En el imaginario colectivo las facultades universitarias son un lugar de movimiento y de vida estudiantil. La pandemia cortó en seco esta manera de hacer y ser del mundo universitario, que ahora se ha adaptado a compaginar la docencia virtual con la presencial.

El vicedecano académico de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona (UB), el doctor Albert Martínez, tiene muy claro que el objetivo es "fomentar la máxima presencialidad" y por eso decidieron aplicar el 30% de aforo permitido a las clases teóricas de manera tal que los estudiantes de todos los grados puedan ir un día a la semana. A pesar de eso, el silencio y el poco movimiento se hacen evidente en los pasillos de la facultad, donde también se han instaurado nuevas formas de enseñar.

En la Facultad de Biología estudiaron cada aula para garantizar las distancias entre los alumnos y aplicar así el 30% de aforo en las clases teóricas. Donde eso no se podía cumplir con los asientos habituales, se han instalado adicionales. Paralelamente, han calculado el porcentaje de alumnos que puede haber a la vez en la facultad para cumplir también el 30% global. Eso se traduce entre unos 300 y 400 alumnos simultáneamente.

Por otra parte, antes de que se abriera este 30% el que ya se hacía presencial eran las clases prácticas, aunque también se han tenido que adaptar. En concreto, los laboratorios tienen capacidad para 25 alumnos pero se han hecho grupos de como máximo 12, hecho que ha obligado a adaptar la docencia intentando siempre ofrecer también la máxima presencialidad.

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Los alumnos, separados y con mascarilla, en una clase de Biología en la UB / ACN

Los alumnos quieren presencialidad

"Los alumnos quieren presencialidad, para ellos lo mejor sería el 100%", valora Martínez. Añade pero que no son sólo los estudiantes los que querrían recuperar completamente las clases presenciales sino que también lo anhelan los profesores. "No es lo mismo dar clase con la interacción de los alumnos que estar explicando en una pantalla, donde no ves a los alumnos, donde la interacción es menor", explica. "También tenemos ganas de presencialidad", insiste.

Reconoce también que los profesores han tenido que adaptarse a las nuevas formas de enseñar: "Hemos tenido que aprender nuevas formas de dar clase, a las que no estábamos acostumbrados". Así, han aprendido a dar clase con un micro ambiente, con una cámara grabándolos a ellos y a la pizarra, a hacer vídeos explicativos y a compaginar el contacto con el alumno en el aula con el contacto virtual.

Además, la mascarilla ha pasado a ser elemento obligatorio y esencial en el aula, a donde los alumnos llegan a través de unos itinerarios marcados para evitar al máximo el contacto simultáneo entre personas. Ya a dentro del aula, gel hidroalcohólico, elementos para desinfectar las mesas si los estudiantes así lo quieren y sillas marcadas indicando donde uno se puede sentar y donde no.

Con respecto a las evaluaciones, Martínez también defiende la presencialidad. De hecho, durante el primer semestre, cuando no había clases presenciales, dieron la opción a todas las asignaturas de hacer las evaluaciones presenciales. La mayor parte fueron así, aunque hubo también exámenes virtuales. El vicedecano explica que para poder hacerlo tuvieron que habilitar muchas más aulas y profesores pero cree que es la forma más justa. Añade que, a pesar de la polémica global que se puso de manifiesto por un sector que pedía exámenes virtuales, también había que defendían que los exámenes tenían que ser presenciales porque "era más justo".

50 positivos pero de contagios externos

El gestor Covid de la Facultad de Biología de la UB ha recibido la comunicación de 50 positivos entre alumnos, profesores o personal del centro, aunque Martínez apunta que ningún contagio se ha producido en la facultad. "Estamos haciendo bien las cosas", asegura.

 

Foto principal: Los pasillos de la facultad de Biología de la UB / ACN