Se han escrito ríos de tinta sobre la importancia de los test para controlar la pandemia del coronavirus. La escasa fiabilidad de un pedido que adquirió el Gobierno en China puso al ministro de Sanidad en el punto de mira. España sigue a la caza de pruebas efectivas en el mercado internacional y ha empezado a fomentar la producción nacional. Ahora bien, ¿qué tipos de pruebas hay para detectar la Covid-19 y cómo funcionan?

Básicamente existen tres formas de identificar un contagio: la prueba PCR, el test rápido de antígenos y el serológico. Todas ellas las analiza en un informe detallado la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. Las dos primeras vías buscan físicamente la presencia del virus en la muestra biológica que se extrae de las fosas nasales y de la garganta del paciente. La tercera no busca directamente el virus, sino los anticuerpos que se hayan generado a partir de la respuesta inmunológica generada. Ésta se realiza con una muestra de sangre.

La PCR, la más fiable

La prueba que se ha estado haciendo hasta ahora en España -y por la que siguen apostando las autoridades sanitarias como prioritaria- se conoce como la de reacción en cadena de la poliomerasa (PCR). Es también la más lenta y la más cara, ya que hay que hacerla en un laboratorio. Los resultados tardan entre 3 y 6 horas y la fiabilidad es superior al 90%. Detecta la presencia del virus desde el inicio de la infección, a través de una muestra extraída, con un bastoncillo, de la nariz y de la faringe.

Test rápido de antígenos, poco sensible

El sistema de funcionamiento es similar a un predictor de embarazo. La extracción de la muestra es la misma que con la PCR, del fondo de la nariz o de la boca. Este tipo de prueba es mucho más rápida y se obtienen resultados en poco más de un cuarto de hora. Ahora bien, el análisis es menos profundo, ya que solo detecta los antígenos, las proteínas que hay en la superficie del virus. De ahí que según los estudios realizados, la sensibilidad sea solo de entre el 30 y el 40%. Se ha demostrado que puede dar un número elevado de falsos negativos y por ello, la propia Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica recomienda reforzar con un PCR los negativos. Según los expertos, estos tests rápidos tenían más sentido en una fase inicial de la pandemia.

Test serológico, la clave para el futuro

De cara a la fase de desescalada del confinamiento, una vez se empiece a doblar la famosa curva de propagación del virus, será clave contar con los conocidos como test serológicos. Esta prueba no sirve para una fase inicial, ya que no detecta el virus, sino que se basa en la respuesta inmunológica del individuo. Es decir, es imprescindible para detectar quien ha pasado el coronavirus y quien no. La extracción de la muestra se hace a través de una gota de sangre -que se saca de un pinchazo en el dedo- y el resultado se obtiene rápidamente, como máximo en media hora, con una sensibilidad superior al 88%. Empieza a ser útil a partir de una semana después de haberse infectado, cuando el cuerpo comienza a reaccionar, porque lo que se hace es detectar si hay o no anticuerpos. Gracias a estas pruebas serológicas se podrá calcular qué parte de la población ha superado la enfermedad y cuál es todavía susceptible de ser contagiada. Se podrá, por lo tanto, dimensionar de forma real los efectos de la pandemia.