El próximo 31 de octubre, coincidiendo con la fiesta de la Castanyada, se producirá el cambio de hora que marcará el inicio del horario de invierno. A las tres en punto de la madrugada (3.00 am) tendremos que retrasar el reloj una hora y pasarán a ser las dos (2.00 am). Este cambio nos hará dormir una hora más, pero no necesariamente nos sentiremos más descansados.

Nuestro cuerpo necesitará unos tres días para adaptarse al nuevo horario, donde se hará oscuro una hora antes y las horas de sol disminuirán.

¿Qué efectos tendrá el cambio horario de invierno sobre nuestra salud?

Los síntomas son similares a los de un jet lag. El principal es una sensación mayor de cansancio, por mucho que descansamos una hora más. Eso se explica porque se produce una alteración en la secreción de la hormona que regula los estados de sueño según la luz solar, la melatonina. Básicamente, cuanta menos luz solar hay, el organismo produce más melatonina y facilita el sueño.

Cuanta menos luz solar hay, más sensación de sueño tenemos / Pexels

Sobre todo los primeros días, hasta que el cuerpo se acostumbre, notaremos una sensación de cansancio y sueño mayor que hasta ahora.

Nos costará concentrarnos y nos irritaremos más fácilmente

Como segregaremos más melatonina y nos sentiremos fatigados más rápidamente, es probable que nuestro cerebro actúe como lo hace siempre que estamos cansados: haciendo que estemos más irritables y que nos cueste centrarnos en algunas tareas que requieren concentración. Es posible, por lo tanto, que seamos menos productivos durante unos días.

A todo eso hay que añadir el hecho de que nuestro reloj biológico interpreta que, como oscurece más pronto, también nos despertamos una hora antes del habitual, aunque los horarios laborales no cambian. ¿Y cómo funciona, este reloj biológico? Se va ajustando por sí solo, continuamente, tomando de referencia la información que recibe tanto de nuestro organismo (nutrición, actividad física...) como la que recibe del exterior, basándose en el ciclo de día y noche.

El cambio horario nos puede hacer sentir más irritables y con dificultad para concentrarnos / Unsplash

A la irritabilidad, por lo tanto, se tendrá que sumar el hecho de que nuestra rutina de descanso se alterará.

¿Estos cambios afectarán a todo el mundo?

Todo el mundo es susceptible a notar alguno de los síntomas mencionados, pero el cambio al horario de invierno afecta especialmente a las personas mayores, los bebés lactantes y niños pequeños y las mascotas. Eso pasa porque tienen una sensibilidad mayor a los cambios a causa de una menor adaptabilidad.

Aun así, no nos tenemos que preocupar: este cambio horario es solo de una hora, y no supone consecuencias graves para la salud, sino que simplemente nos puede hacer sentir más fatigados o desconcentrados durante unos días.

El cambio de hora afecta especialmente a personas mayores, bebés lactantes y niños pequeños y animales / Pexels

¿Cómo podemos prepararnos para evitar los síntomas?

Con el fin de evitar este cansancio, hay algunas pautas que podemos seguir para que no notemos los efectos del cambio de horario.

La primera recomendación es ir a dormir quince o veinte minutos más tarde cada día, y despertarnos unos minutos más tarde. Si lo hacemos durante unos días, cuando llegue el día del cambio horario casi no notaremos el cambio. Nos ayudará también hacer eso mismo con los horarios de las comidas.

Es importante, asimismo, no dormir siestas durante el día, porque la rutina de sueño se verá todavía más alterada.

Finalmente, se recomienda hacer ejercicio físico moderado con el fin de activar nuestro organismo. Será mejor hacerlo por la mañana o por la tarde, cuando todavía queden muchas horas para meternos en la cama. Además, si lo hacemos al aire libre, nos podremos beneficiar de la vitamina D que nos aporta la luz del sol y que podremos aprovechar menos durante el invierno.

Se recomienda practicar ejercicio moderado para evitar los síntomas del cambio de hora / Pexels

Imagen principal: cambio al horario de invierno / Unsplash