Calles prácticamente vacías. Carteles de 'en venta' o 'en alquiler'. Persianas bajadas. El comercio agoniza por la pandemia y la falta de demanda ha dejado un 35% de los establecimientos vacíos en Catalunya, un dato que podría agravarse por las nuevas restricciones, según PIMEComerç.
La crisis del coronavirus también ha revelado la dependencia del turismo de algunos ejes comerciales que han quedado huérfanos por la falta de visitantes, como la Rambla de Barcelona o el Barri Vell de Girona. Los comerciantes confían ahora en las ventas de Navidad y advierten que si no van bien la situación será "muy compleja". "Si no tenemos una campaña relativamente buena, habrá una mortalidad de empresas muy importante", alerta el vicepresidente de Barcelona Comerç, Pròsper Puig.
En el 2019, Catalunya tenía 98.309 locales comerciales en activo, según el Cens d'Establiments Comercials de Catalunya (CECC) de la Generalitat. Este dato representa una caída del 2,9% con respecto a los 101.276 locales registrados en el 2018 y un descenso del 4,8% en comparación con los 103.214 espacios del 2017. Los datos demuestran una tendencia de destrucción de locales comerciales previa a la crisis del coronavirus, aunque la pandemia ha agravado todavía más la situación.
Un problema agravado: "Es la tormenta perfecta"
"Hace tiempo que venimos notando una desocupación de locales comerciales. La manera de consumir está cambiando y el mundo del comercio electrónico ha ganado mucho terreno", explica el director área de inmobiliaria de empresa de Forcadell, Toni López. En Barcelona, hay actualmente cerca de 80.500 locales comerciales, de los cuales 14.000 están vacíos. La consultora inmobiliaria prevé que, a principios de 2021, uno de cada tres establecimientos estén cerrados.
En el centro de la ciudad esta cifra podría dispararse hasta el 50%, según las previsiones de Barcelona Oberta. La falta de turismo por la pandemia y las medidas de restricción de la movilidad en vehículo privado del Ayuntamiento de Barcelona son algunas causas, según la directora general de la entidad, Núria Paricio.
A este hecho se suma la falta de actividad derivada de la implementación del teletrabajo. "Es la tormenta perfecta. La situación económica es terrorífica y dejará muchos comercios y restaurantes cerrados y mucha gente en el paro", alerta Paricio.
La pandemia ha provocado una caída del tráfico de peatones en las calles comerciales de las principales ciudades. En los últimos tres meses, se ha detectado una "nueva realidad", caracterizada por menos gente en las calles y un "pronunciado" descenso de entradas en tiendas y establecimientos comerciales. En la capital catalana, la calle más afectada ha sido Passeig de Gràcia, con un descenso de visitantes del 52%; seguido de Rambla Catalunya, con un 40%, y la avenida Diagonal, con un 20%, según un informe de TC Group Solutions. En general, en Barcelona el tráfico de peatones ha caído un 32%, seguido de un 28% en Lleida, un 25% en Tarragona y un 23% en Girona.
En la capital del Gironès hay actualmente una cuarentena de locales en alquiler, básicamente franquicias y negocios enfocados al turismo. El impacto de la pandemia se hace más evidente en la zona del Barri Vell, sobre todo en la Rambla, la Argenteria y la calle Ballesteries. "La mayoría del eje comercial son tiendas de hace muchos años. La gente realmente llegará hasta el límite, hasta allí donde puedan aguantar", afirma la vicepresidenta de Girona centro eje comercial, Mercè Ramírez.
Sin embargo, la situación económica de estos establecimientos también dependerá mucho de los próximos meses. "Si realmente no podemos salvar la campaña de Navidad, muchos comercios no aguantarán. Dar la vuelta a las restricciones antes de que acabe el año es clave", afirma. Asimismo, reclama ayudas "rápidas y efectivas" por parte de la administración, así como una bajada de los impuestos. "El pequeño comercio es el pulmón de las ciudades y si cae, costará mucho volver a levantarlo, manifiesta.
La campaña de Navidad
"Vemos una Navidad peligrosa. Estamos muy preocupados", reconoce el presidente de PIMEComerç, Àlex Goñi. Ante la pérdida de turistas, el descenso de actividad y las nuevas restricciones, los comerciantes confían en la campaña de Navidad para mantener los negocios. Las asociaciones de comerciantes de Vic, Berga, Igualada y Manresa alertan de que se encuentran en una situación "límite" y esperan poder reactivar las ventas en noviembre y diciembre. "Desgraciadamente, vienen tiempos muy difíciles. Durante los meses de verano y septiembre pudimos remontar, pero ahora nos encontramos con que hemos dado un paso atrás", asegura la presidenta de Igualada Comercio, Laura Llucià.
En Figueres, el comercio "ha aguantado bien el golpe", afirma la alcaldesa de la ciudad, Agnès Lladó. Aunque algunos establecimientos han bajado la persiana, desde el verano hasta ahora muchos comercios se han trasladado a otros puntos y, en su lugar, han abierto de nuevos. "Algunos se han trasladado aprovechando mejores precios y otros han aprovechado para acercarse más al centro", afirma Lladó. "No podemos estar contentos de cómo ha ido todo, pero es cierto que hemos aguantado bien", añade.
A pesar de eso, la alcaldesa insiste en que habrá que ver como evoluciona la situación en las próximas semanas y si las nuevas restricciones se alargan o no. "El comercio nos dice que está resistiendo, porque hay algunos establecimientos muy sólidos y con larga trayectoria, pero que habrá que ver hasta dónde pueden llegar", asegura. "El sector está esperanzado con la campaña de Navidad y todos esperamos que tengamos una campaña decente", añade.
