores como el estado físico de la persona o la gravedad de la diabetes que padece. Por lo general, se comienza con una dosis baja que va subiéndose poco a poco hasta ajustarla a cada paciente. Mientras se consume no se debe beber alcohol, porque puede aumentar el riesgo de sufrir acidosis láctica. Tampoco se debe tomar si se tienen problemas renales de moderados a graves o alguna enfermedad hepática. También hay que tener en cuenta que este medicamento puede provocar una reacción alérgica grave, en algunas personas, por lo que hay que estar muy atentos los primeros días.

En cualquier caso, nunca se debe utilizar por cuenta propia para perder peso, porque puede ser peligroso. Siempre bajo el control del especialista que también decidirá cuándo se debe dejar de tomar.