Los tests rápidos por el coronavirus comprados por parte del Gobierno en China no son fiables. Precisamente por este motivo, España ya ha iniciado los trámites para devolverlos. "La primera partida fue comprada a un distribuidor nacional y se nos dieron todas las garantías", ha querido clarificar al ministro de Sanidad, Salvador Illa, durante la comisión de sanidad que ha tenido lugar este jueves en el Congreso de los Diputados.

Según ha explicado, los tests que se compraron "reunían las especificaciones" y "no había alertas". "Dijimos que lo comprobaríamos y al hacerlo hemos visto que no se cumplen las homologaciones", ha detallado. "Hemos exigido que se cambie". "Es un procedimiento que se puede explicar perfectamente a la población". "¿Habría sido mejor no comprar?", se ha preguntado.

Concretamente, se ha tenido que devolver un lote de 9.000 porque no funcionan, ya que no detectan los positivos con bastante fiabilidad, según ha confirmado el propio ministerio.

Illa ha constado que diariamente se hacen entre 15.000 y 20.000 tests rápidos "pero habría que hacer hasta 50.000". Pero por eso hacen falta más. El ministro ha remarcado que el "mercado está loco". "El mercado está desbordado. Todo el mundo quiere comprar productos que se fabrican a una cantidad inferior. No se producen ni mascarillas ni equipos de respiración ni tests rápidos para dar salida a lo que el mercado pide actualmente". Y ha insistido: "Todo el mundo quiere productos y los quiere ya".

 

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