Los cigarrillos electrónicos son una fuente de contaminantes, entre los que se encuentran los metales pesados, que perjudican gravemente la salud y el medio ambiente. Así lo ha denunciado la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica en un artículo publicado en Archivos de Bronconeumología. En el mismo, se recoge que los metales, incluidos los elementos de tierras raras, conocidos en inglés como rare earth elements (REE), son tóxicos incluso a bajas exposiciones.
La contaminación por metales pesados ha aumentado en la última década, debido al desarrollo, uso y consumo de dispositivos tecnológicos y electrónicos como tablets, smartphones, ordenadores o pilas recargables, lo que constituye un nuevo riesgo para la salud. Los cigarrillos electrónicos son otra fuente potencial de e-basura (basura electrónica generada por estos aparatos) que contempla metales como el arsénico, el cadmio, el cromo, el plomo y el mercurio.
Los REE son metales que incluyen el escandio, el itrio y 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio), que ocasionan la denominada e-basura. En el informe se recuerda que “la agricultura del tabaco presenta ciertas características que la hacen más susceptible a acumular tóxicos”.
Asimismo, concluye que “el consumo de cigarrillos e, incluso, de cigarrillos electrónicos representa una fuente de exposición a elementos que son resultados como contaminantes emergentes y que han sido denominados REE” y destaca con contundencia que “la evidencia existente hasta el momento sobre el cúmulo de estos metales en los cigarrillos y los cigarrillos electrónicos es incuestionable”.
Entre los estudios que se cita en la revisión, se encuentra la investigación publicada en Environmental Research que ha analizado la presencia de 42 metales pesados en la sangre de no fumadores, fumadores y consumidores de cigarrillos electrónicos.
En ese estudio, los fumadores presentan los mayores niveles de cobre, molibdeno, cinc, antimonio y estroncio, y los vapeadores de selenio, plata, estaño y vanadio. El berilio, el europio y los lantánidos se han detectado con mayor frecuencia en los vapeadores que en los fumadores y, además, el 11,8% de los vapeadores encuentran más de 10 elementos REE diferentes. En vapeadores, los niveles séricos de cerio y erbio aumentan a medida que se incrementa su consumo. Los autores concluyen que el humo de tabaco es una fuente importante de metales pesados, mientras que los cigarrillos electrónicos son una fuente potencial de REE.
Los autores también citan los resultados de otro estudio en Environmental Research que ha analizado las concentraciones de 33 metales tóxicos utilizados en la industria tecnológica, por tanto generadores de e-basura, tanto en cigarrillos manufacturados como de liar, en el papel, en el tabaco (negro y rubio), incluidos los cigarrillos delgados, y en sus filtros.
Los hallazgos de dicho estudio concluyen que el tabaco negro es el que contiene más metales tóxicos, incluidos los REE, que prácticamente doblan a los hallados en los cigarrillos delgados, si bien estos cigarrillos tienen altas concentraciones de plata; y que el papel para envolver el tabaco modifica significativamente las concentraciones de estos elementos.
En cambio, el papel de los cigarrillos rubios es el que tiene menos concentración estos elementos. En cuanto al papel de liar, estos elementos, también están presentes en diferentes concentraciones y, cuando el papel se vende con saborizantes y combustión más rápida, contribuye a mayores niveles de estos metales pesados.