Los expertos han alertado en numerosas ocasiones de las nefastas consecuencias para nuestra salud de respirar la contaminación con la que convivimos en las ciudades y en nuestros hogares, desde el humo del tabaco hasta los gases que expulsan los vehículos. Pero… ¿se puede medir el impacto en nuestros organismos de la reducción de la misma?

Pues sí, se puede, y así lo ha hecho saber el Comité Ambiental del Foro de Sociedades Respiratorias Internacionales, que ha podido comprobar que las reducciones en la contaminación del aire produjeron impactos rápidos y dramáticos en la salud, así como disminuciones en la morbilidad.

Los hallazgos de este estudio, llamado Beneficios para la salud de la reducción de la contaminación del aire, han sido publicados en la revista de la Sociedad Torácica Americana y han sido el resultado de la revisión de diferentes intervenciones en poblaciones en las que se ha reducido la contaminación del aire. Lo cierto es que las mejoras en la salud fueron, según califican los expertos, “sorprendentes”.

Por ejemplo, a partir de la primera semana de la prohibición de fumar en Irlanda, hubo una caída del 13 por ciento en la mortalidad por todas las causas, una reducción del 26 por ciento en las enfermedades cardíacas isquémicas, una reducción del 32 por ciento en los accidentes cerebrovasculares y una reducción del 38 por ciento en enfermedades crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC). Curiosamente, los mayores beneficios en ese caso ocurrieron entre los no fumadores. 

En Estados Unidos, un cierre de 13 meses de una fábrica de acero en Utah redujo a la mitad las hospitalizaciones por neumonía, pleuresía, bronquitis y asma. El absentismo escolar disminuyó en un 40 por ciento, y la mortalidad diaria disminuyó en un 16 por ciento. Las mujeres que estaban embarazadas durante el cierre de la fábrica sufrieron menos casos de nacimientos prematuros de lo habitual.

Una nueva y sostenible estrategia de transporte en Atlanta durante los Juegos Olímpicos de 1996 implicó el cierre de partes de la ciudad para ayudar a los atletas a llegar a sus eventos a tiempo, pero también disminuyó en gran medida la contaminación del aire. En las siguientes cuatro semanas, las visitas de los niños por asma a clínicas disminuyeron en más del 40 por ciento y los viajes a los departamentos de emergencias en un 11 por ciento. Las hospitalizaciones por asma disminuyeron en un 19 por ciento.

Otro caso más. Cuando China impuso restricciones de fábrica y de viaje para los Juegos Olímpicos de Beijing, la función pulmonar mejoró en dos meses, con menos visitas al médico relacionadas con el asma y menos mortalidad cardiovascular. Además de las políticas de toda la ciudad, la reducción de la contaminación del aire dentro del hogar también generó beneficios para la salud. En Nigeria, las mujeres que tenían cocinas limpias y que redujeron la contaminación del aire interior durante el embarazo, tuvieron bebés con más peso, una mayor edad gestacional al momento del parto y una menor mortalidad perinatal. 

Los científicos subrayan que una reducción de la contaminación del aire puede beneficios rápidos y sustanciales, por eso interpelan a los gobiernos a poner en marcha las políticas adecuadas con la mayor celeridad.