La carboxiterapia es una técnica que en los últimos años se ha convertido en una de las más usadas para combatir la celulitis, las ojeras y las estrías. Ofrece beneficios para la circulación, la elasticidad de la piel y la atenuación de las líneas finas y las arrugas. También ayuda con la reparación del colágeno y la destrucción de depósitos grasos. Además, se suele prescribir para mejorar el aspecto de las ojeras al aumentar el flujo sanguíneo al párpado y algunos médicos también han utilizado la terapia para tratar la disfunción eréctil, la artritis aguda, el síndrome de Raynaud y la alopecia causada por una mala circulación sanguínea.
Para la reducción de grasa y celulitis, el procedimiento a menudo se prefiere a los métodos más invasivos y de alto riesgo, como la liposucción. La carboxiterapia se puede usar en la cara, párpados, cuello, estómago, brazos, piernas y glúteos.
Normalmente se requieren de 7 a 10 tratamientos espaciados con una semana de diferencia, antes de comenzar a ver resultados y la técnica varía según la parte del cuerpo que se esté tratando, aunque la esencia es prácticamente la misma: un recipiente de gas de dióxido de carbono conectado a un regulador de flujo con tubería de plástico. El especialista regula la cantidad de gas que fluye del recipiente y se emite a través del regulador de flujo y dentro de un tubo estéril que tiene un filtro en el extremo. El filtro recoge las impurezas antes de que lleguen al cuerpo. Luego, el gas pasa a través de una aguja muy pequeña en el lado opuesto del filtro y el médico inyecta el gas debajo de la piel a través de la aguja. Se trata de un procedimiento casi indoloro, ambulatorio y, por lo general, solo tarda entre 15 y 30 minutos en completarse.
La mala circulación sanguínea es parcialmente responsable de la celulitis, las estrías y las ojeras. Las células del cuerpo liberan dióxido de carbono como desecho. Los glóbulos rojos toman el oxígeno que inhala y lo llevan a los tejidos, luego recogen dióxido de carbono. Finalmente, los pulmones exhalan el dióxido de carbono. La carboxiterapia busca aumentar la circulación sanguínea en un área específica inyectando el dióxido de carbono, lo que hace que los glóbulos rojos se trasladen hacia esa zona.
Cuando las células sanguíneas llegan al lugar, aumentan la circulación. En el caso de las estrías la carboxiterapia crea nuevo colágeno, que espesa la piel y mejora su apariencia. Para la celulitis: el gas de dióxido de carbono se inyecta en las células grasas, destruyéndolas y favoreciendo su eliminación. La alopecia (caída del cabello) causada por la mala circulación también puede tratarse con carboxiterapia.
La carboxiterapia es un procedimiento relativamente seguro y casi sin efectos secundarios. Las personas que se someten al tratamiento pueden presentar hematomas en el lugar de la inyección, específicamente en los brazos y las piernas, que suele desaparecer en una semana. Las áreas tratadas pueden aumentar de temperatura y se puede generar un hormigueo que suele durar unas 24 horas. Pero se puede hacer vida normal una vez finalizado el procedimiento.