La vesícula biliar es un órgano pequeño que se encuentra situado debajo del hígado, en la parte superior derecha del abdomen, donde se almacena la bilis, un líquido que favorece la digestión. A veces, en la vesícula se forman una especie de piedras duras que se conocen como cálculos biliares. Normalmente hay dos tipos de cálculos biliares: los que están compuesto por colesterol, que suponen el 80% y no tienen que ver con los niveles de colesterol en la sangre, sino más bien con el hecho de que el hígado está produciendo más colesterol del que la bilis puede disolver. Y los cálculos compuestos de bilirrubina o pigmentarios que se producen cuando hay demasiada bilirrubina en la bilis.

El síntoma más común cuando se han formado los cálculos biliares es un dolor en la parte superior derecha del abdomen, que puede acentuarse al ingerir alimentos con alto contenido de grasa, como los fritos. Suele durar unas pocas horas y puede alcanzar gran intensidad. Otros síntomas son náuseas, heces de color arcilla, dolor de estómago, orina oscura, diarrea e indigestión. En ocasiones los cálculos biliares no causan dolor. De hecho, el dolor aparece cuando los cálculos bloquean el movimiento de la bilis desde la vesícula biliar.  El 80 por ciento de las personas no padece síntomas, y son descubiertos al realizar radiografías o durante una cirugía de abdomen. 

Cálculos biliares

El problema es que los cálculos biliares no tratados pueden causar complicaciones como una ictericia, colecistitis –infección de la vesícula biliar–, colangitis -infección de las vías biliares- o incluso una sepsis grave, por lo que es importante acudir al médico cuando se presentan los síntomas.

La mayoría de los factores de riesgo están relacionados con la dieta, mientras que existen otros factores como la edad, la raza, el sexo y los antecedentes familiares, que no se pueden cambiar. Por ejemplo, ser mujer, tener más de 60 años o estar embarazada. Los que tienen que ver con el estilo de vida son padecer sobrepeso u obesidad y tomar una dieta alta en grasas y baja en fibra, perder peso rápidamente o tomar la píldora. 

Cuando se han detectado, y si están presentando síntomas, se puede recomendar realizar una cirugía. La técnica más común se denomina colecistectomía laparoscópica, que consiste en realizar unas incisiones pequeñas para extraer las piedras. Es menos común seguir un tratamiento farmacológico para disolver los cálculos químicamente,  pero en algunos casos puede ser útil.

Dolor en el abdomen

En todo caso, el mejor consejo es la prevención: mantener un peso saludable, no realizar dietas que impliquen una pérdida de kilos demasiado rápida, hacer ejercicios con regularidad e incluir en la dieta alimentos ricos en vitamina C, hierro y lecitina, cuyo consumo está relacionado con un menor riesgo de sufrir cálculos biliares. Al mismo tiempo, hay que reducir la ingesta de grasas, evitar los alimentos fritos y con alto contenido de grasa y los alimentos muy dulces. También se recomienda beber una buena cantidad de agua al día, entre 6 y 8 vasos.