Son muchas las personas que ante un reto de trabajo que tienen que llevar a cabo –y no solo físico, sino también profesional o académico–, ingieren alimentos con un alto porcentaje de grasas o azúcar refinado creyendo que potenciarán su energía y podrán rendir frente a la actividad que tengan que realizar.
Es el caso de muchos tipos de barritas y otros productos que presentan un alto contenido en estos nutrientes y que están asociados a un mayor rendimiento. Así lo demuestra un nuevo estudio de la UBC Sauder School of Business, que concluye que las personas que tienen ante sí una actividad exigente eligen alimentos ricos en calorías, incluso aquellos que son de bajo valor nutricional.
El estudio
La investigación lleva por título “Alimentos como combustible: los objetivos de rendimiento aumentan el consumo de alimentos ricos en calorías a expensas de una buena nutrición”. Los expertos que han participado en ella realizaron una serie de experimentos analizando el impacto de los objetivos de rendimiento en la ingesta de alimentos.
En total se reclutó a 205 estudiantes de Canadá y Francia, que tuvieron que realizar una serie de actividades de esfuerzo físico. Se les dispuso una serie de alimentos para que todos ellos eligieran los que pensaban que podrían ayudarles a tener un mayor rendimiento. Algunos de ellos no tenían ningún beneficio nutricional, como por ejemplo las patatas fritas, pero ellos lo asociaron como un tipo de producto que les podría ayudar ante el ejercicio que tenían por delante.
En un experimento similar con 146 estudiantes, los investigadores pidieron a los participantes que realizaran un ejercicio cognitivo que consistía en hacer rompecabezas. Se dividieron en dos grupos, a los primeros se les dijo que era una prueba y a los segundos una actividad de ocio. Y a ambos se les proporcionaron M&M’s, unos caramelos con chocolate. Pues bien, el primer grupo comió un porcentaje mayor de los caramelos porque pensaban que el azúcar les proporcionaría una mayor energía a la hora de hacer la prueba.
Los expertos que han participado en el estudio afirman que el marketing que se ha realizado en estos últimos años con los productos ricos en grasa y azúcares refinados va encaminado a hacer creer a la población que les proporciona energía para realizar actividades físicas y cognitivas. De hecho, las campañas publicitarias los posiciona como productos que les ayuda en este sentido, como los cereales azucarados para los niños, que se venden en muchas ocasiones como productos que les puede dar energía para ir a la escuela, lo que puede resultar engañoso.