A estas alturas todos hemos leído o escuchado que existen posibilidades nada despreciables de que la pandemia del coronavirus sufra un rebrote en otoño. Incluso hay científicos que advierten de que la posible llegada de una nueva ola podría unirse a otros problemas sanitarios como el de la gripe y el sarampión y que así la resultante sea aún peor.
Pero los científicos todavía están comenzando a comprender el SARS-CoV-2, la cepa de coronavirus responsable del COVID-19. Lo que hace que las proyecciones sean más una conjetura que algo que se pueda asegurar. Incluso, hay quienes sostienen que la razón por la que muchos hablan de que se vayan a dar dos picos en 2020 es que anteriormente ha ocurrido con otras pandemias similares.
Las cepas de coronavirus que causan el resfriado común se transmiten más fácilmente a temperaturas más frías y niveles de humedad más bajos que en condiciones cálidas y secas. Por ello, provocan más enfermedades en otoño e invierno que en primavera o verano. Aunque es posible que las infecciones por SARS-CoV-2 disminuyan en la primavera y el verano, la evidencia del hemisferio sur sugiere que el virus es fácilmente transmisible en climas cálidos.
Los primeros estudios han encontrado que las personas que contraen el nuevo coronavirus comienzan a desarrollar anticuerpos contra él en aproximadamente 12 días. Sin embargo, quedan dudas sobre la fuerza y durabilidad de esa respuesta inmune.
Si la respuesta inmune del cuerpo al virus es lo suficientemente fuerte y duradera, una persona solo puede contraerlo una vez. Como resultado, las tasas de infección pueden disminuir a medida que más personas se vuelven inmunes a la enfermedad después de contraer el virus.
Sin embargo, si la respuesta inmune del cuerpo no es lo suficientemente fuerte o duradera, una persona que ya ha tenido una infección podrá contraerla nuevamente. Algo que puede contribuir a altas tasas de infección en otoño e invierno.
Para prepararse para una posible segunda ola de infecciones en el otoño, es muy importante aumentar la capacidad de atención médica. Es necesario continuar preparando a los hospitales para esta realidad, intensificando los esfuerzos para asegurar los equipos de protección personal y asegurarse de que se cuente con el personal adecuado y la capacidad necesaria de la unidad de cuidados intensivos.
Mientras tanto, y hasta que llegue el otoño, tanto los expertos como las autoridades abogan por lograr un equilibrio seguro entre disfrutar del clima cálido mientras se continúa practicando el distanciamiento social. Que no se realicen agrupaciones numerosas de gente no significa que no se aproveche el buen clima que viene para aumentar nuestras reservas de salud mental para afrontar una hipotética vuelta de la pandemia en los meses del otoño e invierno.