Como suele suceder en los estudios científicos sobre diversas cuestiones, algunas investigaciones sobre la posible relación entre el café y la tensión arterial ofrecen resultados contradictorios. Sin embargo, parece que la frecuencia con la que una persona bebe café podría influir en su efecto sobre un incremento sobre la tensión.
La cafeína es un elemento vasoconstrictor, lo que significa que disminuye el tamaño de los vasos sanguíneos y puede elevar la presión arterial. La cafeína provoca determinados efectos al interactuar con diferentes receptores en el cerebro. Los científicos creen que, en cambio, otros compuestos del café, como los antioxidantes, tienen un efecto protector sobre los vasos sanguíneos.
Un estudio científico llevado a cabo en 2017, concluyó que el aumento del consumo de café está vinculado con una pequeña disminución de la hipertensión. Los autores de dicho trabajo encontraron una reducción del riesgo del 9% al beber 7 tazas al día, con una disminución del riesgo del 1% por cada taza adicional consumida diariamente.
Este mismo trabajó apuntó a los fenoles como compuestos beneficiosos del café porque pueden tener un efecto protector. Asimismo se observó que las diferencias genéticas entre las personas pueden afectar la forma en que metabolizan la cafeína.
Una revisión de 2017 concluyó que las personas con tensión arterial alta tienen que tener cuidado con la ingesta del café, pero que no están obligados a evitarlo. Según este trabajo, aunque estudios anteriores relacionaban claramente la hipertensión con el consumo del café, algunos más recientes afirmaban que tres o cuatro cafés al día no suponían problema alguno.
Café descafeinado
Como el café está compuesto por muchos elementos además de la cafeína, algunos de esos compuestos podrían tener que ver con los posibles efectos sobre la tensión arterial. Sin embargo, si una persona siente que con el café su tensión aumenta, se recomienda que pruebe cambiando a café descafeinado para ver si su presión arterial mejora.
Cuándo conviene dejar el café
Algunas personas bebedoras de café sienten que tomar café les provoca síntomas como insomnio, temblores o ansiedad. También los hay que padecen acidez estomacal y reflujo. La aparición de cualquiera de estos síntomas debería ser suficiente para que se evite el consumo de café.
Eso sí, como está científicamente demostrado que los consumidores habituales de café pueden sufrir síntomas de abstinencia, como dolores de cabeza o bajo estado de ánimo, si se va a reducir su consumo, se recomienda que se haga gradualmente.
Asimismo, conviene señalar que las personas con fibrilación auricular u otros padecimientos que tengan como consecuencia latidos cardíacos irregulares, deben prescindir del café.