Lo que se conoce como colesterol bueno (HDL), se llama así porque absorbe el colesterol del cuerpo y lo lleva al hígado para su eliminación, de tal forma que no se acumule en las arterias y pueda resultar perjudicial para la salud. Pero es que incluso puede ser incluso mejor de lo que se piensa.

Una nueva investigación de título Enterically derived high-density lipoprotein restrains liver injury through the portal vein (La lipoproteína de alta densidad de origen entérico restringe la lesión hepática a través de la vena porta) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington sugiere que un tipo de lipoproteína de alta densidad (HDL) tiene un papel previamente desconocido en la protección del hígado de lesiones.

Se trata de un tipo especial de HDL llamado HDL3 que, cuando es producido por el intestino, bloquea las señales bacterianas intestinales que causan inflamación del hígado. Si no se bloquean, estas señales bacterianas viajan desde el intestino hasta el hígado, donde activan las células inmunitarias que desencadenan un estado inflamatorio, lo que conduce al daño hepático.

“Los medicamentos que aumentan los niveles generales de HDL han caído en desgracia en los últimos años debido a los ensayos clínicos que no mostraron ningún beneficio en las enfermedades cardiovasculares”, asegura la autora principal Gwendalyn J. Randolph. “Pero nuestro estudio sugiere que elevar los niveles de este tipo específico de HDL, y específicamente elevarlo en el intestino, puede ser prometedor para proteger contra la enfermedad hepática, que, como la enfermedad cardíaca, también es un problema de salud crónico importante”. En el estudio, los investigadores demostraron que el HDL3 del intestino protege al hígado de la inflamación en ratones.

Hígado

Cualquier tipo de daño intestinal puede afectar la forma en que un grupo de microbios llamados bacterias gramnegativas pueden afectar al cuerpo. Dichos microbios producen una molécula inflamatoria llamada lipopolisacárido que puede viajar al hígado a través de la vena porta. La vena porta es el vaso principal que suministra sangre al hígado y transporta la mayoría de los nutrientes al hígado después de que los alimentos se absorben en el intestino.

Las sustancias de los microbios intestinales pueden viajar junto con los nutrientes de los alimentos para activar las células inmunitarias que desencadenan la inflamación. De esta manera, los elementos del microbioma intestinal pueden conducir a la enfermedad hepática, incluida la enfermedad del hígado graso y la fibrosis hepática, en las que el hígado desarrolla tejido cicatricial.

El origen del estudio se debe a que algunos bebés prematuros desarrollan una afección potencialmente mortal llamada enterocolitis necrotizante, una inflamación del intestino que puede requerir la extirpación quirúrgica de una parte del intestino. Incluso después de una cirugía intestinal con éxito, estos bebés a menudo desarrollan una enfermedad hepática, y los expertos querían entender por qué.