En los últimos años la sociedad ha tomado conciencia de un fenómeno, que no es para nada nuevo, pero que se asumía de una forma natural en la vida escolar sin que nadie pareciera tomar cartas en el asunto: el bullying o acoso escolar.
Estos episodios suponen un verdadero calvario para las personas que lo sufren y tienen consecuencias que pueden afectarles a su vida de manera inmediata –depresión, ansiedad, tentativas de suicidio– y también a largo plazo, porque las personas que lo sufren llevan una mochila cargada de problemas como una baja autoestima, trastornos emocionales, depresión crónica o problemas psicosomáticos.
Hasta ahora, la mayor parte de las investigaciones se habían centrado en las consecuencias de estos hechos en las víctimas, que al fin y al cabo son las que más sufren, pero lo cierto es que no son las únicas. Un nuevo estudio de la Universidad de Columbia ha demostrado que los verdugos también arrastran serias consecuencias para su salud mental a lo largo de su vida.
El estudio
La investigación ha sido publicada en Journal of Adolescent Health y para llevarla a cabo se analizaron datos de 13.200 jóvenes de 12 a 17 años de edad. El objetivo era estudiar la asociación bidireccional entre la perpetración del acoso escolar y problemas como la inseguridad, dependencia, timidez, miedos, inestabilidad del estado de ánimo, las obsesiones, etc.
Entre los participantes, el 79 por ciento aseguró que nunca había hecho bullying a otras personas, el 11 por ciento sí que lo había hecho pero hace más de un año, y el 10 por ciento lo había realizado en el último año.
Los resultados han demostrado que los jóvenes que provocaron el acoso escolar tenían más posibilidad de desarrollar problemas de salud mental, en comparación con aquellos que no habían cometido bullying en ningún momento de su vida. Con esto no se trata de justificar esta conducta, sino de implementar estrategias que también tengan en cuenta los problemas que pueden sufrir los acosadores para ponerles freno antes de que lleven a la práctica el acoso.
El estudio es importante porque se calcula que, por clase, al menos dos personas sufren este tipo de acoso escolar, que en los últimos años ha crecido en casos e intensidad debido a Internet y a la aparición de las redes sociales.
Este verano, la Fundación Barça convocó un simposio en el que se explicó que uno de cada cuatro alumnos de primaria de Catalunya ha sufrido acoso escolar, y un tercio de las víctimas no pide ayuda. En el informe que se llevó a cabo, participaron 41 escuelas, 890 familias, 220 maestros y más de 4.000 niños.
Entre los datos que más llama la atención está el de que el 24% de los alumnos entre 3.º y 6.º de primaria confiesan haber sufrido acoso escolar, el 51,7% de los alumnos afirma haber presenciado alguna situación de acoso y que el 76% de los profesores admite no sentirse preparados para afrontar estas situaciones. En cuanto a los motivos por lo que se acosa, el físico es el principal motivo de los ataques, seguido de los gustos personales, y aspectos como el color de la piel, la cultura o la religión.