Esta semana se ha conocido que, según un estudio llevado a cabo por diversas universidades e instituciones estatales, los pacientes con obesidad y esteatohepatitis no alcohólica -una variante grave del hígado graso- presentan un mayor riesgo de desarrollar COVID-19. Los resultados de esta investigación, liderada por investigadores del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CIMUS) y el Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias (CIC bioGUNE), han sido publicados en la revista Journal of Hepatology.  

Tal y como se ha demostrado en diferentes estudios, la COVID-19 implica la actuación de dos proteínas, la ACE-2 (receptor celular del virus) y la TMPRSS2 (una molécula que facilita la unión de las membranas del virus y la célula), cuando el virus accede al organismo de una persona. Estas dos proteínas, según el estudio, se han encontrado sobreexpresadas en pacientes con obesidad e hígado graso con inflamación, por lo que resultan una maquinaria de entrada del virus muy eficaz, aumentando su vulnerabilidad en caso de infección.

Bacterias del COVIDLos pacientes con obesidad y esteatohepatitis no alcohólica -una variante grave del hígado graso- presentan un mayor riesgo de desarrollar COVID-19

La enfermedad por hígado graso no alcohólico es una patología silenciosa que no manifiesta síntomas hasta estar muy avanzada y conlleva, además de la acumulación de grasa e inflamación en el hígado, problemas cardiovasculares e incremento en el riesgo de tumores, tanto en el hígado como fuera del mismo.

Los factores que predisponen a sufrirla son los hábitos de vida inadecuados como el sedentarismo, el abandono de la dieta mediterránea o el consumo de productos ultra procesados, entre otros.

Además, la presencia de una prediabetes o una diabetes, malos hábitos alimenticios, o pruebas analíticas que revelen una alteración o una ecografía con una imagen de hígado graso más grande, son fundamentales. Para prevenirlo y tratarlo, es importante reducir el consumo de bebidas azucaradas y alimentos ricos en carbohidratos sustituyéndolos por verduras, legumbres, frutas y pescados.

Otro aspecto importante es aumentar la actividad física diaria y mantener un peso adecuado. Se han realizado diversos estudios para ver si es mejor el ejercicio aeróbico o el entrenamiento de resistencia, pero lo cierto es que actualmente no existen suficientes datos para apoyar un tipo de ejercicio u otro, aconsejándose la realización de actividad física de intensidad moderada, adecuada y adaptada a cada tipo de persona.

Dolor abdominalLos factores que predisponen a sufrir hígado graso son los hábitos de vida inadecuados

En el caso de las personas que presenten la enfermedad, los especialistas suelen recomendar un tratamiento con medicamentos, sobre todo cuando presentan ya daño en el hígado, inflamación o la presencia de fibrosis, o en aquellos con alto riesgo de que progrese. El tratamiento quirúrgico o la cirugía de la obesidad, conocida como cirugía bariátrica o metabólica, consigue una mejora de la obesidad y de la diabetes, logrando además reducir la grasa hepática y probablemente ser capaz de disminuir la progresión de la enfermedad grasa hepática.