Las cámaras de control de temperatura a los viajeros, instaladas el julio pasado en la estación de Sants, no han detectado a ningún viajero con una temperatura superficial de 37,5 grados o superior. Así pues, no se ha imposibilitado a ninguna persona subir en un tren AVE o de Larga Distancia. En estos dos meses, según datos de Adif, han pasado 259.000 personas por la estación de Sants. En cambio, a la estación de Atocha de Madrid, donde las cámaras han analizado la temperatura corporal de 440.000 viajeros, se han detectado tres casos.
Adif recuerda que marcar de entrada 37,5 grados en los controles no tiene que querer decir que el viajero tenga fiebre, ya que por ejemplo puede haber hecho un sobreesfuerzo justo antes. Por eso, Adif hace un total de cuatro comprobaciones antes de informar de un posible caso e impedir el viaje. Es decir, delante de un pasajero que supera los 37,5 grados, se le coge la temperatura manualmente y si no le ha bajado se tiene que esperar 10 minutos. Pasado este tiempo, vuelve a pasar por las cámaras y si todavía se encuentra a 37,5 grados, se le vuelve a hacer otra prueba manual. En caso de que la temperatura no baje, ya es cuando se le impide subir al tren y se da aviso a las autoridades sanitarias.
Un total de 3.000 multas en Sants para no llevar mascarilla
Fuentes del ente gestor de infraestructuras también han avisado de un cierto relajamiento en las mascarillas mal puestas, ya que los vigilantes han tenido que advertir a 3.000 personas en Sants y 3.700 más en Atocha, tal como ha precisado la ACN que ha consultado tanto fuentes de Adif como de Renfe.
Los viajes diarios entre Barcelona y Madrid han caído en un año a raíz de la situación de pandemia. Actualmente, se registran 3.200 desplazamientos diarios entre ambas ciudades con un total de 14 frecuencias, cosa que representa un ocupación media del 50%-60%. Ahora hace un año, antes de la crisis sanitaria, había 28 frecuencias diarias y 10.000 viajeros, con una ocupación media del 75%.
Cola el número de vuelos entre Barcelona y Madrid
Por otra parte, también se han reducido drásticamente el número de vuelos entre Barcelona y Madrid. Al detalle, en agosto de este año –últimos datos disponibles- Aena contabilizó a 41.167 pasajeros del trayecto entre las dos ciudades mediante el puente aéreo o quieres ordinarios, una cifra muy por debajo de los 142.748 viajantes que van cubrir el mismo trayecto a agosto del 2019. Eso ha obligado a las compañías a reducir drásticamente las frecuencias entre las dos ciudades.
Según ha informado Vueling a la ACN, mantiene para este octubre entre una y dos frecuencias programadas entre Barcelona y Madrid, en función del día, delante de las ocho que ofrecía en octubre del año pasado. Por lo que hace Iberia, opera entre tres y cuatro vuelos diarios delante de los 18 de hace un año. Fuentes de las dos compañías de IAG han declinado facilitar, sin embargo, datos de ocupación alegando que no pueden dar esta información porque el grupo opera en las bolsas española y londinense.