La Navidad ya es de por sí una etapa del año que no es precisamente un foco de felicidad para muchas personas. La falta de seres queridos, la imposición de tener que estar alegres, el gasto de dinero que acarrea, la alteración de las rutinas… Por diversos factores, son muchos los que lo pasan mal en estas fechas. Pero es que además, este año, con la pandemia, la situación es aún peor y se teme que para muchos sea una época de tristeza y depresión más que otra cosa. Estos son algunos consejos para evitar en la medida de lo posible que esto suceda.
Hacer planes con anticipación
Con tanto cambio este año, lo mejor es no dejar demasiado espacio a la improvisación y determinar ya a quién se puede ver y a quién no y cómo se han de pasar las Navidades de la mejor forma posible respetando las medidas preventivas y evitando ponernos en situaciones de riesgos. De esta forma, ya sabremos de antemano cómo tendrán que ser las fiestas y tendremos tiempo de asimilarlo.
Dedicarse tiempo a uno mismo
Aunque sean tiempos de compartir, lo cierto es que si en estos días se puede coger uno unas vacaciones, no estaría demás dedicar tiempo a rutinas enriquecedoras, como la lectura, la cocina, los paseos, ir de tiendas o darse baños relajantes. A cada uno, lo que más le tranquilice.
Evitar los conflictos familiares tanto como sea posible
Si se van a hacer reuniones familiares limitadas, hay que evitar en la medida de lo posible tener un conflicto al respecto. Para ello se puede acordar no tratar determinados temas o trabajar un poco más la empatía hacia los demás.
Tratar de enfocarse en lo positivo
Si algo bueno vamos a sacar de estas Navidades es que lo que otros años nos parecía de lo más normal, en esta ocasión es extraordinario. Por eso, poder ver a alguien de la familia tomando las debidas precauciones o celebrar el hecho de tener buena salud, ya de por sí es una noticia que en este año no debemos dar supuesto. Así aprenderemos a valorarlas más.
Aparca el perfeccionismo
Para todos aquellos a los que les guste hacer de las Navidades todo un montaje de decoración, gastronomía, regalos y demás, puede que este año no sea como esperaban. Así que mejor dejar de lado el perfeccionismo y centrarse en lo importante y los momentos en los que se pueda compartir algo con los demás.
Llorar si hace falta
Para muchas familias, estas Navidades significarán la ausencia de un ser querido. Por eso estarán llenas de tristeza y soledad. Si hace falta llorar y estar triste, no hay que sentirse culpable por ello, vivimos una situación completamente excepcional y es normal que aparezcan este tipo de sentimientos.
Intentar descansar
Con los toques de queda y las restricciones, estas pueden ser unas Navidades en las que descansemos más que otros años. No hay que despreciar los beneficios que un buen descanso y un sueño más prolongado pueden producir en nuestro organismo.
No seguir las noticias con tanta asiduidad
El virus va a seguir con nosotros un tiempo y hasta que no se extiendan la vacuna y la inmunidad de rebaño, tendremos que seguir viviendo con una serie de limitaciones. Está bien informarse de lo que sucede, pero en Navidad quizá sea un buen tiempo para desconectar un poco de las noticias y no estar durante todo el día escuchando lo mismo.
Pedir ayuda si hace falta
Para todos aquellos a los que la Navidad les parezca un auténtico suplicio, lo que no es tan excepcional, pueden pedir ayuda a un profesional, porque seguramente algún tipo de terapia puede venir bien para sobrellevar esta intensidad navideña.
Hacer ejercicio
Frente al estrés, lo mejor que podemos hacer estas Navidades es aumentar el tiempo que dedicamos a hacer ejercicio. La actividad física tiene un efecto calmante sobre la ansiedad y libera endorfinas, que nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros mismos.