Las relaciones sexuales tienen muchos y diversos efectos sobre el ser humano. Sabemos que nuestro cuerpo se beneficia del sexo al quemar calorías y existen evidencias científicas de que en muchas personas provoca que se les reduzca el apetito tras practicarlo.
Un estudio de 2016 publicado en el Journal of Health and Social Behavior afirmaba que las mujeres que tienen relaciones sexuales satisfactorias se protegen mejor contra el riesgo de hipertensión. Y como estos ejemplos, existen muchas evidencias sobre los beneficios del sexo para el cuerpo humano. Pero a continuación vamos a ver cómo afecta concretamente al órgano más complejo de nuestro organismo: el cerebro.
Actividad cerebral y estimulación sexual
Algunos investigadores comparan la estimulación sexual con la que provocan el alcohol o las drogas. La razón es que tanto en hombres como en mujeres, se ha demostrado que la estimulación sexual y la satisfacción aumentan la actividad de las redes cerebrales relacionadas con el dolor y los estados emocionales, así como con el sistema de recompensa.
El cerebro y la eyaculación del pene
Un trabajo realizado por científicos de la Universidad de Groningen que se centró en las regiones del cerebro que se activaron en el momento de la eyaculación, descubrió que había un aumento en el flujo sanguíneo al cerebelo, que desempeña un papel clave en el procesamiento de las emociones. Los investigadores comparan la activación del cerebelo durante la eyaculación con la sensación de placer causada por otras actividades que estimulan el sistema de recompensa del cerebro.
El cerebro y el orgasmo femenino
En un estudio sobre el orgasmo femenino que se realizó en 2017, científicos de la Universidad de Rutgers monitorizaron la actividad cerebral de 10 participantes femeninas a medida que alcanzaban el máximo de su placer. El equipo encontró que las regiones cerebrales estimuladas están involucradas en el procesamiento de emociones y sensaciones de dolor, así como en la regulación de algunos procesos metabólicos y la toma de decisiones.
Otro estudio previo sugería que la estimulación rítmica y placentera asociada con el orgasmo pone al cerebro en un estado de trance. El autor del estudio comparó el efecto de los orgasmos femeninos en el cerebro con el inducido por bailar o escuchar música.
El sexo y la actividad hormonal
Tener relaciones sexuales se ha asociado en innumerables ocasiones con mejores estados de ánimo y relajación psicológica, así como fisiológica. La razón de por qué podemos sentir que el estrés nos afecta menos después de las relaciones sexuales se debe a una región del cerebro llamada hipotálamo.
El hipotálamo provoca la liberación de oxitocina y los niveles más altos de esta hormona pueden hacernos sentir más relajados, con lo que pueden compensar los efectos del cortisol, la hormona relacionada con un mayor estado de estrés.
Asimismo, dos estudios realizados en 2013 encontraron que tanto la oxitocina podría aliviar los dolores de cabeza en personas que viven con ellos como una condición crónica, como que las endorfinas pueden aliviar las conocidas cefaleas en brotes.
El sexo también hace sentir mal al cerebro
Un porcentaje de la población siente tristeza en lugar de euforia después del sexo. Se conoce como disforia postcoital y aún no se conocen sus causas científicas. En un estudio llevado a cabo en 2010 entre más de 200 estudiantes universitarias, el 32,9% afirmó haber experimentado estados de ánimo negativos tras una relación sexual.
El sexo y el sueño
Existen varios estudios que han demostrado que las relaciones sexuales también pueden mejorar el sueño. Después de un orgasmo, el cuerpo también libera niveles más altos de una hormona llamada prolactina, que se sabe que juega un papel clave en el sueño.
Asimismo, investigadores de la Universidad Central de Queensland en Australia también descubrieron que la liberación de oxitocina durante el sexo puede actuar como un sedante, lo que lleva a una mejor noche de sueño.
El sexo y la memoria
Distintas investigaciones han revelado que las relaciones sexuales ayudan a que los hombres mayores que son sexualmente activos tengan mayores niveles de función cognitiva y menor pérdida de memoria.
En el caso de las mujeres, el hecho de que mantegan una actividad sexual habitual parece ayudarles a sostener mejor el recuerdo de la memoria. La ciencia atribuye este beneficio a la acción de hormonas como la testosterona y la oxitocina, que están relacionadas con las relaciones sexuales.