A las puertas de la Navidad, con la covid volviendo a cifras del verano y con temor a la variante ómicron, muchas empresas están cancelando sus comidas o cenas navideñas. Estas, el año pasado ya no se pudieron celebrar: los restaurantes abrían en horarios muy concretos, las cenas tenían que ser para llevar y las mesas de 4 personas como máximo. Este año, gracias a la vacunación, estas restricciones ya no existen, pero ante el auge de la covid muchos grupos han decidido cancelar los encuentros que ya habían organizado. ¿Sin embargo, que opinan los expertos? Una de las voces más autorizadas del país en materia de covid, el epidemiólogo Oriol Mitjà, ya ha dado su opinión.
En su caso, en un hilo de Twitter, Mitjà ha recordado que aunque se tiene que celebrar la gran tasa de vacunación que hay tanto en Catalunya como por todo el Estado, la nueva variante ómicron "no respeta los vacunados". Partiendo de esta premisa, el investigador da su "sí" a las cenas de empresa y de Navidad, pero, en cambio, dice "no" a celebrarlas en grandes salas de restaurantes donde "se junta mucha gente durante cuatro horas". Así, como alternativa, propone hacer celebraciones en casa o en "salas pequeñas".
Espacios ruidosos y ambiente cargado
Tal y como recuerda Mitjà, el riesgo es "muy alto en entornos cerrados, con poca ventilación" y cuando los contactos se alargan durante más de 60 minutos. Concretamente, el epidemiólogo pone el ejemplo de una sala de restaurantes con muchas mesas donde se hace evidente que el ambiente está cargado o notamos mucha peste: "esto es la acumulación de los aerosoles infecciosos", alerta Mitjà, que recuerda que en casos como estos el riesgo de infección se incrementa por 30.
Además, también hay que tener en cuenta que los entornos con mucho alboroto o ruidosos obligan a las personas a hablar con un tono de voz más alto que el que utilizarían en un espacio silencioso. Estos también provocan que nos acerquemos al otro para poder comunicarnos. Espacios así también pueden presentar un mayor riesgo de transmisión. En su caso, este riesgo se incrementa de 3 a 10 veces.
Otro factor a tener en cuenta, a juicio de Mitjà, es la gran densidad de personas que se puede dar en las salas de restaurantes, así como la "mezcla aleatoria de muchas burbujas pequeñas", es decir, de pequeños grupos de convivencia. Esta combinación supone un incremento del riesgo de transmisión cruzada entre todos los grupos, aparte de hacer crecer también la dificultad para localizar los contactos en el caso que se produjera un brote.
Medidas de protección
¿Los abuelos, mayoritariamente vacunados con la tercera dosis, pero también quién más riesgo tiene de sufrir una forma de grave de la covid-19, tienen que ir a estas reuniones? Para Mitjà, la respuesta a esta pregunta es uno "no" bien claro. El epidemiólogo destaca que la estructura de edad de los invitados es fundamental, por eso pide que no se lleven ni abuelos ni personas de riesgo a salas de restaurante multitudinarias.
Además, si finalmente se decide ir a un restaurante a cenar o a comer, es importante que estos sigan un conjunto de medidas clave para reducir el riesgo de infecciones durante los encuentros: limitar los aforos, compartimentar las salas en la medida del posible, medir los niveles de CO₂, utilizar sistemas de filtraje y ventilación, evitar la música fuerte, evitar zonas de baile... Estas son las propuestas de Mitjà.
Sobre la nueva variante ómicron, que tanta desazón ha generado estas últimas semanas, Mitjà ya ha alertado de que "no nos respetará aunque estemos vacunados". Y ya sabe cuándo circulará por Catalunya: a finales de diciembre y en pleno periodo de celebraciones navideñas.
Navidad, una tromba de agua
El epidemiólogo también ha querido compartir una reflexión final con sus seguidores en las redes, que esperan atentos sus consejos. "Si bien el caudal de un río se puede regular con esclusas (acciones ordinarias sobre cada sector), Navidad es una tromba de agua (con encuentros recurrentes de millones de personas durante 15 días) que supera los mecanismos de seguridad habituales". Por todo ello, aunque da el visto bueno a las cenas navideñas, estas, para ser seguras, no se tendrán que celebrar en grandes salas de restaurantes sino en encuentros más reducidos en casa o salas pequeñas.