La comunidad científica está entregada al cacao. Cada vez más estudios demuestran los potenciales beneficios de este alimento que, además de poseer un sugerente sabor, aporta excelentes nutrientes.

En esta ocasión, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illinois en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) concluye que tres de los compuestos fenólicos que se encuentran en la cáscara de los granos de cacao podrían revertir la peligrosa inflamación crónica y la resistencia a la insulina asociada con la obesidad. El trabajo ha sido publicado en la revista Molecular Nutrition and Food Research.

En concreto, se trata de tres productos químicos bioactivos beneficiosos que se encuentran en el cacao, el café y el té verde: el ácido protocatéquico, la epicatequina y la procianidina. Los expertos crearon un extracto con agua y estos tres compuestos y realizaron un experimento con ratones para comprobar sus efectos en las células de grasa blanca llamadas adipocitos y las células inmunes llamadas macrófagos.

El objetivo del estudio era poder demostrar que los fenoles eran eficaces contra los macrófagos, las células inflamatorias y para eliminar o reducir los biomarcadores de la inflamación. Cuando los científicos trataron los adipocitos con el extracto acuoso, se repararon las mitocondrias dañadas en las células y se acumuló menos grasa en los adipocitos, bloqueando la inflamación y restaurando la sensibilidad a la insulina de las células.

Se trata sin duda de un interesante estudio, porque cuando los adipocitos acumulan demasiada grasa, promueven el crecimiento de macrófagos. Esto a su vez inicia un ciclo tóxico en el que los adipocitos y macrófagos interactúan emitiendo toxinas que inflaman el tejido adiposo. Cuando esta situación se cronifica, la inflamación afecta a la capacidad de las células para absorber la glucosa, lo que produce una resistencia a la insulina y puede derivar en una diabetes tipo 2 a medida que los niveles de glucosa en la sangre aumentan. 

Los expertos hicieron crecer adipocitos en una solución en la que se habían cultivado macrófagos, de tal forma que observaron que esas condiciones inflamatorias aumentaron el daño oxidativo en las mitocondrias de las células grasas. Pero cuando los científicos trataron los adipocitos con los fenoles del extracto acuoso, los adipocitos se sometieron a un proceso llamado pardeamiento, en el cual se diferenciaron, es decir, se convirtieron, pasaron de ser adipocitos blancos a adipocitos de color beige, y estos últimos componen una forma especializada de tejido graso con un mayor número de mitocondrias y una mayor eficiencia para quemar grasa

Por lo tanto, en esta solución acuosa, se mantenían las mitocondrias y su función, modulando el proceso inflamatorio y manteniendo la sensibilidad de los adipocitos a la insulina. Así, concluyeron que consumirlos podría prevenir la disfunción mitocondrial en el tejido adiposo.

El problema es que, generalmente, la cáscara de cacao se desecha cuando se tuestan los granos al fabricar chocolate. Por eso, los científicos proponen almacenar la cáscara y extraer los nutrientes para agregarse a los alimentos o bebidas y aumentar el valor nutricional de los productos.