Aunque las tasas de abuso de alcohol siguen siendo aún más altas en los hombres que en las mujeres, el porcentaje femenino que se enfrenta a este problema no deja de crecer. Y es un problema, porque las mujeres tienen un riesgo mayor que los hombres de desarrollar consecuencias negativas derivadas de su alto consumo.

Un estudio publicado en la revista Psychology of Addictive Behaviors llevado a cabo por científicos de la Universidad Estatal de Arizona ha analizado la causa que lleva a las mujeres a tomar más alcohol. Los expertos analizaron cómo un grupo de participantes en la investigación consumían bebidas alcohólicas en un bar simulado mientras experimentaban situaciones estresantes y no estresantes. El estrés llevó a las mujeres, pero no a los hombres, a beber más de lo previsto, un hallazgo que demuestra la importancia de estudiar las diferencias de género en el consumo de alcohol.

“Algunas personas pueden tener la intención de tomar una o dos bebidas alcohólicas y dejar de beber, pero otras personas continúan. Este control deficiente sobre la bebida es uno de los primeros indicadores de los trastornos por consumo de alcohol. Sabemos que el estrés contribuye, pero no se ha estudiado lo suficiente, especialmente en las mujeres”, asegura Julie Patock-Peckham, profesora de psicología y autora principal del estudio.

En concreto, el estudio se desarrolló en un laboratorio de investigación diseñado para simular un bar, con camareros, taburetes y conversaciones animadas. En total, participaron 105 mujeres y 105 hombres. Fueron asignados al azar en diferentes grupos, y algunos experimentaron una situación estresante y otros una situación no estresante. A continuación, la mitad de los participantes recibió una bebida alcohólica equivalente a tres cócteles y la otra mitad recibió tres bebidas no alcohólicas. Después de eso, todos los participantes tuvieron acceso irrestricto a las bebidas alcohólicas del bar durante 90 minutos.

“Sabemos que tanto los genes como el entorno juegan un papel en el hecho de beber de manera compulsiva. No podemos hacer nada con los genes, pero podemos intervenir en el entorno. El estrés y el control deficiente sobre la bebida están estrechamente relacionados, y como el estrés es algo que puede manipular, probamos si los factores estresantes causan un consumo sin control”, dicen los expertos.

La configuración experimental permitió al equipo de investigación determinar si el estrés, la bebida inicial o la combinación de los dos causaron la cantidad de alcohol que consumieron los participantes. El equipo midió el consumo de alcohol en el número total de bebidas consumidas y utilizando el contenido de alcohol en sangre en el aliento.

La exposición al estrés provocó que todos los participantes bebieran más. Los hombres que recibieron una primera copa con alcohol y experimentaron estrés bebieron más que los hombres que recibieron el placebo. Pero en el caso de las mujeres, aunque el primer trago no fuera alcohólico, experimentar estrés les conducía a beber en exceso.

“El hecho de que las mujeres solo necesitaran el estrés, pero los hombres necesitaban el impulso de probar antes el alcohol muestra lo importante que es este tipo de investigación”, aseguran.