El enfermo reumatológico es un enfermo crónico, como les ocurre a otras personas que padecen patologías como obesidad, hipertensión y diabetes, ejemplos de enfermedades crónicas muy prevalentes. En la mayor parte de casos no se puede aspirar actualmente a una curación de la enfermedad, pero el mayor conocimiento que los reumatólogos tienen hoy en día de estas enfermedades hace que en el día a día se puedan controlar mejor y aquellos que las padecen puedan llevar una vida prácticamente normal.
Las dos enfermedades reumáticas más comunes son la artritis y la artrosis. Las dos afectan a las articulaciones. La artritis se puede producir a cualquier edad, principalmente en el caso de las mujeres, y se manifiesta mediante inflamación. Provoca dolor continuo, rigidez articular de predominio matutino prolongada, hinchazón, con derrame sinovial inflamatorio y dificultad en el movimiento. Por su parte, la artrosis es una enfermedad degenerativa, cuya incidencia aumenta con la edad debido al desgaste de las articulaciones y provoca dolor articular, limitación de movimientos, rigidez, deformidades en las articulaciones y derrames no inflamatorios.
En cuanto a la incidencia, no existen datos fehacientes de que esté aumentando en los últimos años. La prevalencia de la artritis reumatoide en España es del 0,5% y la de la artrosis sintomática de rodilla es del 10,2 %. Respecto a su causa, la edad, como decíamos anteriormente, es un factor importante en el desarrollo de la artrosis. Y a día de hoy se sabe que el componente hereditario de estas enfermedades es muy importante. En la artritis reumatoide la prevalencia en familiares de primer grado es entre el doble y el triple que en la población general. Y en determinadas formas de artrosis como la artrosis de rodilla o la artrosis de manos especialmente en mujeres la contribución genética al desarrollo de la artrosis es de hasta un 65%
Ambas son patologías que se dan con mayor frecuencia en mujeres. Sobre todo en el caso de la artritis reumatoide, donde la prevalencia hombre/mujer es de 1/3 y en el caso de la artrosis, especialmente en la artrosis de rodilla y manos la proporción llega a ser de 3/8 a favor del sexo femenino. Aunque no tienen cura, en estos últimos años se han producido importantes avances en ambos campos.
En el terreno de las artritis los tratamientos biológicos han supuesto una importante revolución, hasta el punto de que se ha podido controlar la enfermedad desde un punto de vista sintomático y evolutivo.
En la artrosis los avances son más lentos y suelen tratarse mediante el uso de medicamentos para aliviar los síntomas y con otro tipo de fármacos llamados Sysadoa (Symptomatic Slow Acting Drug for OsteoArthritis, por sus siglas en inglés) con capacidad para ralentizar el proceso degenerativo de la artrosis.
La prevención debe ir encaminada a adoptar unos hábitos de vida saludable, puesto que la obesidad y la falta de ejercicio son dos factores de riesgo demostrados en la incidencia de estas enfermedades. Para mantenerse en el peso adecuado, hay que seguir una dieta equilibrada basada en el método más avalado actualmente por la ciencia, el método del plato de Harvard.
En cuanto al ejercicio, estos son algunas de las recomendaciones que se pueden adoptar:
>Hacer ejercicio bajo el agua, desplazando todas las articulaciones, especialmente rodillas y cadera.
>Hacer estiramientos lentos y suaves, que pueden ayudar a prevenir la rigidez de las articulaciones, sobre todo por la mañana. El yoga y el taichí son dos prácticas muy recomendables.
>Caminar y hacer bici estática causan poca tensión sobre las articulaciones y son buenas para fortalecer los músculos que rodean las articulaciones afectadas.
>Los ejercicios de flexibilidad y equilibrio sirven para prevenir caídas y mejorar las posturas en general.