Desde que comenzó la pandemia, los científicos y sanitarios de todo el mundo han tenido que enfrentarse a un virus desconocido desentrañando su comportamiento en todo momento. Y una de las grandes dudas que queda por resolver es porque algunas personas sufren lo que se ha llamado la covid persistente, esto es, una serie de secuelas que afectan de forma importante a la calidad de vida y que tienen que ver con un cansancio y fatiga permanente, tos, dolores de cabeza y musculares o niebla mental, entre otros.
Ahora, un equipo de investigadores dirigido por la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), que estudia el efecto de un anticuerpo en estas personas, puede haber encontrado una pista sorprendente de este desconcertante síndrome, que contradice su hipótesis inicial. Un sistema inmunitario anormalmente suprimido puede ser el culpable, no uno persistentemente hiperactivo como habían sospechado. Así lo han reflejado en un estudio presentado recientemente.
“Si bien es todavía un pequeño estudio piloto, lo que hemos encontrado parece indicar que algunas personas con covid prolongada en realidad pueden tener sistemas inmunitarios poco activos después de recuperarse de covid-19, lo que significa que aumentar la inmunidad en esas personas podría ser un tratamiento”, asegura el autor principal del estudio, el Dr. Otto Yang, profesor de medicina, división de enfermedades infecciosas y de microbiología, inmunología y genética molecular en la Escuela de Medicina David Geffen de la UCLA.
Se sabe que los casos graves de covid se producen por respuestas inmunitarias hiperactivas contra el SARS-CoV-2 que provocan daños en los pulmones y otros órganos y, a veces, lo que se conoce como una tormenta de citoquinas que puede provocar una enfermedad grave y la muerte.
Muchos científicos han sugerido que la persistencia de la hiperactividad inmunológica después de la covid-19 contribuía a la hora de desarrollar la covid persistente. Pero los investigadores de la UCLA han realizado una pequeña prueba con 55 personas que sufren el síndrome mediante el Leronlimab, un anticuerpo que se adhiere a un receptor inmunitario llamado CCR5 que está involucrado en la inflamación.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir inyecciones semanales de este anticuerpo o un placebo de solución salina durante ocho semanas, tiempo durante el cual rastrearon cualquier cambio en 24 síntomas asociados con la larga duración de la covid, que también incluyeron pérdida del olfato y el gusto, dolor muscular y articular, y niebla cerebral. Los investigadores pensaron originalmente que bloquear CCR5 con el anticuerpo amortiguaría la actividad de un sistema inmunitario hiperactivo después de la infección por covid-19.
“Pero encontramos todo lo contrario”, aseguran. “Los pacientes que mejoraron fueron aquellos que comenzaron con CCR5 bajo en sus células T, lo que sugiere que su sistema inmunológico estaba menos activo de lo normal, y los niveles de CCR5 en realidad aumentaron en las personas que mejoraron. Esto lleva a la nueva hipótesis de que la covid prolongada en algunas personas está relacionada con la supresión del sistema inmunitario y que no sea hiperactivo, y que mientras bloquea su actividad, el anticuerpo puede estabilizar la expresión de CCR5 en la superficie celular, lo que conduce a la regulación al alza de otros receptores o funciones inmunitarios”.