Un grupo de investigadores ha relacionado el consumo de cafeína con un menor riesgo de sufrir diabetes de tipo 2, y también con la reducción de peso y de la masa grasienta. Así lo recoge un artículo publicado en la revista British elaborado por un equipo internacional de científicos liderados por Susana Larsson, del Instituto de Medicina Ambiental de la Universidad de Estocolmo (Suecia).
El estudio perseguía conocer los efectos casuales de las concentraciones de cafeína en la sangre a largo plazo sobre la adiposidad, la diabetes tipo 2 y las principales enfermedades cardiovasculares, y por eso se centraron en los análisis del índice de masa corporal total, la diabetes tipo 2, la cardiopatía isquémica, la fibrilación auricular, la insuficiencia cardiaca y los accidentes cardiovasculares.
La investigación ha mostrado que las concentraciones más altas de cafeína están asociados a un índice de masa corporal y a una masa grasienta más bajos, así como a un menor riesgo de sufrir diabetes tipo 2. Los datos recogidos por los científicos apuntan que aproximadamente la mitad del efecto de la cafeína a la diabetes tipo 2 está intervenido por la reducción del índice de masa corporal, aunque los investigadores han incidido en la importancia de hacer estudios clínicos a largo plazo. Aunque haya que indagar más sobre el tema, según los investigadores, ya hay otros estudios que habían acreditado que la ingesta de cafeína da como resultado una reducción del peso y de la masa grasienta.
Prevención de la diabetes en niños
La Organización Mundial de la Salud (OMS) de Europa ha publicado una serie de criterios nutricionales, recogidos en el Modelo OMS/Europa de Perfil Nutricional (MNP), con la finalidad de proteger a los niños de la publicidad que promociona alimentos y bebidas no alcohólicas poco saludables.
Las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer son algunas de las patologías relacionadas con dietas con altos niveles de grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcares libres o sal. Los niños y los adolescentes son especialmente vulnerables a la publicidad alimentaria poco ética a través de cualquier canal, desde la televisión, los videojuegos en línea o las redes sociales. Estos anuncios pueden dirigirse a niños a partir de 3 años, por lo cual es crucial tener directrices completas y claras sobre los tipos de productos alimenticios que se pueden comercializar entre los niños. Dado que el perfil nutricional permite clasificar los alimentos, los responsables de la toma de decisiones lo pueden utilizar para restringir las técnicas de promoción inadecuadas dirigidas directamente a los niños.