El colesterol elevado es corresponsable del 60% de las enfermedades del corazón, según datos del estudio Euroheart II. Por este motivo y teniendo en cuenta el contexto de pandemia en el que nos encontramos con la situación de riesgo creciendo de manera alarmante, es más importante que nunca el hecho de mantenerlo a raya. Y más después del período navideño que acabamos de atravesar, cuando más excesos se cometen en todo el año.
El consumo de comidas con mayor contenido en grasas saturadas y colesterol, la ingesta de alcohol o el cambio de rutinas en estas fechas pueden aumentar los niveles de colesterol hasta en un 10%. A esto se añaden los estudios recientes que indican que las personas con colesterol alto podrían tener un peor pronóstico en caso de contraer el coronavirus, desarrollando síntomas y consecuencias más graves.
Es el caso de un estudio llevado a cabo por un equipo de expertos en la India, en el que se concluye que la hiperlipidemia, caracterizada por un aumento de uno o más de los lípidos en la sangre (triglicéridos, colesterol total, ésteres de colesterol y fosfolípidos) o lipoproteínas de baja densidad (LDL), junto con niveles reducidos de lipoproteínas de alta densidad (HDL), es un factor que aumenta el riesgo de un peor desarrollo de la Covid-19 al desregular la inmunidad protectora y promover respuestas inflamatorias pulmonares y sistémicas exageradas.
Según la Fundación Española del Corazón, “en el contexto actual no podemos bajar la guardia frente al colesterol elevado y es fundamental reducirlo cuando se encuentra en exceso. Ahora es más necesario que nunca controlar los factores de riesgo porque cuando más sanos estemos, mejor podremos luchar contra potenciales infecciones”.
A pesar de las consecuencias que supone tener el colesterol elevado, su prevalencia es alta entre la población española: la mitad de la población adulta del país padece hipercolesterolemia.
Unos buenos hábitos higiénico-dietéticos y un estilo de vida saludable son fundamentales para combatir el colesterol elevado. Una adecuada elección de los alimentos es clave para implementar una dieta cardiosaludable. Este comienzo de año es una época perfecta para iniciar esta transformación, porque además puede reforzar positivamente la autoestima y ayudar a que pasen a formar parte de nuestro estilo de vida, recuerdan desde esta institución.
En lo que se refiere a la alimentación, diariamente hay que incluir siempre frutas, verduras y hortalizas de temporada como base. Tomar varios días a la semana alimentos proteicos como las legumbres, priorizar el pescado a la carne –especialmente el azul (atún, bonito, boquerón, caballa, salmón, sardina, etc.) porque contiene un tipo de grasa cardiosaludable, los ácidos grasos omega 3 que ayuda a bajar los niveles de colesterol–, recurrir al aceite de oliva virgen extra y los frutos secos ricos en grasas saludables e incorporar lácteos, optando por los enriquecidos con esteroles vegetales para ayudar a reducir el colesterol alto.
Además de las recomendaciones dietéticas, es importante practicar actividad física de forma regular y moderada. Por ejemplo, caminar entre 45 a 60 minutos al día de tres a cinco días por semana. También mantener buenos hábitos de descanso y una hidratación adecuada.