Las vacaciones ya están aquí y, con ellas, los casals de verano, los resfriados por aire condicionado, las fotos de piernas en la playa y las pelotas inflables. Pero si hay una cosa inherente al verano son las quemaduras en la piel y, desde El Nacional, os hemos querido preparar unos consejos para evitar que el sol deje huella en la piel.
En los últimos años ha aumentado la concienciación sobre los efectos nocivos del sol, en la misma medida en que también lo han hecho los casos de cáncer de piel, pero el gustazo de lucir bronceado sigue presente aunque "una quemadura solar no empieza cuando la piel se pone roja, sino en el mismo instante en que lo exponemos al sol", según reconoce la doctora Carmen Ventura, del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona.
Los síntomas de la quemadura solar (enrojecimiento, calor, ampollas, piel pelada...) normalmente son temporales, pero el daño en las células de la piel con frecuencia es permanente y puede tener efectos serios a largo plazo. Con eso no queremos decir que la exposición solar no tenga beneficios, ya que, por ejemplo, explica la doctora Ventura, es una fuente de vitamina D que favorece la absorción de calcio y fósforo, fortaleciendo nuestros huesos. La clave está en escoger bien el momento del día y no pasarse con la dosis. "Es suficiente con 10 o 15 minutos al día para tener este beneficio", evitando las horas centrales del día (entre las 10.00 y las 16.00 horas) que es cuando los rayos inciden más perpendicularmente sobre la Tierra.
Otra de las claves para que el sol no nos deje huella es el uso adecuado de cremas protectoras. Pero para eso hay que saber qué significan realmente los números de la clasificación de una crema solar. Normalmente son de 15, 30 o 50 SPF (factor de protección solar, en sus siglas en inglés), y eso quiere decir que tardaremos 15, 30 o 50 veces más tiempo en sufrir los efectos adversos del sol. "Lo aconsejable es usar crema de 30 SPF como mínimo, al menos cada dos horas y siempre después de cada baño", según Ventura. "Además, tendríamos que aplicárnosla entre 10 y 30 minutos antes de exponernos al sol. Es aconsejable también aplicarnos el factor de protección solar sin traje de baño y dejarnos absorber la crema, spray o loción durante unos minutos para que haga el efecto adecuado".
Proteger los ojos
No sólo hay que proteger la piel, ya que los ojos también sufren los efectos de los rayos. Los tengas del color que los tengas. Demasiada luz UV puede estropear la retina, el cristalino o la córnea. Si afecta al cristalino, puede provocar su opacidad en forma de cataratas, mientras que la quemadura solar de la córnea también se conoce como "ceguera de la nieve". Para evitarlo se aconseja usar siempre gafas de sol con protección UV, teniendo en cuenta que las lentes más oscuras no son necesariamente mejores para bloquear los rayos ultravioletas, sino que dependerá de su fabricación.
Con todo, si no conseguimos evitar la quemadura hace falta que actuemos deprisa. Beber mucha agua, bañarse con agua fría, humedecerla constantemente y ver si han salido ampollas. En caso de que así sea, explica la doctora Ventura, es imprescindible no tocar ni arrancar nunca su capa superior y utilizar un vendaje seco para prevenir infecciones. En definitiva, consejos para que el sol nos deje disfrutar de los casals de verano, de los resfriados por el aire condicionado, de las fotos de piernas en la playa o de las pelotas inflables.