El efecto del cierre de bares y restaurantes
El cierre de los bares y restaurantes y la limitación del aforo en los comercios no ha contribuido a mejorar la situación. Las entidades de Vic, Berga, Igualada y Manresa advierten que el cierre de la restauración ha tenido un efecto dominó y ha provocado una bajada de la facturación en los comercios. "Nosotros vamos de la mano de la hostelería. Si cierran los bares, disminuyen las ventas porque no hay tanta gente en la calle", lamenta la presidenta de Igualada Comerç, Laura Llucià.
En el eje comercial de Lleida, uno de los más largos de Europa, han cerrado 17 tiendas desde marzo a causa de la pandemia. La mayoría son empresas locales, pequeñas y familiares y se suman a las 71 que ya estaban cerradas antes de la crisis por el elevado precio de los alquileres.
El presidente del eje comercial, Llorenç González, explica que la mayoría de tiendas que bajaron la persiana debido a la pandemia ya no pudieron hacer frente al primer confinamiento porque no podían pagar el alquiler. González espera que el resto puedan "aguantar", a pesar de este tercer confinamiento que ha vuelto a cerrar bares y restaurantes. Las nuevas restricciones, explica, dificultan las ventas que se consiguen "cuando alguien pasa por un escaparate después de tomar un café y acaba comprando".
El Poblesec y el Paral·lel en Barcelona también están especialmente afectados por las nuevas restricciones, por el peso de la restauración en el barrio. En estas zonas, un 33% de los locales comerciales están destinados a restaurantes o bares. En el Poblenou, la principal preocupación es la creciente tendencia a transformar locales vacíos en vivienda. "El peligro es que el barrio quede como una zona residencial", admite al presidente del eje Poblenou, Miguel López.
En Tortosa, la pandemia no ha acelerado, de momento, el cierre de locales comerciales, pero las nuevas restricciones y la incertidumbre de cuánto tiempo pueden alargarse han puesto muchos negocios en situación de riesgo. Sólo entre un 20% y un 30% de los restauradores han optado por seguir abiertos ofreciendo comida para llevar y algunos se sienten en la cuerda floja porque los ahorros para resistir escasean. En la capital ebrense, el 85% de los locales comerciales activos están de alquiler.
Ejes comerciales "despoblados"
En Mataró, importantes arterias comerciales como la Riera, la calle Barcelona, la Calle Sant Josep, la calle Santa Teresa o el entorno de la plaza de las Tereses y la plaza de Cuba acumulan más de una veintena de locales comerciales cerrados. Algunos bajaron la persiana mucho antes de la crisis sanitaria y otras son víctimas directas de la Covid-19.
El sector avisa de que el "despoblamiento" de calles genera un efecto disuasivo que aleja a los clientes y limita las ventas en los comercios. "Vemos un goteo constante de locales que se están quedando vacíos y sufrimos para que la segunda ola sea el detonante de posibles cierres masivos", alerta al presidente de Negocio Empresa Mataró (NEM), Jordi Novo.
"Los barrios no están sufriendo como nosotros porque tienen un tejido vecinal que nosotros no tenemos", añade Goñi. Dentro de los barrios, las zonas más afectadas son las calles adyacentes a los ejes comerciales. "El local comercial de barrio saldrá reforzado, pero el situado en terceras y cuartas líneas sufrirá mucho", afirma López. En Barcelona, algunos comercios han aprovechado el aumento de la oferta para situarse en los ejes comerciales principales. "El tejido comercial de los alrededores se ha secado", afirma al presidente de PIMEComerç, Àlex Goñi.
El impacto de las grandes superficies
En Tarragona, asociaciones de comerciantes como 'La Via T' reclaman unidad para implementar medidas urgentes que permitan frenar la desertización comercial del centro de la ciudad. El sector también está pendiente del Pla de l'Illa Corsini, que prevé convertir en zona de peatones el entorno del Mercat Central y reforzar el carácter comercial. Calles como Unión y Apodaca también esperan un plan que les dé impulso.
Los locales vacíos proliferan en toda la ciudad, pero la situación se hace especialmente evidente en la Rambla Nova y en zonas de peatones como las de las calles August y Sant Agustí. En los últimos meses se ha producido un goteo de cierre de franquicias y grandes marcas en el centro, que han optado por concentrar la oferta en el centro comercial Parc Central.
Los alquileres
Para paliar el impacto del cierre de la restauración y las limitaciones en el comercio, el Govern aprobó este martes un decreto para reducir a la mitad los alquileres de los locales comerciales cerrados forzosamente en caso de que arrendatario y propietario no se pongan de acuerdo. "Es una buena medida, entendemos que facilitará los pactos entre propietarios e inquilinos, pero de todos modos tenemos que seguir pagando impuestos", afirma la directora general de Barcelona Oberta.
"Han cargado el problema al propietario del local", lamenta Goñi. La consultora inmobiliaria Laborde Marcet asegura que el mercado de los locales comerciales en Barcelona ya vivía un cambio de tendencia con respecto a la relación contractual entre propietarios e inquilinos. Desde junio, en algunos contratos se han producido rebajas de hasta el 50% en el alquiler y en algunas operaciones se han introducido cláusulas en las cuales se establecen variables de entre un 13% y un 20% sobre la facturación neta mensual del inquilino.
"Siempre se piensa que detrás de los alquileres hay grandes fondos de inversión, pero en Girona eso no es así, se trata de particulares", explica Mercè Ramírez, de Girona centro eje comercial. "La rebaja de los alquileres siempre es una ayuda, pero no la solución: lo que tenemos que hacer es buscar soluciones para intentar salvar el comercio, y eso no se conseguirá pagando la mitad de los alquileres", concluye.