No son pocos los niños que tienen problemas para conciliar el sueño y para descansar por las noches. Un hecho que se convierte en un problema para ellos y para sus padres, que no terminan de descansar como consecuencia de la imposibilidad de dormir de los pequeños.
Sin embargo, dormir es una parte importante para mantener una buena salud, y más ahora que con la pandemia del coronavirus la vida normal se ha visto alterada para todos pero también para los niños.
La hora de acostarse puede convertirse casi en una batalla diaria cuando los pequeños no quieren irse a la cama o no se duermen cuando se acuestan porque les cuesta conciliar el sueño. Pero afortunadamente, existen maneras para poder hacer que los niños duerman bien y que lo que es un problema deje de serlo. A continuación vamos a ver algunos de los más útiles.
Un horario individualizado para acostarse
Los niños en edad escolar necesitan entre 9 y 11 horas de sueño cada noche. Aunque no se puede hablar de todos por igual. Los madrugadores se levantarán temprano incluso si los acuestan más tarde, y los noctámbulos no se dormirán hasta que sus cuerpos estén listos para descansar. Por eso importante que los padres trabajen con sus hijos para establecer una hora de acostarse responsable que les permita dormir lo suficiente y despertarse a tiempo.
Un horario para levantarse
Establece un horario para despertarse según la cantidad de sueño que necesite cada niño y a qué hora se acuesta. Para ello se recomienda crear una rutina de despertador desde los primeros años de infantil en el colegio para que luego no tengan lugar episodios el estrés para los padres con el paso del tiempo. Asimismo, es recomendable que los horarios apenas varíen los fines de semana, porque si no podría acabar siendo contraproducente en el largo plazo.
Una rutina constante antes de dormir
Las rutinas son importantes para los niños porque les reconforta y relaja, estableciendo el ambiente ideal para la hora de acostarse. En poco tiempo, el cuerpo de su hijo puede comenzar a tener sueño automáticamente al comienzo de la rutina.
Abandonar a tiempo las pantallas
Ver la tele, jugar a videojuegos o utilizar un móvil o una tablet justo antes de acostarse mantiene a un niño despierto entre media y una hora adicionales. Por eso conviene que a partir de determinada hora, los menores no se relacionen con pantallas.
Reducir el estrés antes de acostarse
Cuando los niveles de una hormona como el cortisol son altos, el cuerpo de un niño no puede relajarse ni dormirse. Así, se deben realizar actividades lo más tranquilas posibles antes de irse a la cama.
Una temperatura fresca
El ciclo de sueño es sensible a la temperatura. No hay que abrigar demasiado al niño ni poner la calefacción alta en invierno. Se recomienda vestirlo con un pijama de algodón transpirable y mantener la temperatura del dormitorio entre los 18 y los 21 grados por la noche.
Estar atentos a los trastornos del sueño
Si un niño tiene problemas para conciliar el sueño, tiene pesadillas persistentes, ronquidos o respira por la boca, es posible que tenga un trastorno del sueño. Si estos inconvenientes son persistentes, conviene consultarlo con el pediatra para que se puedan tomar cartas en el asunto.