En estos meses de confinamiento son muchas las personas que han subido algunos kilos de peso o han descuidado su alimentación. Para todos aquellos que estén interesados en iniciarse en una dieta vegana o vegetariana, vamos a ver algunos consejos.
Es importante señalar que las dietas basadas en verduras y frutas mejoran notablemente la salud de las personas y aumenta su esperanza de vida. De hecho, recientemente, un equipo de expertos de la Universidad de California llevó a cabo un estudio en el que se concluyó que los que siguen los patrones de una dieta vegana y lacto-ovo o pesco-vegetariana tienen diferencias significativas en los biomarcadores de plasma, orina y tejido adiposo asociados con ingestas dietéticas en comparación con aquellos que consumen una dieta no vegetariana.
En segundo lugar, también hay que distinguir los diferentes tipos de dieta que existen. La vegana, en la que no consume ningún producto de origen animal. La lacto-ovo vegetariana, en la que se consume huevos y productos lácteos más de una vez por mes pero no carne ni pescado y la pesco-vegetariana, en la que se consume pescado una o más veces al mes pero evita la carne.
Y en tercer lugar, también es aconsejable acudir a un médico especialista para que analice el estado de salud de la persona interesada por si pudiera tener algún problema o requerir por algún motivo la ingesta de carne.
Una de las cuestiones principales a la hora de cambiar la alimentación, es tener claro qué tipo de productos se deben tomar y cuáles no y la forma de cocinarlos. En este sentido, es importante realizar una adecuada planificación. Hay algunas páginas web que pueden ayudar en este sentido, por ejemplo Hazte Veg o Veggísima, donde se puede encontrar una gran cantidad de información al respecto. En el mundo, las más famosas son Veggie Date y Veggie Connection.
En la planificación que realicemos, una de las cuestiones principales es mantener una buena cantidad de ingesta de proteínas una vez que se ha retirado la de origen animal. En este caso, hay que primar diariamente este tipo de productos:
El tofu o el seitán, elaborado a partir de la soja, o quinoa o chía. Las alcaparras, la guayaba, el aguacate y las aceitunas. De las verduras, se puede escoger el kale, las coles de Bruselas, el brócoli, los guisantes, las espinacas, los brotes de soja y alfalfa, los berros y los canónigos aportan un buen nivel de proteínas.
Frutos secos como los cacahuetes, las almendras, los pistachos, los anacardos o las avellanas. Semillas como el sésamo, lino, amapola, chía, pipas de girasol y de calabaza.